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Sharon y Flynn no se quedaron, volvieron a su vida en Italia, la nación de Marcinni, lejos de los bullicios, de las habladurías y los rumores

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Sharon y Flynn no se quedaron, volvieron a su vida en Italia, la nación de Marcinni, lejos de los bullicios, de las habladurías y los rumores. Lady Malie intentó persuadir a su prima de quedarse, ya que ella era lo único que le quedaba. Al no lograr su cometido, la reina volvió a encerrarse en sus aposentos durante muchos días y noches a rezarle a los dioses, la mutante decía que nadie le contestaba, que le habían dado la espalda. Alimentaba a Imanu y leía a Velma mientras les enseñaba inglés, italiano, los idiomas de Wakanda, incluso la hechicería de Frigga.

T'Challa estaba aprendiendo a sobrellevar que Malenalie llorara entre sueños, llamara a sus padres y a Loki pensando que la habían abandonado, dejado atrás en el camino. En más de una ocasión, la escucharon demasiado que había perdido el Valhalla al ya no estar con su primer esposo, al haber renunciado a Asgard para permanecer en Midgard por la salud precaria de su hija. Si Velma no hubiese nacido semi inmortal, quizá habría renunciado a su vida al lado de los Vengadores y todos aquellos que conocía. Luego venían las dudas: ¿sería feliz?

Y un día se anunció en el ala médica pidiendo que le ayudaran a dormir sin pesadillas, sin pensar, pero, sobre todo, sin sentir más nada. Aquello preocupó en demasía a Ramonda, Shuri y, por supuesto, a T'Challa, mas ninguno sabía cómo abordar el tema con ella. La pelinegra se levantó temprano, fue a asearse y recibió los cuidados propios de una reina, sus doncellas la acompañaron hasta el comedor donde estaban su esposo y sus dos hijos.

—Buenos días.

—Bienvenida— se puso de pie y corrió la silla para ella.

—El placer es todo mío— le besó la comisura.

—¿Dormiste?

—Sí.

—¿Descansaste?

—Cariño, tú estabas ahí— sonrió.

—Come, hablaremos cuando los niños vayan a sus lecciones matutinas.

—¿Está todo en orden?

—Disfruta el café.

Imanu se bajó de su silla para sentarse en las piernas de su madre, quien lo mimaba y daba de comer, la pelinegra sonreía a ambos mientras platicaba con su esposo de detalles la gobernanza, la relación con el exterior y las investigaciones en todas las culturas respecto a los poderes y dones tanto de la reina como de la princesa, ya que su sangre estaba mezclada con la de un dios de cinco mil años. Madinaveitia fue a buscar el postre, dio tiempo a sus hijos de comer y disfrutarlo, la rubia sugirió un paseo por las calles de Wakanda.

Malenalie cargaba al pequeño Imanu mientras T'Challa llevaba de la mano a Velma. La gente se acercaba a saludar a sus monarcas a sonreír a los niños. La rubia se sentía orgullosa de su nueva vida, de ser una princesa y que todo mundo volteara a verla, las Dora decían que pronto podría ser una de ellas al mostrar una gran destreza en combate, ya que parecía danzar con la lanza. Los reyes la escuchaban gustosos, orgullosos de su niña. Cerca de medio día, Ramonda fue por su nieto y la niña fue a sus lecciones privadas.

—¿De qué querías hablar?

—¿Eres feliz?

—No.

—Eso fue rápido.

—Soy feliz contigo, con mi nueva vida, sin importar mi estatus. Amo a mis hijos, te amo a ti. Pero no quita el vacío que siento, al despertar y no sentir alivio por volver a despertar, al dormir y sentir mi cuerpo relajarse; cuando como no me sacio, cando ayuno, no echo en falta la comida. Y, sin embargo, estoy aquí, sabiendo que un día te puedes hartar de mí, podrías despojarme de mi vida y de mis hijos sin siquiera quejarme, porque eres el rey, eres la máxima autoridad en el mundo... T'Challa, no sé qué deseas de mí... Estoy embarazada.

—Hace meses no...

—Debiste haberlo deducido de Imanu, soy una mutante, a mí no se me notan los embarazos.

—No justifica el descuido al que te has sometido.

—Ya sufría de depresión, lo único que temo quedar yerma si no me cuido en mi futura depresión posparto...

—Ni lo menciones, eso no pasará.

—¿Te arrepientes?

—En lo más mínimo— la atrajo hacia sí y la besó con inmensa pasión, ella se apresuró a corresponder, haciéndola sentir gustosa con ese tacto. Malie rodeó su cuello, T'Challa rodeó su cintura y la elevó del suelo—. Esa es una buena noticia que hay que celebrar.

—¿No puedes esperar?

—No lo creo— comenzaba a bajar por su cuello y ella jadeaba.

—Prometo que esto no será permanente.

—Y yo prometo sostener tu mano el tiempo que sea necesario— besó su frente.

Larga vida al reyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora