𝗦𝘄𝗲𝗲𝘁 𝗕𝘂𝘁 𝗣𝘀𝘆𝗰𝗵𝗼 • 𝖧𝖾𝖾𝗐𝗈𝗇 [RESUBIENDO]

𝑽𝑰𝑰

— ¿Mocoso, estás despierto? -entró al sótano.

Después de haberle dejado el cuerpo lleno de cortes, lo regresó a la habitación, pero esta vez en una silla de metal para que no tuviera la facilidad de romperla.

— Aléjate -comenzó a llorar el pelirrojo moviéndose inquieto- No te acerques ¡Aléjate! Déjame en paz.

— Shhh, tranquilo -amenazó Heeseung acercando una navaja al rostro de Jungwon.

Jungwon inmediatamente se quedó inmóvil, mirándolo con miedo.

— Así, cariño, tranquilito -dijo Heeseung con una sonrisa que le causaba escalofríos a Jungwon.

— Por favor, ya no sigas con esto -suplicó el menor entre sollozos- No me lastimes.

_ Nadie dijo que te volvería a lastimar -mencionó Heeseung guardando la navaja- Al menos que hayas hecho algo malo ¿No habrás hecho nada que me moleste verdad?

El Pelinegro lo miró con sospecha y Jungwon rápidamente negó, su rostro reflejando su miedo.

— Te juro que no he hecho nada, te lo juro -murmuró el castaño tartamudeando.

Apenas podía articular palabra.

— Bien, tranquilo, te creo -respondió el mayor con una leve sonrisa al notar el horror en la expresión contraria- Yo solo venía a darte buenas noticias, y mira como te alteras.

— ¿M-me vas a soltar? -dijo el menor esperanzado.

— Cariño, dije buenas noticias, no un milagro -mencionó con cierta burla en su voz.

Jungwon se sintió estúpido por llegar a creer que Heeseung podría soltarlo.

— En fin, ya no estarás más en este sótano, creo que ver tantos cadáveres te está afectando el cerebro -dijo el pelinegro rompiendo el silencio que se había formado.

— ¿A donde me llevarás? -preguntó un inseguro Jungwon.

— A mi habitación -respondió el más alto con una sonrisa- ¿No te alegra? Dormiremos en la misma cama, cielo.

El castaño se quedó callado; no dormiría más en esa incomoda silla, pero dormir con él pelinegro, no era tan buena idea.

— Prefiero quedarme aquí -dijo después de pensarlo un par de segundos.

— No esta en discusión, Yang, te irás a mi habitación quieras o no. Eso si, estarás esposado a la cama, no dejaré que escapes -mencionó Heeseung acercandose a desatarlo.

Cargó al menor en su hombro para llevarlo a la habitación.

— Te odio -murmuró el castaño dejándose cargar, aún sin quererlo.

— También te quiero, cariño -respondió el pelinegro a la vez que palmeaba el trasero del menor y lo dejaba sobre la cama.

Sacó unas esposas del cajón y esposó una de las manos del castaño a la cama.

— Ahora vuelvo, más te vale no hacer alguna estupidez

— Como quieras -murmuró el castaño echándose en la cama.

Aprovecharía la ausencia del pelinegro para descansar.

La puerta fue cerrada con fuerza por un furioso pelinegro.

Heeseung regresaba a casa completamente molesto después de haber recibió malas noticias.

Necesitaba desquitarse con algo o alguien, y lamentablemente Jungwon sería ese alguien.

Llegó a su habitación azotando la puerta, encontró al castaño dormido, ni siquiera el fuerte portazo lo despertó.

Fue a bañarse y se cambió de ropa, después se encargaría del menor.

Después de una ducha bastante reconfortante, salió del baño con una toalla envuelta en la cintura y otra secando su cabello.

Se acercó a Jungwon para despertarlo.

— Oye, tú, despierta -dijo el pelinegro sacudiendo al castaño- Te estoy hablando, Yang, levántate.

Por más que lo sacudió no recibía respuesta del menor.

No sabía porque, pero el que él castaño no presentara señales de vida, comenzaba a preocuparlo.

— Por la mierda, Jungwon, no tengo tiempo para esto, despiertate ahora, no me quiero enojar contigo -tomó al castaño de la camisa sacudiendolo con más fuerza.

Nada.

Ni siquiera uno de sus murmuros incoherentes entre sueños.

Al ver su rostro, se preocupó aún más.

El castaño estaba tan pálido como una hoja de papel y sus labios morados.

Como si hubiese un frío terrible, lo cual era imposible porque el clima estaba por sobre los 25° C.

— Jungwon, me estas preocupando, despierta ahora, sabes que no te conviene verme enojado -pidió Heeseung, sin saber porque su voz había sonado tan desesperada.

Su propia respiración comenzaba a quedarse atrapada en su garganta, sintiendo como el pánico se apoderada de él sin saber porque.

Rápidamente buscó su celular y marcó el número de la única persona que podría ayudarlo ahora.

— Jake, necesito que vengas a mi casa, ahora -pidió mientras su mirada estaba enfocada en Jungwon- Te explico aquí, por favor, es una emergencia.