El escape a casa de los Weasley

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Aún estábamos en el auto de los Weasley.

Fred y George iban adelante, ron, Harry y yo atrás. 

Con George  al volante temía por mi vida. En cualquier momento podía salir volando del auto y adiós Jazmine Potter. 

George miró por el retrovisor del auto. —Tranquila Potter, no pasará nada. Sabemos cómo manejar esto.— dijo al verme tensa. 

—Estoy segura que no saben cómo manejar esto.— dije mientras me sujetaba en una de las manijas que estaban dentro del auto. 

George puso una cara de ofendido y continuó con su mirada al frente. Poco después llegaríamos a casa de los Weasley. 

Al llegar lo primero que pude visualizar fue una casa con una estructura un poco rara. 

—Es bonita.— dijo Harry mientras bajaba del auto.

—Lo sabemos. -- contestaron Fred y George al mismo tiempo con una sonrisa de oreja a oreja. 

— Vamos Jazmine, baja.— dijo Fred mientras abría la puerta de mi lado del auto.

Baje del auto, aún era muy temprano así que no podíamos hacer tanto ruido. 

—¿Al menos sus padres saben que estamos aquí?— Pregunté algo inquieta. 

Hubo un silencio por parte de los tres pelirrojos lo cual me hizo preocuparme. 

—¡¿No saben que estamos aquí?!— dije en un chillido no tan escandaloso pero eso alarmó a uno de los gemelos, Fred para ser más específicos, que me tapo la boca por algunos minutos hasta que vio que me relaje. 

—No creo que les digan nada, mi madre los adora.— dijo el pelirrojo bajando su mano. 

—A nosotros no, pero a ustedes si pelirrojos tontos.— trate de darle un zape en la cabeza pero como es más, mucho más alto que yo no llegaba así que me tenía que conformar con un golpe en el pecho lo cual hizo reír al pelirrojo. 

Entramos a la madriguera con mucho cuidado para no ser descubiertos por los otros integrantes de la familia, lo cual no fue mucho de ayuda, apenas Fred dejó las llaves del auto en su lugar y George cerró la puerta, la señora Weasley apareció con una cara que demostraba una mezcla de emociones no muy positivas, estaba enojada y preocupada al mismo tiempo. 

—¡¿Dónde habían estado niños?!— dijo dirigiéndose a sus hijos. —Hola Harry y Jazmine. — dijo con una dulce sonrisa a lo cual nosotros sonreímos amablemente en forma de saludo, después se puso sería y miró a los ahora asustados pelirrojos. —Camas vacías, ni una nota, ni el auto. ¡Pudieron haber muerto, pudieron haberlos visto!— dijo antes de volver de mirarnos y sonreír con dulzura. —Pero no los culpo a ustedes chicos. 

<<La bipolaridad de la señora Weasley es muy grande.>> Pensé mientras miraba la escena de los chicos pelirrojos sin saber cómo contestar sobre el regaño de su madre. 

Sinceramente me pareció divertido verlos balbucear palabras sin sentido hasta que uno de ellos pudo formular una excusa tan buena a su parecer.

—Los mataban de hambre. — Dijo Ron a lo cual los gemelos asintieron leve afirmando lo que su hermano menor decía. —Tenían barrotes en su ventana. 

—Pues a ti también te pondré barrotes en tu ventana Ronald Weasley. — Dijo Molly, los gemelos y Ron tragaron en seco al ver lo sería y el tono enfadado con lo que dijo aquello. 

Molly nos miró y sonrió con su típica sonrisa amable que siempre estaba dibujada en su rostro. —Vengan chicos, vamos a comer. 

Tanto Harry como yo asentimos leve y seguimos a la señora Weasley mientras nos dirigía al comedor. 

Destino *Adrián Pucey* Donde viven las historias. Descúbrelo ahora