Un Dragón No Es Un Esclavo

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La Dragona del mechón plateado portaba una cadena en su cuello, mientras estaba sentada en el tejado mirando la oscuridad de aquella intensa noche, en guardia... Sintiendo la peor de las miserias.

Alysanne trabajaba en el castillo de la familia Gohor, era una sirvienta, limpiaba los baños, aseaba habitaciones, limpiaba las armaduras de los Inmaculados y cuidaba a los hijos de las amantes de Gohor.

A pesar de ser una sirvienta, acostumbraba ir algunas noches al área de entrenamiento de los Inmaculados, tomar espadas y entrenar, como la guerrera que soñaba ser. En sus años como sirvienta había detenido a varios ladrones y era compensada con comida decente.

Una noche limpiaba la habitación de Lord Gohor mientras este leía, el hombre dejó su lectura para fijarse en su cuerpo, en sus facciones finas y en la abundante melena que ahora poseia.

La belleza de una Targaryen resplandecía en ella, incluso era superior al ser una extraña combinación desde el cabello hasta los ojos.

-Alysanne. - la llamó el hombre de unos 40 años, pelo negro y piel morena, el cual vestía con exageradas vestimentas de colores fríos y usaba demasiados anillos. - Quítate la ropa. - la cara de la niña se torno roja y nerviosa.

-No le gustará a mi Lady...

-No te estoy preguntando que le gustaría a la Lady, eres mía, ¿Lo olvidas?, sácate el vestido.

A la tierna edad de 10 años una llama vengativa nació dentro de la princesa, una ira, una impotencia... Y se odiaba así misma, porque sabía que podría voltearse y golpearlo... Era un pequeño dragón dominado por el miedo.

Nunca se consideró un dragón y las historias de su madre sobre el principe Targaryen que la amaba le parecían mentiras, ¿Cómo ella podría ser hija de un príncipe?, pensaba que su mechón plateado era pura coincidencia.

Alysanne tuvo su primera luna roja a los 11 años, parecía una pequeña mujer con cadera firmes y un busto notorio para su corta edad, la obligaban a usar vestidos de tela blanca que marcaban su figura a petición del amo.

Los abusos fueron constantes, la joven ahogaba su rencor entrenando con una espada en un árbol, logró cortar  árboles enteros usando nada más la espalda y soñaba constantemente con venganzas a Lord Gohor.

La situación complicó más cuando la mujer de Gohor, Ashara, notó que la joven estaba en cinta, ella ya sabía de los encuentros forzados, y sentía odio por la niña, que ahora era la favorita en el lecho del amo.

Cuando Alysanne se dió cuenta de su embarazo se entristeció mucho, se sentía aún una niña, es más, se sentía más un niño... Empezó a sentir emoción cuando su vientre crecía y sentía al ser moverse dentro de ella... Entonces conoció un nuevo sentimiento: esperanza.

Se hizo ilusiones muy rápido, pensando en llamarlo Hope, fuera niño o niña, también empezó a pensar en como escapar de Yunkai, irse a alguna ciudad libre, podría volver a su vida de mercenario, volver a ser Damian y criar a su hijo o hija, o trabajar de sirvienta para algún hombre rico... Quizás aproveche su belleza, igual que su madre.

Así como las emociones llegaron, se fueron rápido, ya que una tarde mientras hacía el quehacer Lady Ashara se acercó a ella.

-¿Falta mucho para que nazca? - le preguntó seria.

-Algo, unos meses. Mi Lord no me ha llevado con algún maestre, pero las señoras de la cocina dice que en poco tiempo.

-No hay espacio para bastardos. - Alysanne palideció un poco. Ashara sonrió antes de empujarla por las escaleras y alcanzó a escucharla murmurar. - es por tu bien.

Intentó amortiguar su caída con sus manos pero no sirvió, le dolía el vientre y comenzó a sangrar, una sirvienta mandó traer al curandero del pueblo y en una pequeña habitación, el dragón asustado dió a luz antes de tiempo.

Alysanne lloraba mientras pujaba, el curandero y las criadas se alejaron al ver al pequeño bebé salir de la niña.

Ella como pudo se sentó en la cama y vió a la pequeña creatura, un bebé cubierto de escamas de dragón y con pequeñas alas oscuras.

Lo tomó entre sus manos para verlo mejor, parecía ser un niño, su poca piel era pálida y tenía unos pelitos en su cabeza color blanco junto a sus escamas...Lo abrazo a su pecho y lloró amargamente, tanta fue su pena que los dragones de pozo dragón soltaron un rugido, confundiendo a todos los cuidadores.

A sus amos poco les importaba la perdida de Hope, pero para Alysanne represento todo... Tomo él pequeño cuerpo, lo envolvió en sábanas, se fue al bosque y lo quemó, cantando la canción de cuna que solía cantarle su madre.

Ahora, sentada entre la oscuridad del tejado, mirando la luna y las estrellas, por primera vez se creyó lo que decía su madre... Tuvo un hijo dragón, por lo tanto, era cierto... Era una Targaryen, y la sangre de los dragones corría por sus venas.

Así como Aegon el conquistador, Alysanne empezó a mirar hacia poniente... Porque aunque fuera una bastarda, mínimo merecía no ser una esclava.

Esa noche, el dragón escapó de su prisión.

Esa noche, el dragón escapó de su prisión

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La Dragona Despertó.

La Princesa del Pueblo | Aemond Targaryen | EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora