002

1.2K 94 5
                                    

ese día tocaba colada de sábanas, por lo que fue habitación por habitación retirando la ropa de cama y colocando una nueva, poniéndolo todo en el enorme cesto que traía consigo para evitar hacer viajes innecesarios hacia la lavandería. aprovechó para adecentar un poco la habitación de donghyuck, que tenía ropa esparcida por todas partes y objetivos de cámara de diferentes tamaños tirados por ahí.

mientras la lavadora funcionaba, jaemin aprovechó para ir a comprar lo que le había pedido jeno y un par de cosas más que le faltaban en la despensa, usando la tarjeta de crédito que la señora sunyoung le había dado para este tipo de ocasiones. pagó un par de preciosas bragas con encaje que llamaron su atención con su propio dinero y las guardó en una bolsa aparte, no queriendo mezclarlas con la compra de la mansión.

estuvo toda la mañana entretenido tendiendo las sábanas y preparando la comida, sabiendo que, por la hora que era, no tardaría en comenzar a llegar la familia lee. comió rápido una porción que se había apartado para él mismo y se dirigió hacia el huerto. esa era sin duda una de las partes favoritas de la casa, aparte de la enorme biblioteca, claro. podía pasarse literalmente horas allí, perdido por completo en los cuidados de las hortalizas sembradas y algunas hierbas aromáticas.

―sabía que te encontraría aquí ―la voz a su espalda lo sobresaltó.

―hyuck, jesús, qué susto me has dado ―se quejó, llevándose una mano al pecho para tratar de calmar su acelerado corazón. ―¿acaso pretendes matarme, hum?

―ni loco, ¿qué haría yo sin ti, entonces? ―le respondió sonriendo de aquella manera que hacía que la respiración de jaemin se atascara en su garganta.

―¿qué querías proponerme, ricitos? ―preguntó limpiándose las manos sucias de tierra en sus pantalones y dirigiéndose hacia él, que seguía en la puerta del cercado del huerto.

el mayor se embelesó durante un instante en el balanceo sensual e inconsciente que las caderas de jaemin realizaban al caminar, aunque enseguida sacudió la cabeza para no centrarse en el aura de erotismo que rodeaba al menor.

―necesito un modelo para un reportaje que nos han encargado en clase ―se rascó la cabeza ligeramente nervioso, el ojicastaño podía jurar que un suave sonrojo se instaló en su hermoso rostro. ―y había pensado que fueras tú. ¿te apetece posar para mí y deslumbrar a todo el mundo con tu absoluta belleza?

―¿lo dices en serio? ―la mirada del castaño se iluminó con emoción, había anhelado este momento durante demasiado tiempo. ―¡me encantaría!

sin pensarlo mucho se abalanzó sobre él rodeando su cuello con sus delgados brazos y apretándose a su fornido pecho, ahogando un jadeo de placer cuando las manos grandes aterrizaron en sus caderas.

―deberías tomar una ducha primero ―propuso donghyuck arrugando la nariz para hacerle notar el aroma desagradable que desprendía al haber estado trabajando en el huerto.

―perdona, pero yo siempre huelo a rosas ―le espetó cual diva, pasando por su lado y encaminándose hacia el interior de la mansión con un contoneo exagerado incluso para él.

―creo que confundes las rosas con el fertilizante ―se burló cuando llegó a su lado, recibiendo un empujón juguetón a modo de respuesta.

mientras jaemin eliminaba la tierra de su cuerpo y se colocaba un atuendo más informal, no sabiendo muy bien qué vestir para la sesión, donghyuck fue preparando la cámara, los focos, los objetivos y el aderezo que iba a usar. no tenía una idea fija sobre lo que quería, simplemente iba a dejar que el castaño hiciera su magia. siempre había creído que era el tipo de modelo que no necesitaría demasiado para hacer de una instantánea una auténtica obra de arte.

they love meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora