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las cosas no podrían ir mejor para jaemin. llevaba ya una semana y media acostándose con dos de sus tres hermanos ―sí, jeno todavía se mostraba distante y borde con él, pero no iba a ser durante mucho tiempo― y no podía estar más feliz por ello. prácticamente no había noche que durmiera en su habitación, pues solía quedarse con mark o con donghyuck tras sus magníficas e intensas sesiones de sexo.

"satisfecho" era una palabra que no definía su estado correctamente. podría ser miles de veces mejor si el cabezón y gruñón de jeno se rindiera de una vez por todas a él, pero no podía quejarse con lo que tenía de momento.

―buenos días, querubín ―saludó el mayor de los hermanos cuando bajó esa mañana a desayunar y se encontró al castaño terminando de preparar la mesa.

―buenos días, doc ―fue hasta él y se colgó de su cuello para besar sus labios de manera lenta y sensual.

soltó una risita sobre su boca cuando sintió cómo lo acomodaba de lado sobre su regazo tras haber tomado asiento en una de las sillas alrededor de la mesa, pero no rompió el beso. gimió sin poder evitarlo cuando sintió las manos del mayor instalándose en su cadera y ubicándolo sobre su bien dotada entrepierna.

esa pasada noche había sido una de las pocas que no había podido pasar con ninguno de los dos y realmente necesitaba un poco de contacto con ellos, así que no lo pensó un segundo cuando comenzó a mecerse ligeramente sobre él. los dedos en su cuerpo se apretaron con deleite y mordisqueó el labio inferior ajeno, sabiendo cuánto le gustaba esa actitud al doctor.

no obstante, la voz de donghyuck anunciando su llegada a la cocina se hizo presente, obligándoles a separarse, aunque jaemin siguió en el regazo del mayor de los lee.

―bueno, menuda bienvenida ―comentó entre risas el fotógrafo, inclinándose hacia el castaño y frunciendo sus labios graciosamente. ―yo también quiero un beso de buenos días, jae.

―cómo quieras, ricitos ―sentenció el aludido, sonriendo con coquetería y saboreando su boca con las mismas ganas y deseo que acababa de demostrar con mark.

este contempló la escena en primer plano, comenzando a excitarse en serio al ver la lengua de su hermano abriéndose paso en la cavidad del menor en un gesto obsceno y húmedo, muy húmedo. una vez ambos estuvieron satisfechos ―o simplemente cuando se quedaron sin aire― se alejaron y donghyuck tomó asiento a un lado de la pareja, que seguía en la misma posición. juntos comenzaron a desayunar, compartiendo comida, los lee alimentando a jaemin y robándole cientos de besos entre los dos.

esa fue la imagen que se encontró jeno cuando bajó a la cocina. la sirviente en el regazo de mark, con uno de los brazos del mayor rodeando con firmeza su cintura y comiendo directamente de la boca de donghyuck antes de que se besaran de una manera que le resultó asquerosa.

―¿qué cojones estan haciendo? ―la pregunta salió escupida sin que pudiera siquiera frenarla.

los tres jóvenes se giraron enseguida, las sonrisas en sus rostros todavía presentes, aunque se fueron apagando al percibir el ceño fruncido y la expresión molesta y asqueada del recién llegado. incluso donghyuck, que era la persona más despreocupada y alegre que jaemin había conocido en su vida, se mostró ligeramente incómodo con la situación. no dispuesto a que la aparición del tercer hermano les estropeara la mañana, el castaño respondió:

―desayunando, ¿quieres? ―ofreció, y luego se colocó una fresa entre los dientes, tendiéndosela.

su gesto coqueto relajó el ambiente de nuevo, haciendo que los otros dos lee rieran por su atrevimiento y por la mueca de sorpresa que se instaló en las facciones del aludido. rápidamente se recuperó de la impresión y volvió su expresión ceñuda, endureciendo sus facciones y cruzándose de brazos.

they love meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora