—Julián, te dije que apagues un poco esa computadora— mencionó la mujer mientras negaba rendida, de brazos cruzados y apoyada contra el marco de la puerta
Victoria Valdez, 68 años, cabello rubio corto pintado de blanco por las pocas canas que tenía, estatura mediana, ojos azules y una expresión tranquila
—¡Pero abuela!— se quejó aquel niño, sin voltear el rostro de la pantalla —Más tarde dejaré la computadora, ahora estoy en medio de una partida muy importante
De golpe, la pantalla se puso negra, una expresión de terror se apoderó de su rostro mientras un ruido sordo salía de su garganta
Al girar su cabeza, una pequeña niña de cabellos negros le veía con una sonrisa
—¡Viviana!— gritó desesperado, intentando volver a enchufar aquel aparato
Recibió un golpe, nuevamente giró su rostro viendo ahora a su hermano mayor
—Hazle caso a la abuela— pidió el castaño
—Pero, Camilo— se quejó en vos baja, tirando su cabeza para atrás mientras cerraba sus ojos
Él solo quería seguir jugando, era sábado, ¡Se merecía un descanzo!
—Bryan va a un campamento con algunos vecinos de la cuadra— Murmuró aquel chico, levantando a su pequeño hermano —Iran algunos chicos de tu edad, deberías aprovechar y salir
—No quiero— se quejó mientras dejaba caer su cabeza hacia atrás —Salir es aburrido, los chicos de mi edad son aburridos
—No podés vivir en tu cueva por siempre— rió el mayor, acariciando la cabellera del rubio —Dicen que el nuevo vecino es muy amable, y tiene un hijo de tu edad, probar no cuesta nada
—Elias ya te preparó el bolso con todo lo necesario, andando— aplaudió la mujer mayor —Vive un poco la vida, Dios no te la dió por nada
Tras soltar un bufido, el rubio estiró sus brazos, resignado, mientras veía en la esquina del cuarto su bolso lleno de lo que supuso, sería ropa
—Ya entendí, ya entendí, tengo diez, no dieciocho, iré a un campamento, no a trabajar y mudarme— rodó los ojos mientras trotaba hasta tomar su bolso —¿A qué hora salgo?
—Ahora— Un pelinegro entró por la puerta con una sonrisa de lado, lanzó una botella que golpeó el pecho del menor —Toma tus cosas y andando, nos vienen a buscar en cinco minutos
—Gracias por preguntarme si quería ir eh— Bufó nuevamente, guardando la botella en su bolso mientras lo colgaba sobre su hombro
Observó la sonrisa de su familia, frunció el entrecejo sabiendo que ahí se iba su fin de semana largo, en un campamento al que iría en contra de su voluntad
Esperó a que sus familiares salieran del cuarto y de vuelta el bolso, analizó lo que habían guardado y lo dejó a un lado, solo necesitaba dos prendas de cada una y cosas para no aburrirse, un libro, algunos autos de juguetes, canicas, cartas
—¡Julián Miguel Álvarez, apúrate!— sintió su ceja temblar al oír el llamado de su hermano mayor —¡O te apuras o empiezo a mostrar tu álbum de bebé!
Con la piel pálida comenzó a correr a la salida, su bolso golpeaba contra su espalda mientras esquivaba a la gente de la casa, a sus muchos hermanos
—¡Si lo haces mostraré las fotos que tienes con tu Ex!— amenazó señalando con su dedo índice al mayor
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¿Híbridos?
FanfictionDonde una adolescente despierta de un extraño sueño y decide continuar su vida con normalidad Hasta que pequeñas acciones la hacen confundir, sin saber si lo que pasó fue un sueño o algún tipo de casualidad extraña ¡Tokyo Revengers y tú! Los perso...