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Estiró ambos brazos mientras soltaba un bostezó, las vacaciones de invierno terminaron y era hora de volver a clases

—Y en el día de  hoy tenemos a la niña más hermosa de todas, ______ Valdez, y sus inusuales tostadas quemadas— habló tal cual reportero con el control de la televisión en su mano y señalando a su hija con la otra

—Terminaras acostumbrándote

—Lo veo difícil— rió mientras cubria la tostada con mermelada y le daba un mordisco, con una muy mal fingida mueca de felicidad —Sip, un asco

—Que delicado— Murmuró terminando de guardar su almuerzo en su mochila —Le daré esto a Kazutora y me iré, Julián no debe tardar en pasar

Besó la cabeza de su padre y tomó el pote con crema que  había dejado en la mesa, se colocó la mochila y caminó hasta quedar frente la puerta de su invitado

—Kazutora— llamó mientras tocaba sin tanta fuerza, solo quería saber  si estaba despierto

—Adelante

Abrió la puerta levemente adentrando únicamente su cabeza, observando el lugar y finalmente al chico

—Permiso— entró al cuarto y tomó asiento en la punta de la cama, dónde su invitado seguía acostado y en pijama —¿Te desperté?

—No, Tranquila, estaba despierto desde hace unos minutos— sonrió mientras negaba —¿Puedo ayudarla en algo?

—Ayer te ví las marcas algo tarde— señaló con su mirada el cuello del chico —Así que después de comer compré esto

Dejó la crema en las manos del menor

—Yo ya debo irme a clases, pero te veré después de eso,  vendré por tí e  iremos a la cafetería, ¿Te parece bien?

—Claro— Asintió con una sonrisa —No te molesta si salgo con Baji y Chifuyu, ¿Verdad?

—Siempre y cuando tengan cuidado y caminen por calles transitadas— se encogió de hombros y se levantó —Nos vemos, Kazutora

—Hasta luego, _______saludó en respuesta el menor

Dando Luz verde a salir del cuarto y de la casa también, la castaña cerró la puerta tras ella, soltando un pesado suspiro al ver la cara preocupada de su mejor amigo

—Buenos días, Julián

—Ayer no respondiste mis llamadas— comentó el rubio en un pequeño puchero —Tampoco las de Rodrigo, mis mensajes...

—Lamento eso— se disculpó apenada, sacando del bolsillo de su mochila un pequeño cupcake —Disculpa mi comportamiento, se que últimamente hago cosas que no debería, pero te ofresco mis más sinceras disculpas

—Deja eso, suenas como un viejo—  Murmuró tomando aquel pequeño postre y abrazando al instante a la contraria —No leíste los mensajes, ¿Cierto?

—No, lo lamento

—Estaba preocupado por ti, pensé que algo te pasó pero llamé a tú papá y dijo que estabas en casa— dejó caer su frente en el hombro de la chica, respirando con tranquilidad —Eres muy importante para mí, solo quiero que estés bien

—Lo estoy— afirmó en un susurro —Y también eres importante, lamento no atender ayer

—Ya no importa, si estás bien, estoy bien— sonrió, separándose del abrazo y tomando la mano de su amiga para comenzar a caminar —De vuelta a clases, ¿Cómo te sientes?

¿Híbridos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora