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Las nubes grises, que forman parte del paisaje, acompañan el andar de Harry y Louis a través de las calles céntricas de Las Vegas.

Carteles con luces alumbran su paso, y llaman la atención de cualquiera que deambula por ahí.

Harry se encuentra anonadado, sorprendido. Nunca antes había ido a Las Vegas, así que, estar acá, para él es como un sueño.

Sus ojos revolotean por todo el espacio, no queriendo perderse ni el más mínimo detalle de la ciudad que brilla a su alrededor.

Louis lo sostiene de la mano, entrelazando sus dedos como si hubieran sido hechos a medida, creados para permanecer así el resto de la eternidad.

Se ha vuelto una rutina desde Minneapolis.

Antes, cuando recién empezaban a dejar de lado su odio, ni siquiera podían pensar en un futuro juntos, en todo esto que viven ahora.

A Harry le parece increíble, dado que ha estado ideando planes para escapar de las garras románticas de Louis desde que accedió quedarse con ellos.

El dedo pulgar de Louis cepilla suaves caricias sobre la piel de Harry, dibujando círculos con marcas de amor.

Se llena los pulmones de un aire que se siente quemar, arder, cuando desciende por sus vías respiratorias. No sabe si es porque el cigarrillo ha empezado a afectarle, o porque simplemente no quiere admitir que la idea de corromper a Harry le incendia el interior del cuerpo.

Lo observa unos segundos, perdiéndose en su cara de nene feliz cada vez que descubre un nuevo cartel con luces brillantes, enamorándose cada vez más cuando lo escucha reír o incluso cuando se tapa los ojos al ver un anuncio titilante de una mujer subida a un caño, con su cabello cayendo hacia atrás y sus largos tacones resaltando en color rojo.

Una sonrisa se le dibuja en el rostro, lo traiciona cuando los ojos de Harry brillan de felicidad absoluta al sentirse en un parque de diversiones.

El ajetreado clima de Las Vegas se asemeja a su corazón cuando la secuencia de pasos que forman parte de su plan para terminar con su propio calvario se reproducen en su mente como si fuera una película de fotografías futuristas, enseñándole lo que ocurrirá si simplemente se deja llevar.

Respirando profundamente, mete su mano dentro de su campera de cuero, y rebusca en los bolsillos su etiqueta de cigarrillos.

Cree que hoy es necesario romper su promesa. Necesita fervientemente hacerlo o cederá ante los límites de la cordura.

Su ceño se frunce cuando su piel no toca nada más que el forro de tela vacío.

Abre la boca para hablar y sacarse la duda de si Harry acaso sabe si alguien ha estado entrometiéndose en sus cosas, pero el viajero en el tiempo es más rápido y le sonríe de costado, tan malicioso como el propio Louis puede llegar a ser a veces.

—¿Buscás esto? —Harry inquiere. Entre los dedos de su mano hábil se encuentra una etiqueta de cigarrillos mentolados.

Louis suspira, y con una de sus manos se frota el rostro. De vez en cuando se olvida lo inteligente y mañoso que puede llegar a ser Harry.

Tensando los músculos de su mandíbula, lo observa a través de sus ojos entrecerrados.

—¿Me lo podés devolver?

Harry niega con la cabeza. En su rostro brilla una sonrisa, con dientes incluidos.

—¿Ah, no? —Louis pincha, manteniendo sus ojos entrecerrados.

Una sensación efervescente comienza a burbujear en su estómago. Es algo a lo que Louis no le gusta ponerle nombre, pero sabe exactamente de qué se trata.

Physical [L.S] ✔ #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora