18. El Monstruo de Trunks | Goten

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—¿Por qué te afeitas el cuerpo?— murmuró, deslizando su mano bajo su bata distraídamente.

—¿Te estás quejando?

—No particularmente. Pensé que era extraño. Al principio, muchas cosas que hiciste fueron extrañas.

—¿Cómo qué?

—Como los fuertes olores con los que te cubres. No pude sentir que venías hacia mí durante las primeras semanas porque tu olor siempre era diferente.

—Me gusta mezclarlo con perfumes— se encogió de hombros.

—He aprendido eso, sobre todo porque te importó poco que acababa de ser tu enemigo, y pensé que debías ser una idiota. Tu comportamiento también fue alarmante, según los estándares Saiyajin.

—¿Mi comportamiento?— preguntó, arqueando una ceja hacia él.

Él sonrió —Bueno, te me propusiste la primera vez que hablamos en la Tierra.

—¿Yo hice qué?

—Cuando llegamos de Namek. Viniste a mí espontáneamente y me pediste que fuera a vivir a la casa de tu padre.

—No tenías adónde ir.

—Eso no era asunto tuyo. Una invitación para vivir contigo en la casa de tu padre, en Vegetasei, habría sido una propuesta. Esencialmente me pediste que dijera mi voto sobre ti en ese mismo momento.

Ella rio —Mierda, no es de extrañar que te vieras tan asustado. ¿Por qué viniste conmigo si pensabas que estaba tratando de casarme contigo?

—Ciertamente no para aceptar la oferta— se burló —Como he dicho, necesitaba un lugar para planificar mi próximo movimiento. Por supuesto, cuando llegamos continuaste tu insistencia ofreciéndome comida, ropa y una cama. Nunca había conocido a una mujer más atrevida en mi vida.

Ella se rio más fuerte —¿Cuándo te diste cuenta de que solo estaba siendo amable?

—Esa noche. Nunca viniste a mis aposentos.

—¿Pensaste que iba a tener sexo contigo la primera noche?

—Habría sido el siguiente paso en tu cortejo hacia mí. Así que me quedé despierto por mucho tiempo sin saber si te rechazaría. Finalmente me di cuenta de que no vendrías.

—¿Lo consideraste?

—No es como si estuviera aceptando tu propuesta. El sexo a menudo era casual siempre que no estuvieras emparejado con alguien. Tu eres atractiva. Y, como te gusta señalar, yo era virgen en ese momento. ¿Puedes culparme? Al final, me di cuenta de que las costumbres eran diferentes aquí cuando vi que habías tenido la misma amabilidad con todos los Namekianos. Luego continuaste hablando de recuperar al Debilucho con tus amigos, y asumí que mis percepciones eran incorrectas. Eventualmente decidí tomar la nave y partir para entrenar. Pero pasé toda la maldita noche imaginándote desnuda y dispuesta debajo de mí. La imagen se había grabado como fuego en mi cerebro y deseaba tener tu cuerpo. Maldita mujer.

—Así que volviste.

Se quejó —Parece que siempre lo hago.

Ella rodó para acostarse sobre su pecho, levantándose para mirarlo —¿Qué pensarían de mí en Vegetasei? Sé que tendrían que respetar tu voto, pero ¿les caería bien?

Su rostro no se movió, una señal de que había considerado eso antes —Actúas como una mujer Saiyajin, pero sin el nivel de poder para respaldar tu valentía. Si muchos hubieran oído que estaba considerando reclamarte como mi compañero, es posible que te hubieran matado. Fácil competencia para entrar en la familia real. Como su premio por la victoria, al menos habría tenido que considerarlos también.

Charlas de Habitación | VegebulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora