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felicidad. ese era el sentimiento que inundaba el pequeño cuerpo de jaemin. absoluta y plena felicidad. mientras cortaba la fruta para hacer la macedonia, vigilando de que no se le quemaran las tostadas ni los huevos, no podía borrar la enorme sonrisa de su rostro. lo había conseguido. el paquete entero.

―alguien está de muy buen humor esta mañana ―la voz de mark le sobresaltó ligeramente, aunque enseguida se recompuso.

―buenos días, doc ―saludó inclinándose hacia él para besar sus labios con delicadeza.

―buenos días, querubín ―le respondió cuando se alejaron. ―¿te echo una mano?

―ok ―asintió sin poder dejar de sonreír como un bobo.

juntos siguieron haciendo el desayuno, pues la verdad era que el castaño se había quedado dormido ―demasiado cómodo entre los brazos de jeno tras su espectacular sesión de sexo como para oír el despertador― y llevaba algo de retraso con la preparación del desayuno.

tan solo le quedaba hacer los cafés, que siempre lo dejaba para lo último para que estuvieran calientes, cuando apareció el mediano de los lee en la cocina. vestía una de sus camisas semiabiertas que mostraba la mitad de su torso tatuado, unos pantalones ajustados negros y sus inseparables botas. sus rizos goteaban ligeramente debido a la ducha que acababa de darse y su expresión somnolienta daba pistas sobre lo poco que había dormido la noche anterior.

―tengo hambre, ¿cuánto le queda al desayuno, sirviente? ―se quejó sentándose en su silla habitual y frunciendo el ceño en dirección al aludido.

―buenos días a ti también, gruñón ―respondió en un tono juguetón el menor mientras se acercaba hasta él y entrelazaba sus bocas en un beso húmedo.

lo que pretendía ser un simple roce de labios acabó con jaemin acomodado de lado en el regazo del rizado, con sus manos jugueteando con su cabello mojado y las del mayor instaladas con firmeza en las caderas del castaño. sus lenguas se exploraban mutuamente como si hubieran pasado siglos desde la última vez que se encontraron, ignorando por completo la mirada divertida del mayor de los hermanos.

―bueno, bueno, alguien se lo pasó en grande anoche, a juzgar por los ruidos que se oían desde mi habitación ―donghyuck entró mostrando sus hoyuelos como siempre, lanzándoles una mirada cómplice al par, que dejó de intercambiar saliva al oírle llegar.

―tampoco fue para tanto ―respondió con desdén el ojimiel, aunque sus dedos apretaron la carne que había bajo ellos.

―ya, y por eso me he despertado con tu erección clavada en mi culo esta mañana ―replicó burlonamente la otra parte implicada, levantándose de sus muslos y terminando de servirles el café.

jeno no pudo hacer otra cosa que no fuera bufar, pues no tenía contestación alguna para ese comentario. aun así una de sus comisuras de la boca se elevó al recordar lo bien que se lo había pasado la noche anterior con el menor, gesto que no pasó desapercibido por ninguno de los presentes.

―¿ya vuelves a ir sin el uniforme? ―reprochó en su lugar, siendo lo único que se le había ocurrido para cambiar de tema.

―realmente es muy incómodo, pero si a ti te pone que lo lleve puedo hacer un esfuerzo... ―propuso con su típica voz sensual.

mark y donghyuck rieron ante la expresión que puso su hermano al escucharle, quien tosió varias veces incluso por haberse atragantado con el café. trató de recomponerse lo mejor que pudo, manteniendo una expresión seria e indiferente. nadie se tragó su papel.

―no me pone ―musitó entre dientes, apartando la mirada para no ruborizarse.

―seguro que no ―se siguió mofando jaemin.

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