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—¡_______, ese chico te estaba coqueteando!— Exclamó con emoción la peliroja —Era lindo, no lo niego, y nunca  tuviste una cita, ¡Sería perfecto comenzar a salir ahora!

—Ni siquiera se su nombre, Elena— Explicó con calma la castaña

—¡Amor a primera vista!— juntó sus palmas como una niña enamorada y sonrió atontada

—Eso es atracción física, no amor— observó confundida a la contraria —A menos que te refieras a un amor vacío y sin sentido

—¡Oh mi querida _______, el amor mismo no tiene sentido!— explicó sin perder la ilusión

—No te molestes— el rubio frenó a la castaña, sabiendo que  querría contradecir aquella absurda afirmación —Dejala ser, sabemos cómo es

—Julián, déjalas seguir con su charla filosófica, me entretienen— regañó Ezequiel

—Dejen eso y pónganse a trabajar— reprochó Rodrigo antes de poner fin al caos entre los amigos

Lo que resta de la mañana pasó con tranquilidad, procurando complacer al cliente en lo que guste con los delicados postres que aquella cafetería ofrecía, el sol cada vez se acercaba más al mediodía, dando fin al horario laboral, o al menos del turno de aquellos chicos

—Vamos al parque— pidió el pelinegro mientras cambiaba sus zapatos de trabajo por los de salir

—Sigo con resaca  por la mierda  de fiesta de ayer— reclamó el ojiazul —Pero mi abuela se enteró que es mentira así que yo a casa no vuelvo

—Eres un idiota, Julián— rió la pelirroja —Va, yo me apunto

—¿Rodri? ¿________?— preguntó el pelinegro

—Ayer estudié hasta tarde, un descanso no me hará mal— pensó en voz alta el mayor

—Claro, iré— Afirmó la castaña

Los cinco terminaron de cambiarse y, tras saludar a los del cambio de turno, salieron de aquel negocio, dejando atrás el dulce aroma de los postres y café

—Icónico para siempre el chico del helado— recordó Elena, aún conmocionada por aquella escena

—Solo complacía al cliente— explicó nuevamente la castaña

—¡Te sentaste a su lado! ¡Te reíste! ¡¿Sabes cuándo fue la última vez que te ví reír antes de hoy?!— exclamó indignada la pelirroja

—¿Que sentiste? Te veías más, viva— rió el mayor

La castaña colocó su dedo pulgar sobre su pecho, justo donde sentía su corazón Latir

—Desde que se fue siento como mi corazón late más rápido de lo normal— una mirada confusa adoptó su rostro —¿Creen que me haya drogado?

—¡Se los dije!— festejó la pelirroja —¡Amor a primera vista!

—Atracción— corrigió la castaña

—¡No, ________, no, la atracción no te deja con el corazón latiendo como una loca enamorada!— afirmó, segura de si misma —¡Sus ojos estaban fijos en tí, brillando al verte!

—Si, la luz del lugar pega justo en las mesas de la derecha— Respondió con obviedad

—¡Las sonrisas que te daba!

—Desde que llegó sonrió— declaró nuevamente

—Oh, pequeña e ingenua ________— acarició la cabeza de la contraria, aún sin dejar de caminar —Ese chico y tu tuvieron química, no me sorprendería que sal-

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