Detective Au.
La noche pintaba de negro el gran área que se conocía como Tipiskaw City, una de las urbes más turísticas y llamativas de Canadá, pero gracias al gran número de habitantes, esta también estaba poblada por criminales que no dejaban pasar la oportunidad para hacer de las suyas bajo la impunidad del manto nocturno.
Eran épocas de Halloween, por lo que los maleantes tenían más facilidad a la hora de librarse de un arresto, después de todo, no se podía sospechar de nadie disfrazado ya que muchas personas lo estaban.
Aquí es donde entra el detective más joven del precinto 99, su nombre "Aiden" se hallaba inscrito en su identificación dentro de su cartera, donde también guardaba su placa.
La noche de brujas solía ser su festividad favorita hasta que se unió al cuerpo policial, de ahí en adelante su aprecio por la celebración fue decayendo hasta convertirse en odio y molestia.
¿Porqué la gente actuaba como si por una noche la ciudad se convirtiera en Las Vegas?, ¿Es que acaso la palabra "decencia" se borraba de la faz de la tierra durante esas doce horas? Para este punto lo había visto todo, desde las infracciones más ridículas cómo el que un tipo disfrazado de Mario tratara de entrar en el sistema de drenaje de la ciudad con la excusa de rescatar a la princesa, hasta los más tétricos crímenes, como el año en que una psicópata trató de replicar el juego del miedo en la vida real, llevando a muchas muertes y heridos.
Desde su escritorio podía ver las celdas de contención repletas de, pervertidos, idiotas, borrachos e imbéciles que creían poder burlar la ley sólo porque "¡¡¡Es Halloween, viejo, relájate!!!". Mientras más llegaban, más pesada se volvía su carga de papeleo, pero era eso o salir a las calles para lidiar con los disturbios de primera mano, por lo que prefería pasar la noche más ajetreada del año en frente de su computadora rellenando formularios y fichas de retención, era más pacífico y si algún preso se pasaba de listo siempre podía darle una buena descarga con su taser personal.
Uno imaginaría que no habría nada más molesto para el de mirada aqua, pero no, había algo, o más bien alguien, que le sacaba de sus casillas con más facilidad que cualquier malandro en cosplay.
–¡Aiden, la capitana Kristal quiere verte en su oficina!– Llamó el recepcionista desde su escritorio.
–Ya voy, gracias Oliver– Aceptó levantándose no sin antes asegurarse de respaldar sus archivos.
Se abrió paso entre las numerosas detenciones que se llevaban a cabo para poder llegar donde su jefa.
–¿Necesita algo?– Preguntó una vez cerró la puerta tras de sí, en un intento inútil por bloquear el ruido de la conmoción de afuera.
–Sí. Escucha, se que no te gusta patrullar ni hacer trabajo de campo durante esta noche, pero en estos momentos creo que puedes notar que la ciudad está un poco fuera de control– Comenzó a explicar la capitana McLean.
–No, por favor–.
–Tenemos diversos llamados y quejas de ruido, denuncias de robo y felonía además de que estos últimos meses la distribución de droga por la ciudad se nos ha salido de las manos– Continuó, tratando de convencer al de cabellos teñidos al apelar a su sentido de la justicia.
–¿Quién hará el papeleo?– Expuso como excusa para librarse de la orden que aún no se le daba.
–Karol y Miriam se las apañarán bien solas, pero a ti te necesito en la calle Wawanakwa, más específicamente en el club "All-Stars", el lugar apesta pero siempre tiene buenos números por lo que se cree que hay toda una operación de lavado de dinero ahí, pero primero necesitamos pruebas, tendrás que ir– Sentenció, muchos de sus detectives y uniformados estaban en turno o en algún otro caso por lo que requería del más bajo.
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JAIDEN ONE-SHOTS.
Literatura FemininaA medida que el show avanza hay muchos momentos tanto divertidos como bochornosos que viven nuestros campistas y no aparecen en el corte final de los episodios, más específicamente entre un Tiktoker obsesionado con su popularidad y un E-Boy fan del...