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Cuando no estaba en audiencias, revisando correos, respondiendo telegramas, llamadas, asistiendo a conferencias virtuales, comía nieve, botes y botes de nieve en completa soledad. Recibió a Flynn y su sobrina recién nacida, también Sharon fue víctima del chasquido, llamó a su tío, el padre de la rubia, en espera de consuelo y para él escucharla, eso fue, un alivio saber que no todo estaba perdido, pues estaba en etapa terminal y no quería morir solo. Dejó a M'Baku a cargo, subió a las Dora a una nave y fueron por él, no estaba sólo. Al abrir la compuerta, su tío dijo que se veía imponente bajando acompañada de toda esa comitiva, le dio la mano y lo escoltó hasta Wakanda, donde, luego de un año y habiendo conocido a su nieta, dejó Midgard sosteniendo la mano de su sobrina.

—¿Estoy destinada a perderlos a todos?

—Los vas a recuperar.

—No lo creo posible.

—Yo también espero ver a Sharon una vez más.

—Es una niña muy hermosa.

—Se parece a su madre.

—Tú también eres muy guapo.

—Y tú no te ves nada mal— ambos se vieron y él le besó la comisura de los labios, ella le siguió un momento antes de derramar lágrimas.

—No podemos.

—Nadie se enterará.

—Sería traicionar su memoria.

—Sólo necesito liberar tensión, te prometo que no volveremos a vernos ni hablarnos.

—Yo no quiero que se vayan, son la única familia que me queda.

No le habían comentado de Tony tres semanas vagando por el espacio, Pepper se negó a darle más penurias de las que ya tenía. Sus ojeras se pronunciaban poco a poco, no veía probable una sanación, ni siquiera ese par de semanas visitando el lecho de su cuñado la hicieron sentir algún tipo de gozo o éxtasis, y él estaba igual. Salió de palacio a ver su gente, darles todo el apoyo que pudiera, a veces visitaba la cocina sin ninguna oportunidad para cocinar. Sus hijos comían nieve con ella, escuchaban historias de esa tierra y de fuera, les prometía que serían una familia de nuevo, Imanu a veces lo creía, Jabari y Kamari no entendían aún mucho de la situación, sólo sabían que las cosas estaban mal. Ahora las promesas se las llevaba el viento, porque no quedaba nadie que pudiera cumplirlas. Se lamentaba no haber volado para estar al lado de su pequeña, de no hacer algo más para protegerla. Con T'Challa era distinto, porque se amaban, se amaron hasta el último momento, se buscaron en el campo de batalla y el único momento que no se vieron, fue precisamente ese. A su mente vino Loki, era distinto, se amaban, pruena de ello era Velma, el dios estaba dispuesto a dejar el trono y su vida por crear una nueva al lado de ella, ¿o no? Veía el relicario cada que pensaba en el dios del engaño y las travesuras. Era como su anillo de compromiso, un compromiso que intentaron respetar por el bien de su hija, salvo que no volvió ni dio mayor explicación. Solo se marchó. Por consiguiente, su relicario ya sólo significaría el recuerdo de su padrino y el de sus padres.

La pelinegra recibió la visita de Nat y Steve, invitándola a volver a la base por un hallazgo que requería su supervisión, poco se comentaba pero ella y Tony eran los líderes originales, aunque las decisiones las tomaran los recién llegados. Pepper objetó en vano, tanto el dios como Madinaveitia partieron a la mayor brevedad. Ella se quedó a preparar la comida. Los llevaron hasta la base en el jet. La pelinegra iba en ropa deportiva negra, al verla entrar, el resto del equipo creyó que activaría su traje de batalla, mas no fue así, avanzó a paso lento.

—¿Qué hay?

—Rastreamos a Fury hasta su última ubicación, solo encontramos el auto y esto, nada importante fuera de ello.

—¿Y Hill no iba con él?

—Parece que tampoco yacía en la zona.

—Informe de la situación.

—Tenemos el conteo de desaparecidos a nivel global.

—No creo que sea suficiente, no podemos ayudarlos a todos.

—Esto es una pesadilla— dijo Steve.

—He tenido mejores pesadillas— dijo Nat.

—Oigan— llamó Rhodes—. Esa cosa ya terminó de hacer lo que fuera que estuviera haciendo.

—¿Qué pasó?— inquirió Romanoff.

—La señal que estaba enviado al fin se apagó— dijo Banner.

—¿No modificamos la batería?— preguntó Rogers.

—Así es, cada día está conectado, no hay nada— dijo Rhodes.

—No mandó una señal a la nada, debe haber algo más— espetó Malie con frustración.

—Envía la señal otra vez— dijo Steve.

—No sabemos ni siquiera qué es— dijo Banner.

—Es importante— dijo Malie.

—Fury sí— dijo Nat—. Por favor hazlo. Avísame cuando encuentres una señal, quiero saber quién está del otro lado.

—¿Dónde está Fury?— inquirió una rubia de cara dura con traje azul, dorado y rojo, tomó por sorpresa al equipo.

—¿Quién eres y quién te dejó entrar?

—No han contestado mi pregunta.

—¿De dónde conoces a Fury?

—Malie, yo me encargo— dijo Steve al tomarla del hombro.

—No, gracias, estoy bien— dijo quitándolo.

—Mi nombre es Carol Danvers, le di ese comunicador a Fury en el 95 para que me llamara si necesitaba ayuda con una amenaza mayor.

—¿Por qué no llegaste antes?

—Estaba en el espacio...

—No, me refiero a por qué no te llamó antes: ya hubo dos invasiones alienígenas, el parásito creció en la agencia de inteligencia más importante del mundo; no sé, hay mucho qué pensar.

—No fue mi culpa.

—Te pudo reclutar antes. Lo siento, niña, no sabemos dónde está, se esfumó, literalmente.

—El chasquido se lo llevó.

—¡Malie!— gritaba Pepper conforme corría en su dirección.

—¿Qué tienes? ¿Qué haces aquí?— bajó la guardia y sostuvo a su cuñada.

—Me mandó un mensaje.

—Ya que vienes del espacio— giró Malie a la recién llegada—. Sirve de algo y busca a mi hermano, este es el mensaje para que rastrees las coordenadas.

Larga vida al reyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora