𝑰𝑽

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Jungwon se encontraba durmiendo tranquilamente, hasta que un fuerte ruido interrumpió su sueño y lo hizo despertarse asustado.

Miró a su alrededor rápidamente, y vió a Heeseung de pie frente a la puerta.

Supuso que había cerrado esta con fuerza para despertarlo.

— Buenos días, dulzura -se acercó al menor con una bandeja de comida.

Al no recibir ningún tipo de respuesta, dejó la bandeja con comida a un lado y se acercó al castaño.

Su mirada denotaba enojo, y una vez estuve frente al menor, lo tomó con fuerza del cabello, alzando su rostro para que lo mirara.

— ¿Qué pasa? ¿Te comieron la lengua los ratones o es que en tu casa tus papás no te enseñaron una mierda sobre modales? -preguntó el pelinegro con un tono de voz que le dió miedo al más bajo.

— No tienes derecho a hablar de mis padres -murmuró el castaño con cierta molestia- No sabes nada sobre su vida o la mía para hablar de ellos.

— ¿Dices que no sé nada de ti? Veamos -tomó otra de las sillas en el lugar sentándose frente al castaño, mirándolo tan fijamente que daba miedo- Yang Jungwon, 18 años. Nacido en Gwanakgu, Corea del Sur, un 9 de febrero del 2004. Tipo de sangre es AB, estatura 1.74, signo Acuario.

El pelinegro ni siquiera había terminado de hablar, cuando el menor lo interrumpió notablemente asustado.

— T-tú... ¿Cómo?

— Silencio, aún no he terminado -dijo con una sonrisa el más alto, sin apartar su mirada del contrario- Practicante de Taekwondo a los 7 años, colores favoritos son el azul y el naranja -se levantó y se acercó lo suficiente cómo para que sus rostros quedarán casi pegados- Ah, y tus padres son Jeon Jungkook y Kim Taehyung

— Eres un... -el castaño lo miró con desagrado, sin terminar su frase, pues no encontraba la palabra para expresar el asco que sentía por el sujeto frente a él- ¿Qué mierda pretendes con esto? Ya déjame ir, ni siquiera te soy útil ¡Eres una completa basura!

— Auch, eso dolió, cariño -dijo llevando su mano a su pecho, fingiendo un gesto de dolor.

— No me inporta -desvió su mirada hacia otro lado, apartandola de esos ojos negros qué lo miraban tan intensamente- ¿Cuánto tiempo piensas tenerme aquí, eh?

— Te diré algo, y espero te lo grabes bien en tu estúpida cabecita -dijo el pelinegro, apartandose un par de pasos.

Se dirigió hacia donde había dejado la bandeja que había llevado consigo minutos antes, tomando una manzana de esta y dándole un mordisco.

— Estarás aquí hasta el último miserable día de tu existencia -sonrió el pelinegro, soltando palabra por palabra mientras daba leves golpesitos en la frente del más bajo con su dedo índice- Y ni siquiera muerto saldrás de aquí, porque tú jodido cadáver se quedará en este sótano pudriéndose junto a muchos otros.

La sonrisa en el rostro del pelinegro se transformó en una expresión totalmente sería, se enderezó quedando aún frente al menor y lo miró fijamente.

— Ahora trágate la jodida comida antes de que me arrepienta y te deje morir de hambre -Heeseung llevó la manzana que había mordido segundos antes hacia la boca del menor, obligandolo a comerla.

Luego de que el castaño terminó de comer, sacó una navaja de su bolsillo.

Se colocó tras el menor e hizo presión sobre su cuello con la navaja, pero sin herirlo.

— Debería cortarte la maldita lengua por atreverte a hablarme de tan mala manera, mocoso estúpido -soltó con enojo el más alto- Pero no lo haré porque no tengo ganas de tener que curarte después, porque ni creas que te dejaré morir tan rápido.

Jungwon parecía un cachorrito asustado estando de ese modo tan cerca del mayor.

Y la navaja en su cuello no lo ayudaba a calmarse en absoluto.

— Aunque tal vez podría usar otros métodos para castigarte por tu mal comportamiento -su mano libre bajó por el pecho del más bajo hasta llegar a su pierna y ejerció leve presión en esta-

— ¡No me toques! ¡Aléjate! ¡Déjame en paz! -gritó el menor, cerrando sus ojos con fuerza.

Las lágrimas no tardaron en caer por sus mejillas empapando estas.

El pelinegro sonrió al verlo tan indefenso y vulnerable, pero decidió dejarlo por ahora.

— Te dejaré, por esta vez te salvaste, pero ten por seguro que si me vuelves a hacer enojar, las consecuencias serán terribles para ti -amenazó el pelinegro, para poco después salir de aquella habitación.

Al quedarse por fin solo, el castaño rompió en llanto.

Si tan solo hubiese obedecido una simple orden, no estuviera pasando por eso ahora.

Pero ya no era tiempo para arrepentimientos.

Sabía que su infierno recién comenzaba, y que tal vez, mi siquiera saldría vivo de ese sótano.

Las posibilidades eran demasiado pocas.

Aunque no nulas.

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𝗦𝘄𝗲𝗲𝘁 𝗕𝘂𝘁 𝗣𝘀𝘆𝗰𝗵𝗼 • 𝖧𝖾𝖾𝗐𝗈𝗇 [RESUBIENDO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora