|| Cap. 21 ||

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—Has sido una chica demasiado mala, Lisa

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—Has sido una chica demasiado mala, Lisa. Demasiado —mencionó JiMin con el típico tono de voz medio ronco y seductor, pero a la vez suave y estimulante, que solía utilizar con sus sumisas. Entretanto caminaba lentamente rodeando aquel grueso asiento al que se hallaba atada con firmeza la omega —. ¿Crees que mereces tenerme luego de lo mal que te has portado?

La noche por fin había caído. JiMin había esperado con ansias durante todo el día a que llegase aquel momento en el que pondría en marcha su más anhelado castigo antes de deshacerse por completo de la bastarda que había intentado lastimar a su omega.

—Dime, ¿te lo mereces? —gruñó tironeándole del cabello con fuerza para que esta levantara la cabeza y lo mirara.

Sus ojos estaban llorosos, sus labios resecos, su semblante decaído. Había dolor en su mirada oscura, dolor escoltado por el temor.

—Lo siento, Daddy —musitó la menor, entristecida, bajando de nuevo la mirada cuando este la soltó. 
JiMin chasqueó su lengua tres veces en signo de desaprobación.

—Daddy no te perdonará. ¿Y sabes qué sucede cuando te portas así de mal?, ¿sabes qué sucede cuando me desobedeces e intentas atentar con la vida de mi omega?

—Yo soy tu omega —replicó bajito.

— ¡No! —Exclamó de inmediato molesto—. Tú sólo eras con quien me descargaba por la falta que ella me hacía.

Un par de lágrimas bordearon sus mejillas.

— ¿Quieres decirme en qué mierda pensabas?, ¿acaso creías que lo nuestro llegaría a algo más que sólo la simple relación de sumisa-dominante? Yo te lo dejé  muy claro desde el primer día, joder, nada de involucraciones sentimentales, ni de las demás mierdas. ¿Por qué has hecho todo eso? ¿Por qué, si sabías muy bien cómo funciona esto?

—Es que... tú me salvaste y... yo p-pensé que t-te importaba...

La voz de la menor sonaba gastada, entrecortada, rota. Sollozó un poco, sin animarse a elevar la mirada.

—Oh, que ilusa eres... Déjame decirte que te equivocas cariño. No lo he hecho por ti. Lo hice para demostrarles a esos tipos que yo siempre me salgo con la mía —aclaró JiMin sin poseer pizca de compasión.

Lisa sorbió los mocos fuertemente, deseando poder liberar sus manos de aquellas cuerdas que la mantenían atada tan solo para encajarle una ruidosa cachetada. Levantó su cabeza, entregándole una mirada de odio.

—No te saliste con la tuya cuando ella te abandonó —contraatacó totalmente despechad. Sí, LaLisa lo sabía. Lo sabía gracias a que en la cocina se repartían todos los chismes de la casa entre las sirvientas—. Y de seguro volverá a hacerlo en cuanto obtenga lo que quiera, porque, vamos, si no fuera por tu dinero, ¿quién querría quedarse contigo?

Sublime Dominación || Park JiMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora