Sus ojos dorados miraban directamente hacia la carretera desierta que se mostraba ante ella. Las luces doradas bañando la calle y los pocos autos que transitaban por la misma.
Sus pensamientos estaban concentrados en aquella fotografía que había visto en el album que aún estaba en aquella caja vieja en su casa. Aquella caja que estaba repleta de recuerdos de Calleigh.
Vamos, Ari - escuchó la suave voz de su hermana e intentó mantenerse entera frente a ese recuerdo.
Aquellos momentos, que creyó desterrados de su memoria, habían regresado con tal fuerza, que le asustaba si quiera pensar en ellos. Todos llevaban una escencia de Calleigh y se le estaba haciendo difícil ignorarlo. Su mente quería llevarla a ese momento, pero se negó.
Una vez que estuvo frente al hospital, apagó el motor del auto y soltó el aire que había estado conteniendo, sin darse cuenta. Miró el estacionamiento y reconoció algunos coches.
Bajó del auto, dispuesta a obtener las respuestas que se le estaban siendo negadas en esos momentos. Su rostro mostraba completa seriedad sin embargo, su corazón era un completo caos.
El viento frío de la noche le dio la bienvenida a aquel lugar, que lucía completamente tétrico. El estacionamiento, levemente iluminado, le mostró una silueta que caminaba con paso decidido hacia donde ella se hallaba.
-Ari, - llamó la silueta.
La persona que menos esperaba encontrarse en esos momentos y la única a la que realmente no quería ver. Aquello, parecía una broma pesada del destino y sin embargo, no pudo evitar sentir que se ahogaba.
-No deberías estar aquí - escuchó en completa calma, sin detenerse.
-Tú tampoco, - le dijo, sin pízca de cortesía.
-Te pedí que abandonaras el caso de Zareck Gallagher, - dijo el hombre, que compartía leves razgos con la chica.
-Y yo te dije que no pretendía hacerlo, - su voz salió más fría de lo que hubiera deseado. - No voy a ceder a todos tus caprichos.
-No es un capricho, Ari, - le dijo, mirándola directamente a los ojos.
-¿Entonces qué es? - le preguntó, y esta vez, no había ni más mínima cortesía en sus palabras. - ¿Amor por mí?
-El médico dijo que no debías estar sometida a tanto estrés.
-Y yo sé que puedo manejar el caso de Zareck Gallagher, - le dijo, cruzándose de brazos.
-Espero que te alejes de ese chico cuanto antes, Ariadne, - sin embargo, ella sabía que aquello no era una advertencia, sino una amenaza.
-¿Por qué? - fue lo único que pudo preguntar, cuando vio la duda y el terror relampaguear en los ojos de su padre.
-Porque él es peligroso, - le dijo sin miramientos. - Es un monstruo.
Ariadne sintió que la sangre se le calentaba y la ira comenzaba a bullir desde el interior de su pecho. El peso de esa oración hizo que le corazón le doliera de forma que jamás había sentido en el pasado. Quizá, eso era lo mismo que había sentido Jaith cuando ella había soltado semejante comentario.
-Él no es un monstruo, - le dijo, sabiendo que en su voz se estaba haciendo cada vez más notorio los sentimientos que estaban haciendo caos en su corazón. - Es un ser humano como todos los demás, y quizá, sea un ser humano mucho más hermoso de lo que cualquiera imagina.
No se puede juzgar a un perfume por su envace, mi pequeña sabelotodo, - la voz de su madre, la madre de Calleigh, hizo eco en sus oídos de una forma tan suave, que sintió que estaba cerca de ella. Apoyándola.
ESTÁS LEYENDO
Requiem Final
Mystery / ThrillerLibro N°2 Después de tantos años, por fin había destruido a la persona que le había robado al amor de su vida. Su corazón estaba en completa paz, ahora que sabía que su niño era sólamente de ella y para ella. Sin embargo, él la había traicionado y é...