VI

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El alfa lo levantó con cuidado, cargándolo a modo princesa para llevarlo hasta su habitación, allí su olor se concentraba más y le haría sentir más tranquilo. Lo posó con cuidado sobre su cama, observándolo con detenimiento. Las bonitas facciones del omega, talladas con mimo en su rostro, eran una verdadera obra de arte, se tomó el atrevimiento de volver a acariciar su mejilla, tan suave, aterciopelada, así la sentía.

Su corazón se aceleró cuando en sueños, el menor se restregó contra su mano, haciéndole adorable ante sus ojos, destruyendo poco a poco todas sus barreras, que creó con detenimiento y paciencia.

Oyó su móvil sonar, separándose del rubio que puso mala cara al no sentirle, haciéndole sonreír por ello, pero se dirigió igualmente a contestar.

— Hola, papá — saludó por el teléfono.

Hola mi pequeño.

— No me digas así, tengo 28 años — rabió, escuchando la risa de su padre por el teléfono.

Serás mi niño hasta que tengas 90, mocoso.

— Sí, sí, lo que digas — bufó — ¿Qué necesitas?

Voy a ir a Seúl en unos días, adecenta la casa para tu padre.

— ¿Para qué vienes?

El director de tu instituto quiso que vaya a impartir un curso de solfeo.

— Anda que Namjoon me dice nada.

Le hice prometer que te lo comunicaría yo.

— Te veo pronto entonces, papá.

El martes llego, recógeme en la estación de tren a las 10 a.m., tienes el permiso del director.

— Estupendo, adiós.

Te quiero ~~.

Y colgó, negando sonriente. Realmente adoraba al alfa rarito que tenía por padre, Min Heechul era un hombre imponente, hermoso, erudito de la música, que daba clases a niños en una escuela privada de Daegu, de donde había venido él hacía unos años. Y la razón principal por la que no quería un omega.

Su madre les abandonó a ambos cuando Yoongi tenía escasos diez años, alegando que se había enamorado de otro alfa a pesar de ser destinada con su padre, por eso no creía en esa estupidez de las parejas que se unían para siempre, realmente estabas con una persona por amor, no porque el destino lo quisiese para ti ibas a estar enlazado toda tu vida.

Volvió a su habitación a ver como se encontraba el omega, encontrándolo despierto a la orilla de su cama, jugueteando con sus dedos, por un momento olvidó todo lo que se había prometido así mismo y le abrazó. Siendo respondido de forma instantánea.

— ¿Estás mejor? — susurró, acariciándole el pelo.

— Sí... Muchas gracias, Yoongi — respondió, bajito.

Se fueron cayendo hacia atrás, acabando con el omega abrazado al mayor, que hundía el rostro en el hueco de su cuello, con las piernas entrelazadas mientras era besado levemente por el alfa en la cabeza, repetidas veces.

Su unión crecía a pasos agigantados, por mucho que lo intentasen, estaban unidos por algo más fuerte que su terquedad. Sus lobos se encontraban felices de ver cómo los humanos se dejaban llevar por las circunstancias, sin cohibirse por sus creencias tontas.

Por fin, el menor habló, terriblemente avergonzado.

— Yoongi, debo irme — susurró.

— Está bien, te llevo a tu casa — y besó su frente, con cariño.

Recogieron sus cosas y salieron hacia el coche, no lo usaba mucho pero ahí estaba. El camino transcurrió en silencio, cada uno en sus pensamientos, sin percatarse de lo entrelazados que estaban sus aromas, estaban unidos, al menos, de momento.

Taehyung se despidió con la mano para entrar corriendo a su edificio, dejando a un Yoongi sonriente por su actitud. De normal, los omegas tiernos y dóciles le sacaban de quicio, pero tenía que reconocer que esa actitud rebelde y rarita del rubio le encantaba, jamás sabías por dónde te iba a salir, haciéndole a cada minuto que pasaba con él, esperar con expectación lo que pasaría.

El omega entró a su apartamento como alma que lleva el diablo, su corazón latía con fuerza y sentía sus mejillas arder, ese alfa maldito le estaba rompiendo los esquemas, no debía dejarse embaucar por uno de ellos. Su teléfono sonó y rodó los ojos al ver que era su madre la que intentaba comunicarse con él.

— Hola, madre.

Buenas tardes, bebé ¿Cómo estás?

— Bien ¿Qué quieres?

Qué frío eres, parece mentira que seas omega.

— ¿Vas a decirme que quieres? O colgaré.

Vale, vale, tigre — la escuchó reírse, haciéndole sentir mal — te aviso de que un amiguito tuyo ha encontrado trabajo en tu instituto.

— Yo no tengo "amiguitos"

¿Y Byun Baekhyun quién es entonces?

Aquello heló la sangre del omega, su peor pesadilla se hacía presente de nuevo, ese alfa le había torturado desde que tenía memoria, no quería verle. Él fue una de las razones por las que huyó de Daegu.

— ¡¿Por qué en mi instituto de todos los de Seúl?! ¡Seguro que se lo dijiste tú!

Puede que se me escapara, sí.

— Eres lo peor, madre.

Colgó el teléfono, cayendo al sofá totalmente derrotado. No podía ser cierto, ese ser ruin volvía a su vida, siempre que escapaba de él, hallaba la forma de encontrarlo.

Lloriqueó hasta volver a quedarse dormido, extrañando en demasía al alfa del que aun desprendía algo de olor.

Watermelon Suga(R) ♡ YoonTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora