JAIDEN ONE-SHOTS.

Eres Tolerable. 🧿

Idea de todas las personitas ahí arriba, adelanté este one-shot porque quería ser un buen chico.

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Entre las regiones más boscosas de Canadá se esconden seres que habitan en las sombras, criaturas tanto mortíferas cómo sublimes, y no es para menos, depues de todo, los inmortales y licántropos son los dueños de esos paramos.

Envueltos en una guerra de siglos, ambas razas peleaban por el territorio, llevando a riñas, altercados y enormes masacres que destruían el espíritu de la arboleda que les daba vida y cobijo.

¿Cómo comenzó esta rivalidad? Te preguntarás, pues todo fue a causa de un altercado llevado a cabo tras el compromiso de un lobezno y una vampiresa. Leyendas clamaban sobre una traición el día de la boda, sangre de licántropos e inmortales bañaron el valle cuál lienzo cubierto en vivaz acrílico.

Nunca se hallaron los cuerpos o si quiera un rastro de aquellos que protagonizaron la catástrofe, habían desaparecido, dejando atrás una estela de occisos con balas de plata y estacas atravesando sus corazones.

Cada reino creó una especulación en torno a lo sucedido, pues ningún testigo del hecho pudo sobrevivir.

Los lobos culpaban a la joven vampira de jugar con la mente del pobre críptido canino, llevándole a la locura y consumiendo su vitalidad, tal y como una sanguijuela lo haría.

Por su parte, los vampiros conjeturaban procelosos que la bestia salvaje había amenazado y raptado a la dulce inmortal para devorarla y así arrebatar de la forma más cruel su no vida.

Pero ambas versiones estaban erradas.

Lo que aconteció en la pradera esa noche, fue la pelea de dos amantes por lograr establecer su cariño a pesar del odio que este despertaba en los ojos más prejuiciosos de su gente.

Por lo que un ser corrupto y lleno de avaricia, un demonio que quería robar la vitalidad de esta tierra aprovechó la maldad en los corazones de esos que apuntaban a la pareja y le llamaban "abominación", la energía de su odio le alimentó, pero quería más, así que actuó para que ese desprecio los llevara a cometer lo innombrable.

Fue así que lanzó una maldición sobre los habitantes de la arboleda, cubrió sus ojos de arena negra y les obligó a ver un mundo distorsionado, la ilusión de rabia, desprecio y una ira que nunca existió. Una mácula que acabaría con la armonía que le daba serenidad al soto Tipiskaw.

Aunque no sólo les hacía creer que los otros les amedrentaban, también deformó su visión, llevándoles a ver a su raza opuesta como una estirpe bastarda de apariencia repugnante.

Los de pieles pálidas percibían a los licántropos cómo bestias de pelo enmarañado, hocicos putrefactos y ojos amarillentos, con la corpulencia de seres impíos cual blasfemia, la viva imagen de la rabia.

Mientras que para los lobos, aquellos temerosos del sol tenían la apariencia de un cadáver, esqueléticos y de tez blanquecina por decir lo menos, narices huecas y con ojos vacíos, como muertos incapaces de descansar.

Aquel que provocó el mal deseaba con violencia poseer toda la vida del bosque, arrancar su bondad y convertirla en su propia fuerza, pero para esto debía romper la belleza de la floresta, destruirla desde lo más profundo y al debilitarla, tomar toda la magia que nacía de cada raíz, flor, río y guijarro.

Pero tal abyección robó la atención de la ingrávida dama Dawn, una sibila y ancestral bruja que pudo sentir el llanto de los árboles y los gritos de la tierra rogando por alguien que parara su malestar, así que hizo lo único que podía, bañó de rojo los paramos que buscaban su ayuda bajo la luz de una luna escarlata, todos los años, durante todo el mes de octubre, una esfera carmesí iluminaría las miradas de los críptidos, mostrándoles el camino, mostrándoles la verdad.