[ㅤ🌌ㅤ]

185 32 1
                                    

Llegó a su casa, bueno, a la casa de su padre, observó por unos segundos la puerta, dudaba si debía o no entrar

—¿Te abro mi vida?

—Cierra la boca— Murmuró, frunciendo las cejas y tomando el pomo de la puerta —Puedo hacerlo por mi cuenta

—Tan carismática cómo siempre, amor

—Pudrete— abrió la puerta, entrando con lentitud a la casa

Las luces estaban apagadas, pero pudo ver cómo Hiro, su pequeño gato, se paseaba entre los muebles, así que sonrió

Prendió la luz y pudo finalmente encontrar a su padre, durmiendo en el sillón de la sala

Mordió su labio inferior y desvío la mirada, al instante sintió dos manos en sus hombros

—¿Segura que estás bien con esto?— Murmuró su acompañante

—Solo camina— tomó su mano y comenzó a guiarlo hacia su cuarto, subieron las escaleras procurando no hacer ruido

La luz del pasillo se prendió y pudo ver a Kazutora medio adormilado en la puerta del baño

—¿__________?

—Vine a buscar ropa— explicó rápidamente, y en su cabeza comenzaron a formularse pregunta tras pregunta

¿Él también era parte del sueño? ¿O le había mentido? ¿Le  había ocultado alguna verdad?

—Ojitos lindos

—Vamos— entró rápidamente a su cuarto, queriendo evitar seguir viendo a su casi hermano

Se descolgó la mochila y la dejó en la cama, abierta, para poder meter toda la ropa que  entrara

Al llenarla, decidió también tomar otra mochila, no sabía cuánto tiempo pasaría fuera, seguramente el suficiente como para pensar y reconsiderar si los diecinueve años de su vida son suficientes para mandar todo a la mierda y vivir en Saturno

Guardó sus útiles escolares y libros, su dinero, sus productos personales y demás

—¿Lista?— preguntó el castaño al verla ya con tres mochilas

—Sí, Sí, ya vámonos

—Dame, te ayudo— el chico tomó dos de las mochilas y se las colgó en la espalda

Salieron con cuidado, cerrando la puerta de su cuarto -esta vez  con llave- y bajando las escaleras, intentando no despertar al mayor

Al estar frente la puerta de salida,  ambos se voltearon rápidamente, asustados, al oírlo murmurar algo

—¿Que dijo?

—Yo que sé

—¿No lo escuchaste?

—¿Te respondería 'yo que sé' si lo escuché?— respondió enojada, rodó los ojos y finalmente salieron de aquella casa, caminando en silencio por la oscura -aunque ya en el fondo se podía ver al sol salir- calle en aquella madrugada

—¿Vamos a dormir?

—Vamos al bar

El contrario alzó una ceja, confundido

—Creí que no tomabas

Creí que mi mamá estaba muerta, que mi papá no me mentía, que los sueños eran solo sueños, que conocerlos fue una coincidencia— enumeró sin mirarle, continuando con su camino con lentitud

¿Híbridos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora