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―dios, doc ―jadeó jaemin una vez hubo recuperado el aliento. ―no hay mejor manera de empezar el día...

―toda la razón, querubín ―asintió conforme el aludido, intentando controlar su aceleradísima respiración.

se observaron a los ojos y sonrieron, percibiendo ese brillo post orgásmico que les iluminaba la mirada. el castaño había amanecido con un muy excitado y despierto mark a su lado, quien le estaba dando el mejor sexo oral de su vida. como todavía era temprano, pudieron permitirse un par de rondas antes de que jaemin tuviera que ir a prepararles el desayuno. adoraba pasar la noche con el mayor de los lee, implicaba sexo matutino asegurado.

―voy a darme una ducha rápida, no tengo mucho tiempo ―anunció el menor, situándose a horcajadas del rizado para picotear brevemente sus labios instantes antes de levantarse de la cama.

se aseó a la velocidad de la luz y se colocó su diminuto y provocativo uniforme, había comenzado a cogerle cariño al atuendo. se encontró con mark en el pasillo de la planta superior y juntos bajaron a la cocina, donde comenzaron a preparar el desayuno entre bromas, risas y cientos de besos húmedos y sensuales.

―¿pueden dejar de hacer eso? me produce arcadas ―la inconfundible voz de jeno hizo que separaran sus bocas y giraran sus cabezas en su dirección, encontrándolo parado tras ellos, con los brazos cruzados sobre su pecho y con el ceño fruncido.

―buenos días, gruñón ―jaemin se acercó a él de manera alegre y coqueta, balanceándose sobre las puntas de sus pies y estirándose para depositar un suave beso muy cerca de la comisura de sus labios.

el aludido se quedó de piedra ante el gesto, pues no era para nada habitual que el castaño lo saludara con tanta efusividad. mejor dicho, no era habitual que lo saludara. punto. intentó por todos los medios que no se notara su sorpresa, aunque por la mueca burlona de su hermano supo que había fracasado estrepitosamente.

a ninguno le dio tiempo de decir nada más cuando apareció un somnoliento donghyuck en la cocina, quien los saludó a todos alegremente como solía hacer cada mañana. tras depositar un profundo beso sobre los labios de jaemin, logrando que el mediano apartara la mirada con incomodidad, se sentó a desayunar junto con sus hermanos.

estuvieron charlando sobre banalidades durante todo el tiempo, aunque hubo un momento en el que el último en llegar se aclaró la garganta.

―ahora que los tengo a todos aquí quiero aprovechar para pedirles un favor ―anunció, captando la atención de los presentes. ―uno de los nuevos trabajos que tengo que hacer es un reportaje que sea original, que transmita un mensaje claro y contundente, que no deje indiferente a nadie y que sea digno de un fotógrafo profesional.

los tres restantes lo escuchaban detenidamente, sabiendo cuánto se implicaba el menor en sus trabajos y lo mucho que amaba su profesión. se notaba en el brillo de emoción en su mirada, en cómo sus comisuras se elevaban ligeramente en una sonrisa mal disimulada mientras hablaba y en cómo todo su cuerpo parecía temblar de anticipación.

―además, el mejor trabajo será publicado en una de las revistas de la universidad y el que lo haya hecho se convertirá en uno de los candidatos para entrar al programa de becarios dirigido por el mismísimo steve mccurry. ¡es una pasada! ―exclamó dando varias palmadas entusiastas. ―así que había pensado en que me echaran una mano modelando para mí.

―¿tienes alguna idea sobre lo que quieres hacer, donghyuck? ―inquirió curioso el mayor de todos.

―sí, la verdad es que sí ―asintió ampliando su mueca. ―quiero hacerlo sobre el concepto de masculinidad, para romper con todos los estereotipos que la rodean ―anunció, pillando por sorpresa a todos sus acompañantes. ―quiero que la gente se dé cuenta de que los criterios que se han establecido para definir el término "masculinidad" son erróneos. que no porque un hombre vista con falda y tacones, se pinte las uñas o sea sensible es menos hombre. que no porque lloremos, tengamos gestos más delicados, no tengamos una apariencia de "malotes" ―su mirada se dirigió a su hermano mediano, ejemplificando sus palabras y haciendo que pusiera sus ojos en blanco ―nos maquillemos o nos guste ponernos glitter corporal o brillitos nuestra masculinidad está defectuosa. y sobre todo que no porque nos guste alguien de nuestro mismo sexo dejaremos de ser hombres. aunque eso ya es material para otro reportaje.

they love meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora