Los zombies del sur nunca salieron de sus tumbas, por lo que Luis no tuvo la oportunidad de reencontrarse con sus padres. Por tal motivo es que durante las 2 noches que pasaron, tuvo sueños sobre ellos diciéndole muchas cosas entre ellas que lo amaban.
En la tercera mañana, Luis fue a visitar sus tumbas. Aunque algunas veces se escuchaban sonidos raros proveniente de la tierra, el joven se quedó allí por media hora, mientras Kat hacia sus cosas por otra parte.
Este tiempo lo utilizó principalmente para desahogarse, y contarles todo lo que pasaba en su vida. Al final de la plática, él se sintió mejor. De una u otra forma sintió como si sus padres lo escucharon.
Dejándoles unas cuantas flores con ojos de las que Kat ha estado recogiendo últimamente, es que salió del cementerio.
De camino a casa compró todo lo necesario para comer y al llegar a casa se puso a preparar la comida.
Aproximadamente una hora después llegó Kat con una inusual aura de duda, pero Luis no insistió.
Después de comer y de sentarse en la sala a ver en la televisión las noticias sobre el kirby gigante apareciendo nuevamente en la ciudad, peleando ferozmente contra un bailarín de aire de su tamaño y con música de linkin park de fondo; es que Kat comenzó a hablar sobre su día.
—Luis, ¿sabes quién es Angie Torres? —preguntó Kat confusa.
—Ni idea, ¿por qué la pregunta? —dijo Luis, recordando que ya había escuchado ese nombre antes, pero como su memoria era similar a la de un pez, no sabía de dónde.
—Un chico me confundió con ella... Se llamaba Ezequiel.
Fue en ese momento cuando Luis tuvo un momento de revelación. Recordó todo lo que mencionó Ezequiel sobre tan misteriosa persona, y unió los puntos uno a uno, siendo esa la razón por la cual Ezequiel le preguntó hace 3 días si la persona que buscaba era Angie.
"Pero no puede ser posible. Kat es Kat y no puede ser esa tal Angie". Sin embargo, hay un detalle muy importante que no debería haberse pasado por alto.
Cuando se conocieron y durante todo el tiempo que anduvieron conviviendo, Luis solo preguntó un par de veces sobre la vida de Kat. La respuesta de ella fue contundente: "no lo recuerdo" fueron sus palabras ante las memorias de su infancia, y por su rostro preocupado es que él decidió creerle.
—¿Y qué recuerdas de tu pasado? —Luis volvió a sacar el tema de conversación, desviando el tema
—¿Qué tiene que ver eso? —preguntó la chica intentando no desviar el tema.
—Creo saber quién es esa tal Angie, pero primero quiero confirmarlo con esa pregunta.
—Sigo sin recordarlo del todo —fue la respuesta de Kat, cooperando para resolver el misterio—. Me olvidé del rostro de mis papás. Los recuerdos de Alex, Candy y Pistacho son difusos. Mis recuerdos se vuelven mejores hasta una semana antes de conocerte, cuando Alex y compañía me encomendaron mi misión.
Con la respuesta que dio Kat, es que Luis comenzó a dudar. El hecho que Kat pudiese tener recuerdos lúcidos justo antes de conocerse no era coincidencia, y calza perfectamente con el tiempo donde la ciudad de la fortuna comenzó a conceder deseos.
También recuerda el día que se conocieron.
Luis había decidido vivir solo. Se sentía como una carga para sus tíos quienes se quedaron con él durante casi 2 años. El chico no quería incomodarlos, ni tampoco relacionarse con nadie.
Como alguien quien amó demasiado a sus padres, no quería amar a otra persona porque podría sufrir del mismo modo al perderla nuevamente. Y sin embargo, se encontró de casualidad con tan peculiar chica pelicastaña a las orillas de la ciudad.
La pelicastaña tan afable como solo podía ser ella, es que entabló conversación con el chico. La conversación fue tan casual como lo puede ser preguntar por el clima.
Luis fue lo más cortante que pudo y en cuanto tuvo la oportunidad, huyó de ella. Sin embargo, ella no captó la indirecta y lo acompañó hasta su casa sin parar de hablar.
Así pasaron 3 días. Luis tuvo que salir por motivos simples como ir a comprar para comer, y siempre se topaba con la pelicastaña, como si fuese obra del destino, del espíritu santo, de diosito y hasta de la vida propia.
Dada la facilidad con la que la chica se encariñó con Luis, es que se le acercaba y continuaba con su plática, intentando diversos temas para que la conversación fuese más amena además de recíproca.
En el tercer día, los frutos de su arduo trabajo comenzaba a florecer. Pues Luis le había preguntado algo después de tanto tiempo hablando casi casi sola—: ¿Por qué me sigues hablando? —tal vez no era lo que esperaba, pero algo es algo.
La respuesta de Kat fue tan sincera como ella puede serlo—. No lo sé. ¿Nunca has sentido como si debieras hacer algo y simplemente lo haces? Pues así me siento.
Luis recordó esta interacción del pasado. Aquella interacción siempre le pareció curiosa, ya que la respuesta de la chica no era ni medio normal. Pero aquella respuesta fue totalmente acertada. Kat se sentía de esa manera a causa de un deseo.
—¿Kat no es tu nombre? ¿Verdad? —volvió a preguntar Luis, dejando de lado el recuerdo—. ¿Tampoco te acuerdas de tu verdadero nombre?
Kat negó con la cabeza, recordando el quinto día desde que se conocieron. Pero primero un dato muy importante a recalcar es que el cuarto día Kat se autoinvitó a la casa de Luis, y comenzó a curiosear por allí mientras le hacía todo tipo de preguntas a su nuevo amigo.
De un momento a otro vio el álbum familiar junto al nombre de su padre y madre, junto a una fotografía de ambos adornada con un moño negro. Tan pronto como supo de lo que se trataba, abrazó a Luis de la nada en un intento de decirle que no estaba solo por la tragedia que pasó en su vida.
Tan inesperada muestra de afecto incomodó a Luis. Es desde este momento que comenzó a catalogar a la chica como alguien rara, y molesta.
Y ya avanzando con el quinto día es que Luis le preguntó por su nombre. Durante todo este tiempo ni siquiera sabía quién comenzaba a orbitar a su alrededor.
La respuesta de Kat fue quedarse en silencio por un momento, como si tratara de recordarlo, para después decir: "Llámame Kat", influenciada inconscientemente por su amor hacia los gatos y un nombre visto el día anterior: Catherine, el nombre de la madre de Luis.
—N-no... No es Kat —dijo la chica dejando de rememorar el pasado, quien no sabía que pensar. Llevaba tanto tiempo llamándose a sí misma de esta forma que se le hacía difícil aceptar que ese no es su verdadero nombre—. Y no recuero ni siquiera como me llamo.
Con esas 2 preguntas, es que Luis comenzó a creer que efectivamente, Kat es en realidad Angie. Tomando las manos de su novia, comenzó a preguntarse muchas cosas acerca de lo que Ezequiel le contó sobre Angie. "¿En realidad Kat pasó por todo eso? ¿En serio tuvo una experiencia de muerte en el pasado? ¿Y si esa experiencia bloqueó todos sus recuerdos del pasado? ¿Y en serio estuvo muerta y fue revivida? ¿Y si mi deseo de hace dos años fue lo que la trajo de la muerte?". Pero sin duda hubo una pregunta, la que más lo inquietó, y fue la siguiente: "¿Qué pasará con Kat una vez que mi deseo se cumpla?"
Tras esa pregunta pasando por su mente, es que la abrazó fuertemente. La evidencia apunta a que ella era claramente Angie por la información que calzaba a la perfección.
—¿Hay algo que recuerdes que quisieras contarme, Angie? —preguntó Luis sin dejar de abrazarla. Incluso si no recuerda, al menos quería hacerle saber que no está sola. Así como Kat estuvo con él en sus peores momentos, él deseaba estar allí para ella.
Y de hecho Kat si tenía algo que recordaba de su infancia. El recuerdo más vívido de su infancia, y el que más terror le causaba al mismo tiempo por ser el momento de su muerte—. Si, hay algo que quisiera contarte, pero dame algo de tiempo antes de contártelo.
Luis aceptó—. Dímelo cuando te sientas lista para contarlo.
Kat asintió y apretó fuerte el cuerpo de Luis con sus manos. Pues en el momento en el que comenzara a hablar sobre su recuerdo, sería porque aceptaría que ella ya no debe existir.
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El deseo de estar a tu lado
Romans¿No crees que es molesto cuando el/la protagonista está a punto de avanzar la relación con su interés amoroso y llegan a interrumpir la escena cuando llega lo bueno? Pues Kat está harta de esto, pues el destino le ha impedido varias veces hacer sus...