3.- Cuando no solo el mundo está en tu contra.

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Después de esa experiencia, Luis y Kat se encerraron en su casa, y solo abrieron cuando un camión les llevó sus cosas compradas, armaron lo más rápido que pudieron las camas, y ambos se encerraron en el sótano, el cuál era el sitio mejor resguardado.

Dado el susto de muerte con el extraño ser con forma de chupacabras, ambas camas fueron colocadas allí a petición de Kat, la cual no quería dormir sola. Y con la compañía del otro, es que después de un par de horas se quedaron dormidos.

A la mañana siguiente, ambos se levantaron, se arreglaron lo mejor que pudieron y salieron a desayunar cuando el sol pudiera iluminar mejor a la ciudad.

De camino al primer restaurante que vieron, pudieron observar a las calles hechas un desastre. Había botes de basura tirados, marcas de garras en las aceras, y esperemos que esas manchas regadas no sean sangre.

Había oficiales en algunas esquinas revisando evidencia crucial de lo que parecían ser pistas del responsable del caos público, y las calles se encontraban cerradas para los automóviles en movimiento.

—¿Habrá sido obra del chupacabras? —preguntó Kat temerosa.

—Dios quiera que no —fue la respuesta de su amigo.

En cuanto llegaron al restaurante de tacos de carnitas, ambos desayunaron. Y después fueron a comprar las demás cosas que hacían falta. Utensilios de cocina, estufa, refrigerador, muebles, cerraduras, herramientas, cámaras de vigilancia, y un largo etcétera.

—Ya vez, no hubieses vendido todo esto cuando decidiste mudarte hace dos años —respondió Kat, al ver cómo estaban obteniendo las cosas vendidas nuevamente.

—Se las hubiesen robado si se quedaban en mi casa —respondió Luis. El lado bueno es que ambos tenían el suficiente dinero como para comprar todo, gracias al trabajo de ambos, y a los ahorros que fueron acumulando, como todo buen ciudadano responsable hace con las finanzas.

Al final de la tarde también compraron la despensa, y solicitaron la reactivación de la electricidad y agua potable a la casa.

Algo de lo que ambos estaban impresionados fue de la rapidez con la que todo sucedió. La electricidad fue puesta en funcionamiento casi a los 10 minutos, y el agua en solo media hora. Incluso resultó sencillo comprar todo lo necesario, al haber tiendas de cualquier artículo que te puedas imaginar.

Durante este tiempo, Kat solo intentó declararse a su amigo una vez. Pero como habrán imaginado, otra vez fue interrumpida por un extraño sujeto que mencionó algo sobre extraterrestres y conspiraciones, además de decir que estaba a punto de invocarlos o algo así.

Al atardecer ambos regresaron a casa, y pensaron en ahora sí cada uno ir a una habitación diferente, pero sus planes cambiaron al escuchar ruidos de pisadas en el techo. Y en la segunda noche, decidieron encerrarse en el sótano nuevamente, hablando bajito hasta que se quedaran dormidos.

El tercer y cuarto día lo ocuparon para acomodar todo debidamente, y para reforzar las ventanas. Durante estos días, a través del periódico y las noticias se empezó a seguir de cerca el extraño avistamiento del chupacabras en la ciudad. Cada vez más personas decían ser testigos de haberlo visto por las noches, y la policía se había puesto a merodear por las calles para identificar al animal salvaje, y capturarlo.

Y cómo sabrán, en este tiempo, Kat siguió sin perder el tiempo. Cada ocasión que ella consideraba oportuna para demostrar su amor terminó en frustración de uno u otro modo.

Cuando intentó expresarlo con palabras, varias veces sonaron alarmas que le impidieron a Luis escuchar. Al escribirle una carta, una paloma decidió que era buena idea entrar a la casa y arrebatársela de las manos. Cuando decidió hacerlo por mensaje de texto, inexplicablemente se cayó la red y nunca se pudieron enviar específicamente los mensajes con las palabras "me gustas" "te quiero" "te amo" y "novio". Incluso intentó tomarle de la mano cuando salieron a comprar comida, pero a la multitud le dieron ganas de pasar por en medio de ambos.

El deseo de estar a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora