Capítulo 0

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-¡Hey Wangji! Mira esto - la voz de su mejor amigo; Zhan, sonó por el enorme bosque que los rodeaba, al parecer la excursión no había sido tan mala como Wangji pensaba.

-¿Qué pasa A-Zhan? - preguntó Lan yendo hacía su amigo que estaba enfrente a la entrada de lo que parecía una cueva, habría algo interesante ahí.

Vamos a ver, tal vez encontremos un fantasma - dijo su molesto amigo moviendo rápidamente sus dedos, adentrándose en la cueva con la lámpara de su teléfono siendo seguido por el contrario.

Los dos hombres mayores recorrían la cueva alumbrándose solo por sus celulares, no había nada interesante, solo piedras o eso pensaban hasta que un sonido llamo la atención de estos, yendo hacía el lugar del sonido.

-¡Ahhh! ¡Wangji al-algo tocó mi pierna! - grito Zhan aferrándose al cuerpo de su amigo que se rio, pero esta risa fue detenida por otro ruido, un chillido.

-¡Wangji me van a comer! - siguió gritando con miedo el pelinegro trepándose en la espalda de este que luchaba por quitárselo pero era imposible.

-¡Bájate Zhan! - grito Wangji, odiaba que lo tocarán y más que jalaran su cabello y lo despeinaran, pero no logro quitar al otro.

Wangji camino hasta el ruido siendo jalado por un Zhan lleno de miedo, alumbró con la linterna de su teléfono el sonido, una bola blanca que temblaba y soltaba chillidos. El pelirubio logró librarse de su amigo para agarrar la pequeña bola blanca entre sus manos, era un pequeño conejito, se veía asustado y no paraba de chillar. Tenía una pata lastimada.

A-Zhan, creo que lastimaste al conejo - volvió a hablar Wangji revisando la pequeña patita del conejito, que seguía temblando.

- Fue su culpa, ¿Por qué me asusta así? - se defendió el contrario llevándose a su amigo afuera de la cueva, con el conejo en brazos.

-Tal vez el se asustó, sabes que no me gusta que dañen a los animales A-Zhan - regaño a su amigo que rodó los ojos y siguió su camino hacia el auto, al menos encontraron algo.

En todo el camino Wangji solo escuchaba la platica de Zhan sin quitarle la vista a la pequeña bola de pelos que tenía en sus manos, no parecía querer tranquilizarse. Había dejado de chillar pero no de temblar, ¿Tanto miedo les tendrá?

Llegando a la casa del pelirubio se despidió de su amigo sabiendo que lo vería mañana o pasado, y llevó al animal hacía su baño ya que lo necesitaba, estaba muy sucio.

Con sumo cuidado comenzó a limpiar el pelaje del conejo que para su sorpresa dejó de temblar y se veía menos tímido. Limpió muy bien sus patas; cuidando la lastimada, sus orejas, rostro y cuerpo.

Cuando estuvo completamente limpio y seco, decidió curar su pata lastimada recibiendo varios chillidos en el camino hasta terminar y dejarlo con una pequeña venda en la misma.

El conejo no dejaba de verlo y seguirlo, se le hizo tierno y supuso que así eran. Unas horas después Wangji estaba resolviendo asuntos de su trabajo cuando escucho que algo se rompió en su habitación, donde había dejado al conejo. Así que fue corriendo con miedo de que algo le hubiera pasado encontrándose con un jarrón roto y una bola dentro de sus sábanas.

- ¿Conejo? - dijo Wangji acercándose a la bola de su cama y ahí estaba el animal, se veía asustado, así que lo cargo dejando caricias en su pelaje en busca de calmarlo - Tranquilo, no pasa nada - siguió hablando logrando calmar al conejo, era demasiado tierno.

Wangji dejo al animal en la sala de su casa para limpiar el jarrón roto y que no pueda lastimarse el ni su ahora mascota.

El fin de semana pasó y Wangji tenía que ir a su trabajo, dejando solo al conejo, pero no podía esperar la sorpresa que se llevaría.

Un pequeño conejitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora