6

29 4 0
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ambos atesoraron a la princesa, tan amada por sus padres y por quienes la conocían

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ambos atesoraron a la princesa, tan amada por sus padres y por quienes la conocían. Lo guio hasta sus aposentos para dormir de nuevo juntos, sentir su calor. Loki se quitó la gabardina y la dejó sobre la silla, ella se quitó las zapatillas y giró para que le quitara el vestido, así que la reina le quitó la camisa y el pantalón. Se recostaron uno al lado del otro, sus respiraciones se acompasaron y sonrieron hacia el otro. Loki besó su frente y comenzó a descender entre sus cejas, el puente, su nariz, bajó hasta su mentón y sonrió al saber que pasó algo por alto. Loki también rio y por fin la besó.

La jaló con pasión mientras devoraba sus labios, ella lo apretó contra sí, él tiró con fuerza para subirla sobre sí y ella se acomodó mientras ambos se movían a ritmo. Ella jadeó sobre sus labios y él le mordió el inferior, rieron entre besos, quitaron el cabello que estorbaba en el rostro y continuaron el beso. El dios del engaño comenzó a buscar en su espalda hasta dar con el bra y poder desabotonarlo. Ella lo quitó con agilidad y él la admiró un momento, le gustaba todo de ella: su cabello, su sonrisa, sus ojos, su cuerpo; ella en todo su esplendor.

—Pudiste hacerlo con magia.

—Sabes que no me gusta usarla en estos casos.

—Por eso odias que use mi telequinesis.

—Tus poderes son maravillosos, Malie...

—Hablas como si aún quisieras poseerlos.

—Con poseerte a ti.

—Estoy aquí y ahora, estoy contigo.

—No necesito nada más.

Loki volvió a besarla, esta vez con ternura y delicadeza. Era raro que el dios del engaño y la mutante fueran así de "frenados", pues les gustaba más la adrenalina. A la mañana siguiente, les sirvieron el desayuno en uno de los jardines acondicionado exclusivamente para la visitante inglesa. Lady Malie y Loki iban de la mano, veían a Velma correr por ahí con Shuri y, de forma sorprendente, con las Dora. Seguro la entrenaban, de cierta manera al saber que sus poderes despertarían en cualquier momento. La madre tuvo su primer destello en sus primeros años de edad, pero despertaron luego de la primera década, se afianzaron su telequinesis y visión nocturna; aunque claro, atrofiados por el suero.

—¿Qué piensas?

—Que tenga el mismo temor que tú.

—Sus poderes se verán potenciados por tu magia.

—Y amenazados por el suero.

—Velma no es yo, ni Arthur, ni Valdemar, ni Isaiah... es una semi diosa, semi gigante de hielo, portadora de magia, una mutante que puede desarrollar los mismos poderes que su madre o abuelos antes que ella, así como nacer nuevos que yo no conozca.

—Claro que será grande, mucho más que nosotros dos...

—No dudes entonces de tu hija, ella es...

—¡Mamá!

Los pelinegros detuvieron su conversación, dejaron de verse, tenían los ojos saltados. No hubo balbuceos antes de ello, no fue una mínima pronunciación, sino un grito en todo su esplendor, algo quería comunicarles y demandó atención a la fuerza. Malenalie se levantó incrédula de su asiento, mientras Loki lo hizo a prisa, corrió hasta su hija y la elevó en el aire mientras festejaba su primer gran logro, ambos reyes estaban tan emocionados por su pequeña princesa. Shuri rio y aplaudió mientras las Dora reverenciaron, Okoye sonrió a la madre antes de marchar a comunicarlo al Rey.

—Me gustaría que capturaras este momento, para que se lo lleve Loki.

—Será un placer, mi Lady.

Dicho y hecho, Shuri logró una figura de hielo platinado, una figura 3D y de movimiento del padre levantando a su hija y a la madre sonriente a su lado, incluso los rostros eran detallados. Loki agradeció orgulloso, besó a su hija y a su esposa una última vez antes de marchar de nuevo a Asgard y continuar con su engaño para seguir siendo el rey que tanto deseó. Velma subió a los brazos de su madre, recostó su cabecita en el hombro de la pelinegra y suspiró al sentirse vacía de nuevo. Ya extrañaba a su padre, Malie tuvo que caminar mucho tiempo antes de lograr que la pequeña se durmiera.

—Permíteme.

—No es necesario, majestad.

—Lleva toda la tarde con su hija en brazos, necesita descansar.

—Me dirigía a sus aposentos.

—Pediré que le preparen su alcoba.

—De hecho, T'Challa, no lo vi en toda la semana.

—Quería darle privacidad con su familia.

—Al rey le hubiera gustado que nos acompañara, en verdad estaba agradecido de tenerlos en tan alta estima.

—Sabe que para mí no es problema y el pueblo la ama.

—Sé qué significa el deber hacia los súbditos— iba tomando el brazo del rey mientras este acomoda a la rubia para no despertarla—. Sé que no tengo ningún deber aquí, pero me gusta caminar por las calles, comprar, platicar con la gente y escucharlos.

—¿Podría acompañarla en su próximo paseo?

—Será un placer— acarició con sus dedos el brazo del Rey y ambos se sonrieron.

Larga vida al reyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora