Mi Ángel Caído (Malec)

Capitulo 18: El primer sacrifició

¡¡Hola!! Nuevo cap, y ya estamos cerca del final. Creo que esta historia se os ha hecho larga, pero bueno, tenía demasiados cabos que atar y no podía dejarlos sueltos. Siento si les ha parecido pesado -.-''

Aun así, espero que les guste, que voten y que comenten pliss. Los Amo *3* ^^

Sentía la espuma del mar colarse por los dedos de mis pies. Sentía como el sol me picaba en la nariz y en las mejillas. Un picor agradable. Cerré los ojos y alce mi rostro, para que el sol me diera en la cara. Estire los brazos y respire profundamente, llenando mis pulmones de la brisa marina.

 

El suave sonido de las olas, era relajante y pacifico. El aire meció mi pelo, provocando que me hiciera cosquillas en la nuca.

 

-Te vas a quemar la nariz.

 

Sonreí al escuchar su voz y al sentir sus brazos rodearme la cintura. Beso mi sien y apoyo la cabeza en mi hombro. Abrí los ojos y le mire.

 

-¿Me quieres?-Pregunte.

 

Alec sonrió.

 

-Mucho.-Dijo antes de besarme.

 

Mientras mis labios se movían a su compas, deslice una mano hasta que llego a los brazos que aprisionaban mi cintura. Nos separamos. Sentí como sonrió sobre mis labios, pero no querría abrir los ojos. Sus labios bajaron hasta que llegaron a mi cuello, y comenzó a besarlo con dulzura.

 

Gire y ladee la cabeza para darle más espacio y suspire mientras mis ojos volvían a centrarse en el mar.  Mire hacía abajo y vi como mis pies y los de Alec aparecían y desaparecían, bajo al espuma del mar. También vi las manos de Alec. Las venas negras, los feos moratones azulados, y las uñas que comenzaban a ser negras. Suspire, mientas él continuaba besando mi cuello. Alcance una mano y me la lleve a mis labios, besando los nudillos.

 

-¿Te duelen?-Pregunte.

 

-No tanto como parece.-Respondió dejando de besar mi cuello y apoyando la cabeza en mi hombro.-Merece la pena.

 

Le mire. Alec miraba el mar.

 

Un alarido me hizo abrir los ojos, y recordar donde estaba. Me enderece en la cama. Los demonios de primera fase ya habían entrado. Podía oír sus gruñidos, que procedían de sus rotas cuerdas vocales. Gruñidos y alaridos que traspasaban sus curvados y afilados dientes, deslizándose entre ellos y llegando a mis oídos.

Me levante y me gire, solo para poder ver como la sombra gigante de un demonio se arrastraba hacía mi celda. Podía ver incluso (gracias a su sombra) como la baba, caía por su boca, viscosa y maloliente.  Oí gritos pidiendo auxilio y vi como un humano, al cual le faltaba un ojo intentaba escapar arrastrando su pierna rota.

Gritaba  e intentaba escapar, pero un tentáculo lo atrapo, y fue arrastrado hasta que desapareció de mi campo de visión. Sus uñas dejaron surcos en el suelo mientras gritaba  de forma histérica.