Intenté Decírselo.🃏

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-Perdona, ¿Me repites lo que dijiste?- La ahora pelirroja lo miraba con una expresión entre confundida y decepcionada.

-...Le dije que me gustaba Hunter- Admitió una vez más, poniendo sus manos sobre su cara, estaba tan avergonzado por toda la situación que se replanteaba el seguir viviendo.

-Aiden- Le llamó -Se suponía que debías ser sincero con él y declararte- Habían practicado por semanas para que el de cabellos teñidos pudiera confesar su amor por el chico popular, pero justo cuando estaba por hacerlo se acobardó y mintió sobre su "crush".

-¡Lo intenté!, intenté decírselo, pero no pudeeeee- Se dejó caer en el respaldo de la silla, deslizándose así hasta el piso y dejando que el peso de su vergüenza le tomara por completo

Ambos se encontraban en la "casa" de Lake, y es que ella era una estudiante de intercambio, enviada desde Alemania por petición de sus padres. El cuarto era pequeño pero acogedor, con un escritorio, una computadora vieja pero funcional y una cama individual cubierta por una extraña cobija con un tigre en ella.

Ahora vivía en el hogar de una de sus compañeras, Rosa María, una chica amable y divertida, pero muy poco discreta a la hora de espiar conversaciones ajenas.

Ambos adolecentes lograron escuchar un ruido tras la puerta y al abrir se encontraron con la de pelo púrpura.

-¡Ups! Lo siento, creí que este era el baño- Se excusó pobremente.

-... Rosa, esta es tu casa, sabes dónde está el baño- La de corte chillón la veía con una expresión de enfado y extrañeza combinadas.

-Ah, sí cierto- Se vió atrapada, no había mucho que pudiera hacer para no quedar como una chismosa frente a sus invitados -Lo siento- Sonrió para amenizar el ambiente.

El de estatura baja se llenó de pena una vez se sintió expuesto, el rojo de su ropa parecía esparcirse hasta su rostro y en un intento torpe de ocultarlo bajó la mirada hasta el piso de madera, como si eso lo hiciera menos obvio.

-Rosa, no está bien escuchar una charla sin permiso- Regañó la de orbes grises, pero con gentileza, la latina era su amiga y tenía un pase por eso.

-Sí, perdón Aiden- Asomó la cabeza por sobre el hombro de la europea y pudo dislumbrar al de hebras bicolor muy avergonzado en una esquina- Pero, si me permites, yo podría ayudar- Se ofreció en compensación por ser tan metida, y también para poder involucrarse y saber el chisme de primera mano.

-Mmm, no lo sé. Aiden tú qué opin- Fue interrumpida.

-Literalmente no tengo esperanzas y tomaré cualquier ayuda- Aún ocultando su faz aceptó el ofrecimiento de la morena, ya había echado las cosas a perder así que no se podía empeorar...¿Verdad?

-¡Síiiiiii!, Ok, comencemos por el comienzo, te gusta James, ¿No?- La de mechones morados entró de prisa al cuarto y se sentó frente al e-boy para poder chácharear a gusto. Lake negó con una sonrisa en sus labios y se acercó a ellos tras cerrar la puerta, sentándose sobre la cama.

-Mhm- Afirmó mientras asentía con la cabeza, ahora dos personas sabían su secretito, tres si contaba a su osito de peluche.

-Bueno, eso es grandioso porque también le gustas- Reveló sin pena cual bagatela.

-¿!Pe-perdón!?- Si antes sus mejillas estaban rojas ahora parecían en llamas,¿Cómo sabía eso?, ¿James había mencionado algo?, ¿Podría ser cierto?

-¿Encerio?, ¿Él te lo dijo?- La de suéter verdoso se sorprendió al escuchar tal cosa, es decir, ella también sospechaba que el moreno correspondía el cariño de su amigo, pero de intuir a estar segura hay una gran diferencia.

JAIDEN ONE-SHOTS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora