Saben, las historias generalmente terminan cuando los dos protagonistas admiten que se gustan y hay un beso de por medio. Y la verdad así debía ser en esta historia, pero como todavía hay muchas cosas por contar, pues a continuar la historia minutos después que se efectuó la declaración.
Una vez que las cosas medio se calmaron, el timbre sonó, y una alegre Kat les abrió la puerta.
—Hooooola, ¿qué se leees ofreceee? —dijo estando en las nubes.
Los centinelas con forma de nautilos se miraron los unos a los otros con desconcierto.
—Ooooh, entiendo. Deben ser extranjeros ¿nooo? —volvió a hablar lo más alegre posible—. Entoncees va a estar difícil el comunicarnos, ¿no? Ya sé, esperen un momento, no se vayan a ir.
Kat entonces cerró la puerta, buscó en toda la casa el objeto que le sería de más utilidad, y de la nada tomó un teléfono celular (no era ni de Luis ni de ella).
Y en un abrir y cerrar de ojos, ella volvió a atenderlos en la puerta.
—Déjenme adivinar, ¿esto es lo que buscan? —preguntó a los extraterrestres, extendiendo la mano y mostrando el teléfono celular.
Los extraterrestres se miraron aún más confundidos, mientras que, al fondo de la casa, Luis también lo estaba. Sabía de antemano que Kat era rara, pero no sabía que llegaría al punto de ofrecer tecnología de la tierra a seres cuya tecnología era obviamente superior. Aunque también le parecía adorable ver lo que estaba haciendo.
—Esperen otro segundo por favor —volvió a decir Kat sacando de quien sabe dónde un patito de goma, el cual lanzó al no ser lo que quería, lo mismo pasó con un peluche de un gato blanco, una botella llena de chocolate líquido, otro patito de goma, hasta que finalmente encontró otro dispositivo electrónico junto a un cable de audífonos, el cuál conectó al teléfono.
Después de mover un poco al teléfono, comenzó a reproducirse la canción del paso del gigante en el segundo dispositivo, que resultó ser una bocina.
De pronto, del centinela más cercano a la chica, comenzó a abrirse una compuerta mientras un extraño humo salía de ella para darle más misticismo a la escena.
En cuanto el humo se dispersó, se pudo observar la figura de un marcianito cien porciento real bailando y acercándose cada vez más a la chica. Cuando estuvieron cara a cara, Kat le entregó el celular, su cargador y la bocina.
El marcianito ojos saltones le agradeció con una reverencia y regresó a su centinela todavía bailando, para que después todos ellos emprendieran el vuelo de regreso a sus naves, pues la misión había sido un éxito.
Kat, por su parte comenzó a sacudir sus manos para despedirse, mientras que Luis estaba en el fondo totalmente incrédulo por lo que había pasado. No sabía que pensar, después de ver cómo el poder de la cumbia mexicana había podido salvar a la humanidad de una invasión extraterrestre.
Una vez entró a la casa, Kat habló—. Era muy obvio lo que estaban buscando.
—No. No lo era —respondió Luis, pero al menos se sentía orgulloso porque su compañera había encontrado la solución.
Y fue así como el día fue salvado. Y el resto del día, los chicos lo ocuparon para ver películas de invasiones ovnis y los videos de Jaime Maussan.
Por la noche las cosas regresaron a una relativa normalidad. Todas las naves habían desaparecido, las personas abducidas terminaron regresando a sus casas, y la ligera niebla alrededor se esfumó.
Sin embargo, también llegó un paquete a la casa de Luis, el cual los chicos abrieron el día siguiente, una vez terminaron de desayunar.
Emocionadísima por saber el contenido dentro de la caja, Kat empezó a hablar a sí misma en voz alta.
—¡Hay que abrirla! ¡Hay que abrirla! ¡Rápido! ¡Rápido! ¿Qué crees que haya dentro?
Luis simplemente la dejó ser, tomó un cúter y cortó la cinta del empaque. Luego de retirar el papel de burbujas, observaron que había una carta dirigida a Kat.
—Para la señorita pelicastaña. Se lo agradecemos por ayudarnos en nuestra búsqueda milenaria por el género musical definitivo. Por su labor en nuestra misión, hemos decidido brindarle información que podría serle de ayuda para conocer su propia existencia.
—¿Qué? —preguntó Luis—. ¿Es de los extraterrestres que ayudaste?
—Yo creo —volvió a decir Kat, para después tirar esa carta, y ver qué más había en la caja.
Debajo de más papel de burbujas, había un pequeño libro, ilustrando primeramente la existencia de los extraterrestres.
—¿Han oído hablar de que los deseos se cumplieron en la ciudad de la fortuna? —leyó Luis, a lo cual Kat asintió recordando lo que habló con Miguel días atrás—. Nosotros provenimos de uno de esos deseos, de las ilusiones de muchas personas con deseos de ver verdaderos extraterrestres
Adjunto a la frase, había fotografías de los marcianitos en diversas poses, así como de la propia ciudad.
Páginas más adelante, había más fotografías de personas importantes y no tanto. Aquellas que se habían vuelto ricas, famosas, obtuvieron carros del año, encontraron el amor, o su suerte aumentó de golpe, estaban englobadas en un mismo apartado; cuyos párrafos remarcaban que, hace 2 años en efecto existió un fenómeno que volvió los sueños y anhelos realidad.
Más adelante también comenzaron a diversificarse las fotografías y las descripciones empezaron a ser más vagas al no estar muy claro si ese era realmente el deseo pedido. Desde personas que desearon tener cupones de descuento, alimentos, que el día durara unos minutos extras, hasta incluso hubo quien deseó un edificio lleno de mantequilla quien sabe dios para qué.
Mientras Luis seguía viendo lo detallado en el libro, Kat tomó otra nota al fondo y comenzó a leerla mientras reventaba las burbujas del papel.
—Espero que estos datos puedan serte de utilidad. Lamentamos nuestras faltas ortográficas, pero fue lo mejor que pudimos hacer con un traductor hecho en unos pocos días. Y cuídate de los deseos llenos de maldad, pues la ciudad de la fortuna comenzó a funcionar nuevamente.
Con esta advertencia, es que Luis pasó a ver cómo los siguientes apartados comenzaban a revelar información estremecedora. Desde personas con deseos para leer mentes, volverse invisibles, que aparecieran criaturas sobrenaturales, y sobre todo personas capaces de matar y nunca ser atrapados.
Pero sin duda, lo que más les llamó la atención a ambos fue cuando encontraron la fotografía del propio Luis, el cual también había pedido un deseo en el pasado, pero la única descripción que se encontraba era la siguiente: "Deseo pedido: Kat".
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El deseo de estar a tu lado
Romantizm¿No crees que es molesto cuando el/la protagonista está a punto de avanzar la relación con su interés amoroso y llegan a interrumpir la escena cuando llega lo bueno? Pues Kat está harta de esto, pues el destino le ha impedido varias veces hacer sus...