10. Androides y Cell

2.1K 152 8
                                    

—Mujer, despierta— dijo simplemente.

Ella se despertó de un salto, sorprendida de verlo ya vestido con su armadura completa y su bolso sobre el hombro —Te vas, ¿no?

—Sí.

Ella asintió. Había esperado esto tarde o temprano, los androides estaban a sólo unos meses de distancia —¿Cuánto tiempo?

—Hasta que haya matado a los androides. Necesito pasar un tiempo entrenando solo para concentrarme.

—Bésame primero.

Se apoyó en el colchón y atrapó sus labios contra los suyos durante un largo momento —Adiós.

—¿Vas a despedirte de Trunks?— ella preguntó.

Levantó una ceja —El niño es un bebé. No entiende el lenguaje.

—Aún así te extrañará.

—Eso es ridículo, él no recordará mi ausencia, y si fuera a morir no recordaría mi existencia. Regresaré antes de que sea hora de entrenarlo.

Ella suspiró. Vegeta no había sostenido a su hijo desde que lo trajeron a casa unos meses antes. No parecía desagradable o molesto por el niño, pero actuó como si su presencia fuera solo una obligación que debían manejar. Ella no había esperado una charla infantil o mimos, pero él tenía razón acerca de que Trunks probablemente no notaría su ausencia —Te veré después, entonces. Buena suerte.

—No necesito suerte— se burló —Yo...

—Yo, el Príncipe Vegeta, he ascendido al nivel del legendario Súper bla, bla, lo sé, lo dices a menudo. Ten cuidado de todos modos.

El asintió —"Horshana te'see, A'met".

"Regresaré a ti, A'met", tradujo fácilmente. Todo menos esa última palabra. Se había negado a decirle lo que significaba —Más te vale.


-------------------- > -------------------- > -------------------- >


—Mujer, nosotros...

Tiró el libro en su mano con fuerza hacia la puerta cuando el Saiyajin la abrió. Se agachó con facilidad y el libro pasó volando junto a él, golpeando ineficazmente a Trunks detrás de él.

Bulma jadeó y saltó, corriendo para mimar a su hijo —¡Oh dioses! Lo siento Trunks, no fue mi intención golpearte. Estaba apuntando hacía ese imbécil— gruñó, cruzando los brazos hacia Vegeta.

El adolescente rio nerviosamente —Uh, está bien, mamá.

—¿De qué estás hablando ahora?— preguntó Vegeta, dejándose caer en su cama y cruzando sus manos detrás de su cabeza. Hemos venido a dormir y a tener una comida decente. Al menos eso es lo que pienso hacer yo, no sé qué está haciendo él aquí— dijo, señalando con desdén a su hijo.

—Oh, es tarde— se preocupó, sacudiendo el polvo de la chaqueta de Trunks —Vamos Trunks, te traeré algo de comer y te encontraré una habitación de invitados. Te pondría en tu propia habitación, pero... supongo que no quieres compartirla con un bebé.

—¿Qué hay de mí?— Vegeta llamó —Podrías darme algo de comer.

—Muérete de hambre— escupió ella.

—¿Cuál es tu problema?

—Bueno, mierda, no sé, tal vez mi hijo y yo casi morimos en la explosión de un avión en el aire hace dos días mientras tú no hacías nada.

Charlas de Habitación | VegebulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora