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La castaña suspiró observando nuevamente la hora que su reloj marcaba, las manecillas se movían con cada minuto que pasaba y eso la ponía nerviosa

¿Que clase de capitulo mal pagado de la Rosa de Guadalupe es este?— bufó nuevamente, sintiendo el vibrar de su teléfono

Al sacarlo pudo observar el apodo de su compañero Rodrigo en la pantalla, dispuesta a contestarle, tres pares de ojos ya la estaban observando fijamente, atentos a sus movimientos

¡________! Ellos son Chifuyu Matsuno y Kazutora Hanemiya— presentó a sus amigos con una gran sonrisa el pelinegro de colmillos

La castaña suspiró y apagó su teléfono, tenía una larga tarde por delante

Después le mandaría un mensaje a su compañero, Él entendería

Los tres chicos frente a ella venían heridos y sucios, se veía a lenguas que habían peleado, aunque se lo esperaba, no estaba preparada como para curarlos, pero si se imaginaba que volverían en ese estado 

Primero pasemos a curarlos, luego podemos ir a la comisaría y de ahí me encargaré de que lleguen con sus madres— señaló con su cabeza la calle detrás de ella

—Ah, eso— Keisuke sonrió nervioso —Kazu no tiene a sus mami

La castaña quedó en silencio, buscando las palabras para usar próximamente

—Okey, más problemas para resolver— suspiró nuevamente —Primero vamos a curarlos

—Soy Chifuyu— sonrió tímidamente el rubio Chifuyu Matsuno, Lamento causarle molestias, señorita ________

—Solo ________— pidió ella —Andando

La castaña comenzó a caminar en silencio, satisfecha al escuchar como la seguían

—_________

—Keisuke

—¿Donde se quedará Kazu?— preguntó el pelinegro

—¿No se quedará contigo?— preguntó ella confundida

—Bueno, Tendría que hablarlo con mamá, además de que como recién voy a volver sería algo complicado...— Murmuró apenado

Antes de poder hablar, un ruido de estómago sonó entre ellos, las mejillas de Kazutora se volvieron rojas al instante mientras volteaba la cabeza

—Vamos a un supermercado, ahí conseguiremos vendas y algo para comer— recomendó ella, frenando en la esquina de la calle, esperando que el semáforo le permita pasar

Observó confundida su mano, el tal Kazutora sostenía su mano sin dirigirle la mirada

—¿Puedo?

—Ya lo estás haciendo— restó importancia, observando ahora su mano restante, el pelinegro la sostenía

—¿Podemos comprar Yakisoba?— pidió alegremente el pelinegro menor

—Dudo que lo vendan por aquí— mencionó cruzando la calle junto a sus tres acompañantes

Los cuatro jóvenes entraron al enorme local, la mayor les permitió buscar aquella comida extranjera que querían,y en caso de encontrarlo, podrían traerlo, mientras ella conseguía algunos productos para curar a los chicos

—¡__________! ¡¿Podemos llevar Ramen?!— Keisuke levantó un pote de dicha comida desde el otro lado del pasillo, observando con una gran sonrisa a la castaña

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