|| Cap. 29 ||

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Maratón 2/?

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La omega cayó arrodillada frente al retrete, expulsando desde su garganta todo aquel contenido que su organismo no parecía querer conservar. Vomitó todo su desayuno, y hasta la limonada que se había bebido durante la noche en el bar.

Una mano ajena se posó en su desnuda espalda. JiMin le dio aliento, mientras le retiraba los rebeldes cabellos de su rostro.

Un gran alivio se presentó en HaRi cuando, al fin, el asqueroso vomito cesó. Con algo de papel se limpió la comisura de sus labios, sin embargo, no sintiéndose para nada limpia, se enjuagó la boca en el lavado.

No supo en qué momento JiMin se había marchado para traerle agua, pero allí estaba, ofreciéndole un vaso cargado de aquel liquido transparente.

-¿Hay algo que dabas decirme? -inquirió JiMin, tras haberle entregado el vaso.

HaRi bebió el agua, mirándolo como si no supiera nada.

-Mmmh, no.

- HaRi-dijo su nombre en tono de advertencia.

-¿Qué? Me habrá hecho mal algo que he comido, ¿qué quieres que te diga?

El alfa frunció los labios no muy convencido.

-¿Por qué siento que hay algo más?

HaRi elevó sus hombros, luciendo desinteresada, y regresó a la habitación, siendo seguida por el otro.

- HaRi -el alfa la tomó de un brazo con cuidado, deteniéndole su andar-. No me ocultes nada, ¿realmente es por algo que has comido?

-Es lo que supongo yo, JiMinie, o capaz fue algo que me dieron anoche, no lo sé -objetó, fastidiada, soltándose del agarre del mayor.

Era mentira. Por supuesto que HaRi sabía la verdadera razón de su repentino vómito, pero no podía revelársela a JiMin. No porque no quisiese, al contrario, le carcomían las ganas por contarle. Pero, ¿qué ganaría con ello? JiMin se separaría de ella; se desvanecería de su vida por años.

HaRi no quería que su alfa se encontrara en otro continente preocupado constantemente por ella y su embarazo. Sufriría mucho al verse privado de compartir con su omega aquella bonita etapa, no pudiendo ver, ni acariciar, su hinchado vientre, ni tampoco presenciar el nacimiento.

Se perdería la preciosa imagen de su bebé recién nacido, todo chiquito y delicadito, con sus puñitos apretados y sus ojitos cerrados, durmiendo envuelto en una acogedora manta entre los brazos de HaRi. También se perdería los primeros pasos, las primeras palabras, los primeros dientes, ¿y quién sabe que más?

HaRi aseguraba que el alfa no podría vivir sabiendo que a miles de millas se hallaba su bebé creciendo sin la presencia de su otro padre. Era demasiado para un corazón tan noble como el de JiMin. Por tal motivo, lo mejor era que su cachorro continuase siendo un secreto.

Sublime Dominación || Park JiMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora