𝗦𝘄𝗲𝗲𝘁 𝗕𝘂𝘁 𝗣𝘀𝘆𝗰𝗵𝗼 • 𝖧𝖾𝖾𝗐𝗈𝗇 [RESUBIENDO]

𝑿𝑰𝑽

Eran aproximadamente las 4 de la es tarde, el castaño estaba echado en la cama que compartía con Heeseung, mirando a la nada.

Hace ya una hora que el pelinegro había salido, dijo que regresaría pronto, pero el menor se estaba aburriendo de esperar tanto.

Rezando para que el pelinegro no se enojara con el por salir de la habitación, bajó las escaleras y se sentó en el sillón de la sala.

Encendió el televisor y puso su serie favorita.

Minutos después, escuchó la puerta principal siendo abierta.

El pelinegro se acercó a la sala al escuchar el televisor, al ver como el menor lo miraba con nerviosismo, sonrió y se acercó a él sentándose a su costado.

— Tranquilo, solo estas viendo televisión ¿no? -preguntó el pelinegro mirándolo- No tendría que molestarme por eso.

— Pensé que te molestaría el que haya salido del cuarto sin permiso -murmuró el menor jugando nervioso con sus manos.

— No tienes como salir de la casa de todos modos -argumentó Heeseung alzándose de hombros- No me hagas enojar y todo estará bien.

Se quedaron viendo juntos la serie, cada tanto, Heeseung volteaba a ver al castaño que estaba recostado en su hombro.

En una de esas que el pelinegro se quedó mirando al menor, este también volteó a verlo.

— ¿Pasa algo? -preguntó el castaño.

— Ven aquí -pidió Heeseung palmeando su regazo.

El menor lo miró un tanto inseguro un par de segundos.

— Ven, no muerdo.

Jungwon inmediatamente formó una mueca en su rostro, casi como si dijera "Qué mentira".

Heeseung al notarlo soltó una leve carcajada.

— Bueno, solo cuando me hacen enojar.

— No se si sea buena idea -murmuró Jungwon aún dudando.

— Ven acá, miedoso -él mismo lo tomó de la cintura acomodandolo sobre su regazo.

Las piernas del menor quedaron una a cada lado de Heeseung mientras este mantenía sus manos en la cintura del más bajo.

— Hee- -el castaño quiso quejarse pero fue interrumpido.

— Abrázame.

Jungwon quedó atónito al escuchar el susurro del mayor, creyendo que tal vez no había escuchado bien.

— ¿Qué? -preguntó para asegurarse de lo que creyó oír.

— ¿Tienes problemas auditivos acaso? -preguntó el pelinegro con mala cara- Dije que me abraces.

El mayor aferró más sus brazos a la cintura contraria.

Jungwon, aún inseguro, rodeó el cuello del mayor con sus brazos y este escondió su cabeza entre el hombro y el cuello del menor.

Aspiró el dulce aroma del menor, no sabía si era el shampoo o tal vez algún perfume, pero el olor a coco qué emanaba de su cuerpo era delicioso.

— Hueles bien -susurró el más alto contra su cuello.

— ¿Yo?

— ¿Hay alguien más aquí?

— No.

— ¿Entonces a quien crees que le hablo? -preguntó Heeseung apartandose lo suficiente para mirarlo.

— A mi -murmuró el menor.

Inmediatamente sus mejillas se tornaron color carmín.

— Exacto -respondió Heeseung.

Se quedaron en silencio por un par de segundos, el mayor volvió a ocultarse en el cuello contrario.

— El coco es una de mis frutas favoritas -murmuró Heeseung de un momento a otro.

— ¿Que tiene que ver eso? -preguntó Jungwon confundido.

— Tú hueles a coco -respondió el pelinegro frotando suavemente su nariz en el cuello contrario- Me gusta.

Jungwon algo nervioso por tal acto no supo hacer más que quedarse callado.

El pelinegro volvió a separarse para mirarlo al notarlo tan callado.

— ¿Pasa algo? -preguntó el mayor.

— No, nada -respondió el castaño negando.

— ¿Seguro? -volvió a preguntar.

El castaño se limitó a asentir levemente.

No dijeron nada más y se volvieron a sumir en el silencio mientras se miraban.

Jungwon notó el momento exacto en el que la vista del pelinegro se desvió a sus labios.

El mayor comenzó a acercarse peligrosamente al menor, su vista intercalandose entre sus ojos y sus labios.

Cuando estuvo apunto de hacer lo que tanto quería, Jungwon giró el rostro en otra dirección.

— Heeseung, tengo hambre -murmuró tratando de evitar el tema.

Heeseung lo entendió, asintió en un suspiro.

— Cierto, ya es tarde y no hemos almorzado -mencionó levantándose con el menor en sus brazos.

— ¿No vas a bajarme? -pregunto el castaño apoyando su mentón en el hombro del mayor.

— Espera -camino al comedor y sentó al menor en una de las sillas, a la vez que sacaba su celular- Pediré pizza.

— ¿Pizza? -preguntó el menor.

— ¿No te gusta? -cuestionó el pelinegro.

— Depende, ¿Qué pizza?

— Champiñones -respondió el más alto.

— Perfecto, me encanta -mencionó el más bajo con una sonrisa.

Heeseung asintió y pidió la comida, una vez llegó almorzaron en completo silencio.

Después del almuerzo fueron a la sala nuevamente, el pelinegro volvió a sentar al menor en su regazo y vieron unas cuantas películas durante toda la tarde.

La noche cayó y el castaño se quedó dormido sobre el mayor, su mejilla apoyada en el pecho contrario.

El mayor acarició su cabello con suavidad, para luego levantarse y llevarlo a la habitación.

Lo dejó cuidadosamente sobre la cama para después darse una ducha, vestirse y echarse junto al menor.

— Dulces sueños -susurró el mayor antes de abrazarlo y dormirse junto a él.