|•HaRi, una delicada Omega amante de las noches de descontrol, tendrá que renunciar a todo cuando Park JiMin, un dominante Alfa Italiano la reclama como suya cuando una manada de Alfas cegados por el morbo quieren abusar sexualmente de la Omega inco...
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—No tienes idea de cuanto me gustaría que hagamos el amor, bebé, pero no... No creo que sea favorable ahora —opinó JiMin con su voz rasposa y carraspeó, quitando su mano del abdomen de su omega, alejándose un poco de esta.
—¿Por qué no? —cuestionó HaRi haciendo un puchero, eliminando una vez más el ligero espacio entre ellos al recargar la cabeza en su hombro.
JiMin sonrió de lado, acariciándole los cabellos.
—Porque si lo hacemos no aguantaré las ganas de besarte, y si bien ya me siento mejor del resfriado, no se me ha pasado del todo. Aún tengo la nariz tapada. No quiero transmitírtelo.
La omega suspiró, desilusionada.
—Bueno... en ese caso, déjame cuidarte —mencionó, mirándolo a los ojos mientras llevaba una de sus manos a la mejilla de JiMin para acariciarla despacio.
Sonriendo, el alfa tomo aquella misma mano y comenzó dejar suaves besos en el dorso de esta. Luego dejó que su boca se guiara hasta el pómulo de la omega y plantó otro cálido beso allí.
—Te amo —susurró JiMin, más enamorado que nunca.
—Y yo te amo a ti, amor, más de lo que crees.
Y aquel fue el momento perfecto para unir sus labios en un dulce y sentimental beso lleno de amor, pero, por supuesto, no pasó.
—Minnie... ¿qué te parece si estrenamos la tina del baño de nuestra habitación? Un relajante baño calentito en compañía de tu omega te hará bien y el vapor ayudará a destaparte la nariz, ¿qué dices?
—Me parece una excelente idea —dijo JiMin, sonriendo.
—Perfecto, subiré a preparar el agua —anuncio, levantándose del sofá—. Oh... y Minnie, por favor, no sigas bebiendo y fumando, al menos hasta que mejores. Eso no te ayudará... Tienes que beber agua. Mucha agua. No alcohol —le aconsejó, preocupada al ver el trago de JiMin sin terminar reposado en la mesita.
—Si, lo sé, eso sólo fue porque estaba intranquilo, lo necesitaba. Pero ahora no te preocupes, haré todo lo posible para evitarlo. La abstinencia de tus labios es mucho peor y quiero recuperarme.
La omega esbozó una sonrisa, complacida.
—Así se habla, porque no se cuanto más pueda resistir sin tus besos —comentó, tomando entre sus dedos el vaso de licor con la única intención de llevárselo a la cocina y deshacerse del resto del contenido— Oh, y mañana te quedarás todo el día conmigo, aquí, descansando —agregó poco antes de irse a la cocina.
—Es lo que más me gustaría, pero no puedo quedarme —repuso el alfa, luego de levantarse y perseguir a su amada—. Estas no son vacaciones para mí, tengo trabajo.
—No me importa —objetó HaRi, impasible, arrojando el alcohol en el fregadero. Abrió la llave del agua y se dispuso a lavar el vaso—. Te quiero conmigo. Al diablo tu trabajo, di que te vino el celo y ya.
