2 horas han pasado desde aquel inoportuno temblor. Luis y Kat se quedaron cerca de los juegos recreativos al ser un sitio sin construcciones cerca que podría derrumbarse con las réplicas que habían comenzado a hacerse presentes.
Pero no todo era tiempo perdido para la chica, ella se había olvidado temporalmente de declararse, y en cambio disfrutaron de la caída de la noche mientras conversaban.
Aunque Kat era quien dominaba la conversación, Luis intentaba dar respuestas abiertas o largas, contribuyendo a seguir hilando frases entre uno y otra. Lo que inicialmente había comenzado con comentarios acerca de los bolillos para el susto, terminó expandiéndose hacia por qué las nueces no son papas.
Pero más pronto que tarde, se dieron cuenta que ya pasaban más de las 8 de la noche, así que Kat exclamó—: ¡Ya es tarde y no hemos comprado la cama!
—Cierto —le siguió Luis un poco sorprendido.
Tan pronto como terminó la frase, Kat tomó de la mano a su amigo y comenzó a jalarlo con dirección a la tienda de inmuebles, aunque ni siquiera sabía dónde se encontraba.
Al final, Luis tomó el mando y la dirigió al lugar, ubicado a tan solo 3 cuadras al noroeste de donde se encontraban.
Al estar frente al establecimiento, Luis entró a comprar mientras que Kat se quedó afuera contemplando la ciudad.
Ella se quedó mirando los edificios y las personas caminando con total curiosidad.
—Hace dos años nada de esto era así —dijo para sí misma, recordando vagamente cómo esta ciudad no era más que un pueblo suburbano hace dos años. Las personas no tenían estilos de vida tan lujosos, y nunca pasaban automóviles último modelo por las calles como ahora.
Incluso la tienda de inmuebles de atrás suyo ahora parece un supermercado en lugar de aquel pequeño taller del pasado. Aunque el cambio era impresionante, le resultaba sumamente sospechoso, ¿pues acaso puede haber un cambio así de radical en tan poco tiempo?
—Al parecer los sueños si se hacen realidad —volvió a hablar para sí misma soltando una ligera risita—. Espero que lo mismo te suceda a ti, Luis.
—Oh, así que también estás aquí por los rumores —de pronto se escuchó una voz masculina de un joven de como veinticinco años, que sacó de sus pensamientos a Kat por medio de un buen susto.
Cuando ella lo miró, pudo reconocerlo. Era un hombre alto, tez morena, pelo negro rizado y con un cuerpo robusto. Si no recordaba mal, se trataba del hermano mayor de uno de los amigos con los que se juntaba Luis antes del incidente.
—¿Cuáles rumores? —preguntó Kat sin saber a lo que se refería.
—¿Cómo que cuales rumores? ¿No estabas hablando de ellos hace un segundo? —respondió el hombre.
—No, de hecho, Luis y yo apenas vinimos hoy a la ciudad, pero fueron por otros motivos, así que no sabemos nada —dijo con la cara llena de confusión e intriga
—La ciudad de la buena fortuna, es así como ahora se le conoce. Todo aquel que viva aquí, verá sus sueños cumplirse.
—¡Wow! Y... Y... ¿Y eso es cierto?
—Lo fue hace como dos años atrás. Solo duró un par de semanas, a todos nos llovió una racha de buena suerte y fue por lo que la ciudad ahora es como es.
Tal comentario hizo explotar la cabeza de Kat de la emoción, no podía creer que algo así haya pasado, pero era una situación plausible en su mente. Solamente una racha de buena suerte pudo haber ocasionado el cambio radical en la ciudad.
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El deseo de estar a tu lado
Romansa¿No crees que es molesto cuando el/la protagonista está a punto de avanzar la relación con su interés amoroso y llegan a interrumpir la escena cuando llega lo bueno? Pues Kat está harta de esto, pues el destino le ha impedido varias veces hacer sus...