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—Buenos Días Magdalena— Saludó el rubio al entrar en la casa

Guardó la llave en su bolsillo y caminó hasta la cocina en busca de aquella chica

Si, Julián tenía una llave de su casa.

—Buenos Días Julián— Murmuró sin verlo, debía concentrarse en el desayuno de su pequeño hermano, según su padre —Puedes tomar asiento, tu desayuno es ese

Señaló vagamente una taza blanca con una unica palabra en negro

Swiftea

Si, bueno, compartían los gustos musicales y las tazas.

Regresemos un poco y expliquemos, Julián suele venir más temprano a la residencia Valdez cuando el padre de su amiga no está, más que nada para hacerle compañía mientras desayunan, se volvió una linda costumbre

—¿Despertarás a Kazutora?— preguntó mientras tomaba asiento —¿Cuando empieza Kazutora las clases?

—El lunes, va conmigo— Sacó las tostadas del fuego y suspiró con pesadez —Estan negras

—¿Se te quemaron de nuevo?

Se levantó de su lugar y se acercó por detrás hasta descansar su barbilla en el hombro de la chica, pasó sus brazos por el torso mismo en un abrazo

—¿No será algo psicológico?

—Debe ser por el estrés— Murmuró, dejando las tostadas en una fuente al costado

—Llevas cinco meses diciendo lo mismo— escondió su rostro entre el cuello y la clavícula ajena —Me preocupa tu salud, me preocupas

—Estoy bien— llevó una de sus manos hasta la cabeza del chico, dejando una corta caricia —No debes preocuparte tanto

—Buenos— Kazutora entró al cuarto, su voz se silenció al instante de ver las dos personas frente la hornilla —¿Por qué Julián está tan pegado a tí?

El nombrado sacó su lengua de manera infantil mientras veía de manera divertida al chico

—Buenos días Kazutora— saludó la chica, sonriendo al verlo adormilado y malhumorado —Julián suele venir cuando papá se va de viaje, costumbre nuestra

—Ah, claro— Murmuró, separando el cuerpo del rubio de la castaña —Pero que se salga, se le enfría su desayuno

—Está caliente, tranquilo— sonrió forzadamente

—No empiecen— cortó aquel ambiente, tomando asiento en su lugar en la mesa —¿Podemos tener un desayuno tranquilo?

Ambos chicos tomaron asiento tras pedir disculpas, comenzando así un, cómo la chica había pedido, tranquilo desayuno

Pasaron alrededor de quince  minutos en los que aquel desayuno ya  había terminado, el de mechas lavó las tazas y se despidió al instante de la castaña

—Nos vemos más tarde, __________— Saludó Kazutora, besando la frente de la nombrada —Espero no verte más tarde, Julián

—Mala suerte, Me dicen Chicle  de tanto que me ven con ________— sonrió burlonamente

—A mí me dicen loco por andar con un fierro a todas partes

—¡_________!— gritó Julián escondiendo su cuerpo tras el de su amiga

—No me metan— Murmuró exhausta

Una última despedida y aquel chico de mechas salió de la casa, dejando un corto silencio que fue interrumpido al instante  por una voz fuera de la casa

¿Híbridos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora