Revisé su libro con detenimiento, era el mismo que el mío pero su clase iba un tema más adelantado por lo que me lo leí para poder ponerme en su mismo contexto.
Las ciencias me gustaban, era una de mis asignaturas preferidas y ese fue uno de los motivos por los que acepté ayudarle. Pasaba las páginas con lentitud mientras mordisqueaba una de mis uñas, el se encontraba apoyado en su mano, notaba su mirada clavada en mis movimientos esperando alguna instrucción.
Acabé de leer el tema y le miré, sonrió sentándose bien de nuevo.
—¿Y bien? —preguntó sin apartar la vista del libro.
—¿Comenzamos con algunos ejercicios? Para poder ver que es lo que más te cuesta.
—Tu mandas, eres mi profe —dijo bromeando mientras se encogía de hombros, yo simplemente sonreí con timidez.
—Voy a apuntártelos.
Se formó de nuevo el silencio mientras en la libreta escribí algunas preguntas, él se dedicó a juguetear con un bolígrafo sin molestarme.
—Ya está —arrastré la libreta frente a él—, he intentado que fueran bastante sencillas —expliqué señalando con mi dedo la hoja.
Asintió, cogió su nuevo bolígrafo negro y empezó.
Le miraba pacientemente, se me hacía gracioso ver como cuando se concentraba sacaba ligeramente la lengua o miraba hacia el techo buscando inspiración.
Pasaron unos quince minutos, quedaban solo otros quince para que acabara el patio y solo había respondido dos.
Resoplaba un tanto agobiado, miraba la hora en su móvil y eso hacía que su estrés se multiplicara. Suspiré ligeramente y arrastré mi silla hacia la suya para poder leer más de cerca la libreta, el me miró con ojos de cordero degollado, suplicando ayuda.
Cogí mi bolígrafo azul y señalé la tercera pregunta.
—Los glóbulos blancos y rojos se diferencian muy fácilmente.
Esperó para que le resolviera yo la duda, suspiré con una sonrisa sabiendo que no había otra optativa.
—Te lo explico de la manera más rápida —cogí el bolígrafo de su mano, me miró expectante—. El bolígrafo azul son los glóbulos rojos —lo coloqué sobre la mesa—, este señor tan bueno se encarga de algo muy importante para nosotros y nuestro cuerpo —lo moví haciendo olas en el trayecto hasta llegar a su libreta—, transporta el oxigeno hacia nuestros pulmones pero eso no es todo —le quité la tapa—, también a nuestros tejidos y órganos. Es decir, su misión es transportar oxigeno —le miré de nuevo y el también puso los ojos en mi.
Me puse nerviosa con ese contacto visual y aparté la vista de inmediato para coger el bolígrafo negro.
—Y este señor —hice los mismos movimientos más bruscos con él hacia su libreta—, es un guerrero. Combate infecciones y lucha por nuestro sistema inmunitario.
Me miró algo extrañado, como si estuviera hablándole en mandarín.
—¿Por ejemplo un resfriado? —preguntó dudoso, yo asentí orgullosa
—Por ejemplo un resfriado —repetí sonriendo.
Él sonrió y cogió los dos bolígrafos de mis manos.
—¿Puedo quedarme los dos? —miró sus manos—, así en el examen me acordaré de ti y seguro que respondo bien.
Abrí la boca para decir algo, pero la volví a cerrar y miré mi libreta vacía. Pasar vergüenza por un chico era algo que nunca se me había ocurrido, y menos hablando de glóbulos.
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Rompiendo mis esquemas (PROCESO)
Novela JuvenilLuna, la chica más inteligente de su escuela, notas espectaculares, entregada en cuerpo y alma a sus estudios desde pequeña, el paso a la secundaria no cambiaría su visión de ganadora, quería seguir siendo la mejor en lo académico. Pero, todo da un...