20.- El poder de la voluntad.

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Luis y Kat estaban mirando desde su segundo piso toda la conmoción en su calle. Tomando sus manos, ambos deseaban que nada malo le pasara a Sara. Ambos se encontraban de lo más preocupados porque la hora de la verdad se acercaba. Tan solo quedaban 25 minutos para que la hora establecida se cumpliera, pero la espera los mortificaba.

Lo mismo aplicaba para los policías, ellos se encontraban nerviosos al no saber de lo que se enfrentarían. Ya todos fueron notificados que el asesino tenía una habilidad inhumana como aparecer y desaparecer en donde él quisiera, y debían tener los ojos bien abiertos para evitar que se escapara.

Iván, Sara y el hombre de ojos rojos, por su parte aparecieron en un extraño almacén. El hombre entonces dejó de tocar a la chica para desaparecer.

—¿Qué pasó? —se preguntaba Sara confundida y temerosa.

—¿Deseó poder teletransportarse? —respondió Iván alerta. Pero más que alerta, también se encontraba confundido. Nunca en su vida había visto, ni siquiera en los registros, un rostro tan peculiar como el de ese sujeto. Esos ojos rojos no eran normales, y las personas que desearon habilidades similares hace 2 años no eran ni remotamente similares en apariencia. Sin duda había algo que no cuadraba si los 2 deseos son "conocer los deseos de los demás" y "teletransportarse".

—¿Entonces qué pasará con nosotros? —volvió a preguntar Sara.

—Saldremos de esta con vida —Iván preparó su pistola y la apuntó al frente. Sabiendo de antemano que el asesino intentaría matar a Sara por la espalda en un parpadeo, se anticipó a sus movimientos—. Pero me temo que en estos momentos somos nosotros o él.

Calmando sus nervios, Iván estaba completamente decidido a dispara su arma por primera vez a un ser humano. En todo este tiempo resolviendo crímenes, nunca tuvo la necesidad de utilizarla al atrapar al criminal en un par de días como mucho, y tendiéndoles todo tipo de trampas para inmovilizarlos.

Quizás por ser la primera vez en atrapar a un criminal con doble deseo, es que en esta ocasión estaba entre la espada y la pared. Pero su voluntad para resolver este caso es grande.

Y como lo predijo, de la nada el hombre se materializó atrás de Sara levantando un hacha y con intenciones de destrozarle el cráneo. Pero antes de lograr su cometido, el sonido del disparo resonó en la habitación, dejando medio sorda y asustada a la chica.

Pero Iván era quién estaba todavía más confundido que antes. El disparo dio directo al rostro, partiendo la máscara y dejando ver un rostro hermoso a la par de tenebroso, el cual no parecía ser de este mundo. El hacha cayó al suelo, volviendo a resonar en el sitio.

Pero el lugar no se llenó de sangre. Del hueco por donde había atravesado la bala, no brotó ni una gota de sangre, y solo comenzó a salir un humo negro y espeso.

—¡Cómo te atreves! —habló el hombre con una voz muy grave y distorsionada mientras sus extremidades comenzaban a evaporarse—. ¿Crees que esto me detendrá?

Sara se colocó detrás de Iván, mientras éste mantenía apuntando al hombre.

—Si esto no lo hace, encontraré la manera —volvió a hablar Iván disparando otras 2 veces más, tan solo para estar seguros.

—No si mi convicción es más grande que la tuya... Mis deseos se antepondrán a los tuyos. No habrá alguien que me detenga... —al terminar la frase, el hombre se desvaneció completamente.

Sara e Iván salieron de lo que parecía ser un almacén abandonado a las afueras de la ciudad sin saber que había pasado.

10 minutos faltaban para la hora indicada, y los refuerzos llegaron para escoltar a Iván y la chica, una vez que Iván les notificó su ubicación.

Más oficiales recorrieron la zona en busca de pistas. En las diversas casas abandonadas de la zona encontraron rastros de sangre y una que otra pertenencia de las víctimas anteriores. Pero en cuanto a sospechosos, no había ninguno en los alrededores.

Y cuando el tiempo se acabó, todos suspiraron aliviados, pues Sara se había salvado. Aunque siguieron protegiendo a Sara, al menos Iván podía respirar tranquilo, pues para alguien tan metódico como lo es este asesino serial, el estropearle sus tiempos lo hará replantearse sus métodos de asesinato (o bien fijarlo a él como su próximo objetivo), lo cual le daría algo de tiempo para arrestarlo antes de que haya otra víctima.

Y cómo fue, durante los siguientes días dejaron de aparecer más cuerpos. Los letreros cesaron temporalmente y todas las víctimas restantes vivieron felices y vivos por siempre.

Pero esto no había terminado. Iván lo sabía mejor que nadie. Su deseo de ser el mejor detective le indicaba que el culpable seguía libre, y que aquel ente capaz de teletransportarse no estaba muerto. Incluso las palabras que se intercambiaron le dieron algo de información... Y cómo no puede ser de otra, Iván requería, deseaba y exigía tener que romper la confidencialidad de la investigación una vez más.

Y quienes mejor que sus ayudantes para esta tarea.

Reuniéndose en casa de Luis, el susodicho, el investigador, Kat, y Mercurio (su planta carnívora) comenzaron con el intercambio de ideas.

—¿Una persona con teletransportación y capaz de no recibir daño de un arma? —se dijo Luis para sí mismo—. Aparte sabe de los deseos de los demás. Esos son más de 2 deseos, ¿seguro que no hay personas que pueden pedir más de 1 cada que se activa la ciudad de la fortuna?

—Estoy seguro que no —dijo Iván—. Por eso creo que daremos con él si conocemos su primer deseo, que tiene que ver con teletransportarse y no recibir daño.

—Déjanos pensar un tiempo —dijo Kat—. Que al menos a mí no se me ocurre nada de momento.

—Tampoco a mí —secundó Luis.

—Bien... Y también está la frase de "mis deseos se antepondrán a los tuyos". Lo cual me indica que ya sabe mis deseos.

—No solo eso —volvió a hablar Luis—. Sino que podría ser más literal. Recuerdo que dijiste que un deseo solo desaparecerá hasta cumplirse, o si interfiere con otro.

—Sí el deseo de un asesino, y el de un policía empeñado en atraparlo antes de cometer el crimen se cruzan —ejemplificó Kat—. ¿Quién de los dos gana? ¿Cuál deseo se interpone al otro?

Con estas preguntas, es que Iván supo a lo que se refería el asesino—. ¡Eso es! El deseo con la voluntad más fuerte es quien vencerá.

—Eso tiene sentido —reafirmó Luis.

Por su parte, Kat se quedó mirando a Mercurio por un rato, hasta que la palabra voluntad le dio una idea—. Y si el asesino pidió de deseo una marioneta que le cumpliera todos sus mandatos a su voluntad. Por eso no puede morir, y podría ordenarle desaparecer y aparecer cuando quisiera.

—Eso es muy rebus... —Iván paró de hablar para detenerse a pensar. Aunque la idea en sí era muy sacada de la manga, recordó que en el libro sí existía una persona que deseó eso mismo.

Y es así como encontraron una pista importante para resolver el caso. 

El deseo de estar a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora