La Cazadora

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Las hojas se movían en el viento, la respiración tranquila de Alysanne apenas podía escucharse, pero ella podía escuchar el corazón de Lucerys junto a ella, mirando ambos atento al venado de cuernos grandes que necesitaban. Alysanne no disparó su flecha ya que el venado corrió alejándose.

-Mierda... Tenemos que seguirlo. - dijo ella.

-Si... - Luke se levantó del piso, estaban en una cacería, a finales de las Tierras de la Tormenta, en un bosque húmedo dónde los venados abundaban.

Tenían que cazar al venado con los cuernos más grandes y hermosos, así ganarían 1000 monedas de oro, que planeaba utilizar para comprar alimentos para pueblos cerca de King's Landing. Luke la acompañaba como su asistente y copero, Ser Theo y Ser Flavius andaban a pocos metros, cubriendo el perímetro. No era experta cazando animales, no pensó que fuera tan difícil. Era más facil seguir a un violador o a un ladrón y matarlos que cazar un veneno de buen tamaño.

-Igual mejoraste mucho tu puntería. - dijo Luke - Se nota que has practicado.

-Si... He practicado. - dijo ella mirando hacia el bosque, sin los Hijos de la Noche no hubiera practicado igual. Caminaron juntos en dirección al sur, dónde se ocultaba el venado que ellos buscaban.

-Tu papá te extraña. - dice Lucerys de pronto, tomándola por sorpresa, la desconcentra un poco.

-También lo extraño...

-Rhaena también te extrañe, y los bebés, Jace cada rato pregunta...

-Si, me llegó una carta tan dulce que me dolió el estómago.

Jacaerys Valaryon era un joven tierno, le envió una carta alabando su belleza y diciendo que extrañaba su compañía en el castillo.

Lo que provoco en un hombre es tan irritante. Pensó ella. Pero sabía una cosa, los hombres no la amaban, los hombres querían estar en su cama, nada más. Por más tierno que fuera Jace, o Aemond, o Otto, todos querían la misma cosa, su belleza.

- Haces falta en casa. - dijo Luke y volvió a ponerle atención- ¿Por qué tienes tanto empeño en estar lejos de Rocadragón? - preguntó Lucerys, la azabache se coje de hombros.

-No lo sé... Me cuesta llamar a un lugar casa... Siempre he estado de un lado para otro.

-Viviste años con nosotros. - le recordó Lucerys.

-En ese momento estaba triste, mal, quería una pausa... Creeme, mi primer año en Rocadragón fue de los años más bonitos que pasé. - la chica sonrió. - Una cama caliente, comida tres veces al día, agua limpia, ropa, una buena espada. - Luke sintió el corazón pequeño al escucharla, ella no le había hablado mucho de su pasado, si le contaba historias de Bravos, cuentos sobre brujas, mercenario, el mar, pero no hablaba en específico mucho de su vida. La princesa miró a Luke, puso su brazo en sus hombros mientras caminaban. - Valora lo que tienes, Luke, hay muchos niños en el mundo que no lo tienen, empezando por el amor de tu madre.

-Se que ahora estás mejor... Pero extraño a Alysanne Waters. - Ella volteó a verlo. - Extraño verte esperándome en la puerta, extraño despertarme en la madrugada y saber que estabas ahí, de pie, como un soldado, extraño entrenar juntos, comer contigo, prácticar alto Valyrio, mostrarte a Arrax volar... Desde que te volviste Alysanne Targaryen, si bien me llena de orgullo, se que has cambiado, haz crecido... Ahora todos te llaman Princesa, pero ... Te extraño, y extraño como éramos antes.

-Ay, Luke. - Lo abraza. - También lo extrañó... - suspiró. - Mi buena voluntad me ha llevado por un camino separado... Pero siempre seremos los mismos. - tomó sus mejillas. - Aunque venimos ambos de diferente madre, de diferente padre, por las venas de ambos corre la misma sangre... Eres mi hermano. - besa su frente, el la abrazó aferrándose a su hermana mayor.

La Princesa del Pueblo | Aemond Targaryen | EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora