21. Resaca | La Sombra | Al límite

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Vegeta gimió en la almohada, ocultando sus ojos de la suave luz de la mañana que se filtraba por la ventana.

—Buenos días, borracho. ¿Cómo se siente esa cabeza?

—Mujer, si no bajas la voz, mataré a todos los que hayas conocido y quemaré esta casa hasta los cimientos.

—¿Cuánto recuerdas?

—La memoria de un verdadero Saiyajin no se puede modificar— murmuró.

—Eso no es lo que pregunté.

—Sé que el anciano debe morir, pero no puedo concentrarme en por qué.

—Eso es probablemente lo mejor. Le debes una disculpa a Krillin.

—¿Yo?

—Sí. Tú y Yamcha decidieron convertir su fiesta en un concurso de bebidas, y ambos perdieron.

—Gané— insistió —Eso es lo que recuerdo. Me mantuve lo suficientemente consciente como para ir a casa y tener relaciones sexuales con mi esposa, el Triclops tuvo que rescatar al Debilucho del piso del bar.

—Ambos deben disculparse con él. Le gritaré a Yamcha también. De hecho, probablemente debería llamarlo antes de que cure su resaca.

—Mujer, ¿quién crees que nos daba los tragos? Esa fiesta fue aburrida hasta que Krillin sugirió que Yamcha podría beber más que yo y compró el vodka.

Su mandíbula se abrió —Ese pequeño bastardo mentiroso.

Él se rio entre dientes, luego hizo una mueca, lamentando el movimiento —¿Cuánto tiempo dura esto?

—Necesitas agua y comida grasosa, eso ayuda un poco.

Se estremeció de disgusto.

—Algunas personas dicen que deberías tomar un trago para aliviar la resaca.

—No hay una maldita posibilidad, no lo tocaré de nuevo. Apenas recuerdo el sexo de anoche.

Ella se rio —Fuiste muy dulce. Todo lo dijiste en español.

—Tonterías, estás recordando mal.

"Mi compañero brilla como una estrella, quemando mi carne, pero me arrastro cada vez más cerca..."

—¡Suficiente!— explotó, y luego se agarró la sien dolorosamente. Sus ojos se abrieron como platos cuando escuchó los pasos de su hijo golpeando el pasillo —No— susurró.

Trunks irrumpió en su habitación y corrió por el piso, arrojándose en la cama de sus padres —¡Buenos días, mamá! ¡Buenos días, papá!

Vegeta gruñó y arrojó la almohada de Bulma sobre su cabeza también —Chico, te comeré.

Trunks se rio.

—¿Crees que no lo haré? He comido seres más lindos con menos provocación. No sería difícil empezar de cero con un niño más tranquilo. Te pondré en un palo, te asaré en el fuego y te comeré.

Bulma levantó al niño sin disculpas en sus brazos, noventa y nueve por ciento segura de que Vegeta no lo convertiría en una comida, pero pensó que era mejor no correr el riesgo. Ella le dio una palmada en el trasero en el camino —No te quedes en la cama todo el día.

Él solo gruñó, envolviéndose nuevamente entre las sabanas.

—¡Adiós, papá!— gritó Trunks sacudiendo su mano.

El Saiyajin hizo una mueca, murmurando algo en el colchón sobre dejar al niño en el bosque.


Charlas de Habitación | VegebulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora