Jungkook miraba Seúl a través de la ventana en su despacho. Sentía un dolor de cabeza formándose en sus sienes.
   Había sido una mañana ajetreada. En la junta que tuvo para dar seguimiento al proyecto del chip procesador que iban a lanzar, le informaron que había un retraso con uno de sus proveedores y temían que tuvieran que posponer las fechas. Jungkook no lo permitiría. Empezó a exigir que buscaran otros proveedores o el actual hiciera lo imposible para entregar en la fecha estipulada o se atuviera a pagar una penalización millonaria. Todos los presentes se habían sentido intimidados por su tono de voz. Hablaría con Namjoon, que era su abogado desde hace años; acerca de la situación. Ese alfa era uno de los hombres más inteligentes y confiables que conocía. Tal vez le diera una idea que lo pudiera ayudar a conseguir lo que necesitaba a tiempo.

   A él no le gustaba comportarse como un hijo de puta, pero era un hombre de negocios, y para tener éxito en ello, tenía que ser estricto en muchas cosas y manejar con mano firme a quienes trabajaban o colaboraban con su empresa.

   Suspiró mientras veía el sol caer sobre los edificios desde la altura de su oficina, ubicada en el piso 58. Recordó que su madre le había llamado para decirle que lo visitaría por la tarde. Él apreciaba a su madre; claro que sí, pero era consciente de que su forma de ser tan preocupada por lo que la sociedad dijera y estipulara como "lo correcto para un hombre decente", los hacía tener una barrera entre ellos siempre que intentaba acercarse. Ella no estaba de acuerdo en que su hijo mayor tuviera tatuajes, el cabello largo, que le encantara disfrutar de la velocidad en una motocicleta y en su tiempo libre se vistiera como "malviviente" (según sus propias palabras). Y el acabose para ella, era que ya tenía 32 años y seguía sin contraer matrimonio con "una buena omega, como la Diosa Luna manda" para darle herederos a la estirpe Jeon.

   Hizo girar su cuello hasta que tronó, mientras su mente volaba a imaginar qué estaría haciendo cierto omega hermoso de cabellos rosados. Gruñó de frustración. Su alfa había estado inquieto desde la noche que lo conoció, rogando que volviera a buscarlo y él se había negado cortante. No quería caer en las pequeñas manos del omega, aunque fueran preciosas. Era consciente que sus padres, la junta directiva y los medios de comunicación lo presionaban cada vez que podían a que tomara a algún omega y formalizara una relación. Y él odiaba sentirse presionado.
Es cierto que Jimin era muy, pero muy atractivo. Y por lo visto, era alguien de armas tomar y eso le causaba admiración, pero sentía que si se relajaba y dejaba que alguien robara su corazón, estaría perdiendo el control que tantos años le había costado mantener. No había nadie que se impusiera a él, ni su padre, uno de los alfas más atemorizantes que conocía. Y no le apetecía convertirse en una masa moldeable en las manos de un omega. Ya había visto lo que el amor provoca en los alfas. Eran capaces de doblegarse y ser seres balbuceando incoherencias con el simple batir de pestañas de su omega.
   Tal vez necesitará salir a buscar una nueva compañía que compartiera la cama con él. No era difícil. Normalmente incluso antes de terminar alguna frase para seducir ya tenía a la persona que había llamado su atención dispuesta a despojarse de su ropa en un santiamén. Tal vez así dejaría de recordar unos esponjosos labios con sabor a duraznos frescos que aún provocaban que su pene se tensara al recordarlo. Y tal vez, de paso; consiguiera pareja para la próxima gala que su madre pensaba organizar para halagar a los integrantes de la compañía de ballet que era patrocinada por su empresa y que pronto estrenarían su nueva obra. Sabe que si su madre descubre que va solo a un evento formal (de nuevo), toda la noche tendrá que escuchar sus reclamos.
   Si no logra encontrar a alguien remotamente atrayente e interesante, le pediría a Hwa Sa que fuera su acompañante. La alfa seguramente lo miraría con fastidio porque odia "intentar quedar bien frente a los estirados ricachones que aman que los adulen", como en alguna ocasión le comentó. Rio entre dientes al imaginar que probablemente lo haría pagarle el favor aumentando el presupuesto del departamento de moda. Pero está seguro que sería una compañera perfecta, siendo la directora de Golden Soul, la agencia de modelaje que forma parte de las tantas empresas bajo el conglomerado de Golden J Enterprises. Ya puede imaginar a Seokjin emocionado eligiendo con ella el outfit adecuado para ponerse esa noche. Por algo es el mejor modelo en Golden Soul y uno de los más solicitados a nivel internacional. No sólo tiene un rostro perfecto y es talentoso frente a las cámaras, también tiene un sentido de la moda impecable y refinado.

   Salió de sus pensamientos de manera abrupta cuando escuchó timbrar el teléfono en su escritorio y se acercó a contestarlo.

   - Señor Jeon, su madre está aquí. ¿Le puedo decir que pase? – escuchó decir a su asistente.

   - Gracias Eun Ji. Dile que pase por favor. – respondió al auricular.

   Oyó la puerta abrirse y se giró para recibir a su madre. Como siempre, vestía sin una sola arruga en su conjunto formal de dos piezas del color del mar, su cabello recogido en un elegante moño sin un solo pelo fuera de lugar.

   - Madre. – dijo mientras inclinaba su cabeza en señal de saludo. - ¿Te apetece una taza de té o un café?

   - Un té de jazmín estará bien, gracias. – Respondió la señora Jeon.

   Jungkook volteó a ver a Eun Ji que hizo un asentimiento para confirmar que en un momento traería el té.

   - ¿A qué debo tu visita madre? – Preguntó de manera directa Jeon mientras se instalaba en su sillón café obscuro de cuero. Su madre sólo levantó una ceja en respuesta al atrevimiento de su hijo para apresurarla a aclarar el motivo que la llevaba a estar en este momento sentada en el sofá de su oficina.
   - Jungkook, como toda madre, me preocupo por ti y te extraño lo suficiente para venir a buscarte ya que no te has dignado a regalarlos tu presencia a tu padre y a mí en varias semanas.

   El castaño arqueó una ceja, irónico. Tomó aire antes de contestar tranquilamente a su progenitora. Eun Ji entró a dejar el té para la señora Jeon y se retiró en silencio.

   - Mi padre sabe perfectamente que dispongo de poco tiempo gracias a las actividades que me requiere la empresa. Por ello prefirió jubilarse y dejarme a mí a cargo. Para poder disfrutar contigo haciendo largos viajes de placer e ingresando en la política que tanto había llamado su atención desde hace unos años. –

   Vio a su madre sonreír mientras su mirada se tornaba tierna. Sabe que la más grande debilidad de la omega frente a él, es su alfa. Puede ser que su matrimonio haya sido conveniente socialmente hablando, pero tenía la suerte de que ambos se amaban profundamente.

   - Cuando tengas tus propios hijos, entenderás que una parte de tu corazón siempre los acompaña a donde van y puedes respirar tranquilo hasta que ves con tus propios ojos que están bien. – Sonrió amplio antes de dar un sorbo a su té. – Lo que me recuerda que necesitaba confirmarte que la adorable y soltera Hana ya tiene la invitación a la función de estreno de Black Swan y estará esperando que vayas a recogerla para asistir contigo. –

   Jeon frunció el ceño confundido. - ¿Función de estreno? Pero yo no he dicho que asistiré a la primera función del ballet. Y menos acompañado de Hana. – La última frase estaba cargada de molestia. Seol Hana era la hija omega de uno de los banqueros con los que su empresa y familia tenía estrecha relación. Eran amigos desde niños, pero su madre siempre había intentado empujarlos a llevar su relación más allá de eso. Él se oponía totalmente. Hana era hermosa físicamente; rubia, alta para ser mujer y omega, con unas curvas delicadas y sonrisa encantadora, pero él no iba a pedirle que lo intentaran si no sentía por ella nada más que un cariño fraternal. Tampoco lo haría sólo para complacer a su madre y sus poco discretos intentos por emparejarlos.

   La mujer suspiró antes de responder.
- Hana me dijo hace unos días que desea pasar tiempo contigo en vista que tiene mucho que no coinciden. Y que sigue soltera... Te recuerdo que es de una excelente familia y se conocen desde pequeños. Nada nos daría más gusto a tu padre y a mí, que decidieras unir dos familias que son cercanas hace tanto.

Jungkook sintió la boca amarga.
- Madre, sé que deseas que forme mi propia familia, pero esto se está volviendo insoportable. ¿Cuántas citas que me has organizado he rechazado?

   La mirada en el rostro de la señora Jeon se volvió fría.
   - Jeon Jungkook, te he educado mejor que esto. Asistirás al estreno con Hana y serás un perfecto caballero. No espero que le propongas matrimonio esa noche, pero sí que seas cordial con ella y le des la oportunidad que se merece, porque yo no he criado a un hijo descortés. – dijo antes de levantarse con la dignidad propia de una reina y salir airosa de la oficina.

   Jeon solo exhaló con su mirada puesta en el blanco techo y los dedos de su mano derecha masajeando su sien, donde el dolor palpitante había empeorado.

... And then I found you - KookMin OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora