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jaemin salió de la habitación de mark a la mañana siguiente con una sonrisa en el rostro y una ligera molestia en su zona trasera. se reacomodó los pantalones de chándal que llevaba puestos para que no se le ajustaran a su entrada y le incrementara el escozor en la zona y se dirigió hacia la cocina para comenzar a preparar el desayuno.

para su sorpresa, se encontró con donghyuck y jeno charlando ya en la estancia, esperando por él. se apresuró a besar sus mejillas rápidamente y a comenzar a cocinar con destreza, agradeciendo a su yo del día anterior por haber dejado ya preparada la macedonia. las rebanadas de pan se tostaron a la vez que los huevos revueltos se cocían en una sartén.

el castaño sirvió la comida una vez hecha y rodeó el torso del mediano de los lee con los brazos desde detrás de la silla donde estaba sentado, inclinándose hacia delante para dejar un suave beso en su cuello. sin embargo, el joven apartó sus manos con brusquedad y le fulminó con la mirada.

―ayer por la tarde te esperé para practicar los cócteles, pero parece que estás demasiado ocupado arropando pollas, ¿no? ―espetó con furia, su tono de voz duro y cargado de reproche.

el ojicastaño retrocedió varios pasos y frunció el ceño, comenzando a molestarse con la actitud posesiva y celosa del más alto. al principio soportaba su pésimo estado de ánimo, incluso le gustaba y le parecía morboso, pero estaba empezando a cansarse de sus constantes reclamos y su actitud de mierda.

―¿cuál es tu problema? ―replicó en el mismo tono, poniendo sus manos en sus caderas en una pose imperativa.

la mirada verdosa demostró que conocía perfectamente el motivo del enfado del menor, y que sabía que tenía razón. lo único que pudo hacer fue resoplar entre dientes y desviar los ojos hacia otro lado, incapaz de seguir observándole.

―mi problema es que sigues sin llevar el maldito uniforme ―escupió al final, siendo esa la única excusa que encontró.

jaemin puso lo ojos en blanco y se marchó a su habitación en grandes zancadas mientras no dejaba de maldecir internamente. no entendía por qué jeno seguía tratándole de esa manera, creía que una vez se hubieran acostado todo el mal rollo que había se esfumaría por completo, pero no era así. odiaba que lo celaran y eso era precisamente lo que estaba haciendo el ojimiel.

vistiéndose de mala manera con el puñetero uniforme de las narices, se dijo a sí mismo que no iba a permitir que nadie lo reclamara como un objeto, ni aunque fuera alguno de sus hermanos. él era libre de estar y acostarse con cuanta gente le diera la gana y no pensaba dejar que un alto, musculoso y espectacular dios griego se lo impidiera.

el castaño estaba extremadamente molesto con el mediano y, durante el camino de regreso a la cocina, elaboró rápidamente un plan para vengarse. iba a demostrarle que él no le pertenecía a nadie y que podía hacer lo que quisiera, con quien quisiera y cuando quisiera sin tener que pedirle permiso.

esbozó su sonrisa más coqueta justo antes de adentrarse en la estancia, balanceando exageradamente sus caderas incluso para él y sentándose a horcajadas en el regazo de donghyuck, ignorando por completo al otro lee. las manos ajenas aterrizaron inconscientemente en sus caderas y lo apretaron contra él.

jaemin lo besó sensual y húmedamente, asegurándose de arquearse visiblemente y gemir por lo bajo de manera "disimulada". el sonido de sus lenguas entrelazándose inundaba la estancia e incomodaba a su espectador, quien no podía hacer nada más que apartar la mirada y removerse inquieto en la silla.

―¿sabes, cariño? ―ronroneó alejándose lo justo y jugueteando con los rizos que salían por debajo de su gorra. ―el otro día quise mandarte un par de fotos "de las nuestras", pero me equivoqué de hermano ―confesó con una risita divertida, ignorando por completo el semblante arrugado del chico sobre el que estaba sentado.

they love meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora