|| Cap. 18 ||

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—Todavía no logro entender cómo es que has podido olvidarte de tan importante detalle, HaRi, si tú siempre has sido muy responsable en ese asunto —comentó HaNa todavía sumida en un gran asombro por la noticia que le había dado su mejor amiga

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—Todavía no logro entender cómo es que has podido olvidarte de tan importante detalle, HaRi, si tú siempre has sido muy responsable en ese asunto —comentó HaNa todavía sumida en un gran asombro por la noticia que le había dado su mejor amiga.

—Lo sé, ni yo lo logro entender —concordó HaRi sin abandonar su estado de angustia—. Toda mi rutina diaria se fue al demonio con ese alfa. Estaba tan metida en otros asuntos y mi celular era el que siempre me avisaba de tomarla, al no tenerlo se perdió todo. Y..., y ahora..., ahora n-no sé q-qué hacer —confesó con la voz quebrada y la mirada cristalizada.

Hana se apresuró a rodearla con sus brazos. Hoseok tampoco tardó en aproximarse y brindarle su apoyo a la omega devastada.

—Todavía no puedes tener la certeza de nada, HaRi —dijo el beta, tratando de calmarla de algún modo—. Quiero decir, puede que no...

—Estaba en mi celo, ¿entiendes? Ese es el momento en el que más necesitaba tomarlas y no lo hice —masculló HaRi enojada consigo misma, manteniendo su rostro contraído en una mueca de enfado combinada de sufrimiento—. Además todas las veces él me anudó... y, tendría que ser un milagro para que no...

Suspiró, sin ser capaz de siquiera decirlo.

La situación no podría ser más desesperante. Ella, una omega tan irresponsable, tan descontrolada, tan inmadura, tan insana, no podría ser capaz de asumir tal responsabilidad. Mucho menos estando sola, sin una pareja que la contuviera. Y tampoco era como si deseara tener una. Ella no quería pareja, ni mucho menos quería un hijo. Ella era demasiado joven. Ella quería su vida de vuelta.

Tenía tantas ganas de que aquello solo fuese un mal sueño. Una terrible pesadilla de la cual pronto se despertaría y respiraría aliviada sabiendo que nada de eso había pasado, y saldría al mundo como la omega descarada y atrevida que era a conquistar un nuevo hombre, a fumarse un nuevo porro, a beberse una nueva cerveza. Pero ojalá fuera sólo una pesadilla.

Si bien su vida nunca había sido perfecta, por lo menos, hasta hacia una semana atrás, era feliz con lo que tenía. Vivía como quería, disfrutando de su libertad, de su juventud y de los pequeños placeres de la vida, sin importarle lo que los demás dijesen.

Y ahora todo se había arruinado.

—Yo concuerdo con Hobi, Hari querida, no creo que el efecto de la pastilla se hubiese desvanecido sin más los primeros días —mencionó la castaño acariciándole la espalda—. Espera una o dos semanas más y hazte un test para despejar dudas.

— ¿Y mientras tanto qué? —exclamó la omega pelilavanda soltando un par de lágrimas desconsoladas—. ¿Qué hago mientras tanto? ¿Y que mierda haré cuándo lo confirme? Y-yo..., yo no q-quiero esto.

—No sabes si se confirmará, puede que no —se apresuró a hablar el beta en un desesperado intento de darle consuelo—. Pero se igual modo, deberías mantenerte alejada de las fiestas y eso, por si acaso —sugirió temeroso—. Bueno..., quiero decir..., no sé que pensaras hacer.

Sublime Dominación || Park JiMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora