El diario

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Le di un golpe en la mano a Adrián con mi varita. —Te dije que no podías agarrar mis fresas. 

Adrián dió un leve quejido. —No hay necesidad de tanta agresividad ¿Lo sabías Jazmine? 

— Claro que la hay, te quieres comer mi almuerzo. 

—Tienes que comer más cosas. — dijo estirando su brazo al tazón de fresas cuando lo tomo lo jalo hacia él. —No puedes vivir de fresas. 

—Claro que puedo.— reproche tratando de quitarle las fresas. 

—No, no puedes Jazmine. — dijo alejando más el tazón. —Te las daré si comes cualquier cosa que hay en la mesa. 

Iba a tomar un muffin de chocolate que había en la mesa pero Adrián me detuvo. —Eso no cuenta. — bufé y me crucé de brazos. —Vamos Jazmine, no seas tan infantil y come algo que sí pueda considerarse almuerzo. 

Lo mire, su semblante estaba serio mientras me miraba. —Tienes que comer. — dijo mientras tomaba una de las fresas y se la metía en la boca. 

Fruncí el ceño al verlo comer fresas. —No las comas, no me dejarás nada. 

—No es mi culpa, yo ya terminé de comer y puedo comer las fresas, tu no así que si no quieres que me las acabe come.  

Giré los ojos mientras miraba lo que había en la mesa, me decidí por un plato de ensalada de pollo y un poco de jugo de uva. 

Di el primer bocado. —Sé que estás sonriendo así que borra la sonrisa Adrián. — dije sería. 

—Ay no te enojes muñeca. — dijo mientras me daba un beso en el cabello. —debes comer bien para el juego del fin de semana, los cazadores necesitamos fuerza para aventar la bulger. 

Lo ignoré mientras comía la ensalada, estaba rica. 

—Oye no me ignores.— dijo y yo seguía jugando a qué él no existía. —Potter. — llamo. 

No hubo respuesta de mi parte. 

—Me comeré todas tus fresas entonces. 

—Tú te comes mis fresas y no la cuentas. — dije sin voltearlo a ver. 

—Mañana por la tarde tenemos entrenamiento. — dijo mientras se volteaba para verme. —Pasaré a tu habitación a las cinco de la tarde. 

—A esa hora tengo clase. — dije 

—Snape ya pidió permiso para que los del equipo tengamos esa hora libre. — explico.

—Bien. — dije alejando el plato donde me había servido vacío. —Mis fresas.— dije estirando la mano para que me diera el tazón. 

El pelinegro me pasó el tazón con tan solo cuatro fresas, frunce el ceño al ver lo que me había dejado. 

—Solo con cuatro Adrián. — reproche mientras hacia un mohin con mis labios. —Cuando me quitaste el tazón habían más. 

—Higgs se las comió. — dijo señalando a su lado. 

Higgs miró a Adrián. —¡Oye! Yo no comí nada. 

—Claro que si, yo te vi agarrar fresas. 

—Que mentiroso.

—Ambos estuvieron comiéndose mis fresas. — dije levantando a la voz haciendo que ambos me miraran. 

Señale los labios de Adrián. —Tu tienes chocolate en los labios. — después señalé los dedos de terence. —Y tu tienes los dedos llenos de chocolate. — dije levantándome de la banca en la que estaba sentada. —Ya no quiero nada.

Destino *Adrián Pucey* Donde viven las historias. Descúbrelo ahora