XXII

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  El avión privado de su empresa por fin aterrizaba. Veía las luces de la Gran Manzana por la ventana. Namjoon y Seokjin estaban en silencio sentados frente a él. No habían hablado mucho después de que les contara lo que vio en el salón de ensayo.

   Cuando descendieron por la escalera, vieron detenerse cerca la limosina que Namjoon había pedido para los 4. El chofer les abrió la puerta y se deslizaron adentro. Apenas habían arrancado, el castaño se sirvió un poco de whiskey en un vaso de cristal cortado.
   Namjoon y Seokjin se miraron preocupados, antes de dirigir de nuevo su mirada a su triste amigo.

   - Jungkook, ¿estás seguro? Sé lo que viste, pero yo también vi a Jimin contigo en la gala y estoy seguro de que estaba igual de fascinado contigo que tú con él. Y por todo lo que nos has contado, de verdad siento que algo se nos está pasando, porque ese omega debe estar loco por ti. -
   El mencionado lo pensó por unos segundos.
   - No lo sé Seokjin hyung. Ojalá no fuera cierto lo que vi, pero mi lobo se siente igual de traicionado que yo, y en este momento prefiero calmarme antes de enfrentar a Jimin y terminar en una discusión atroz. Voy a enfocarme en lo que venimos a hacer y cuando regresemos, lo buscaré. El tiempo me servirá para tranquilizar a mi lobo y pensar de una manera más racional. Ya hemos visto que dejarme llevar por las emociones no es conveniente. – la amargura manaba de sus últimas palabras. – Además, creo que realmente no le intereso tanto como pensábamos. Ni siquiera me ha llamado otra vez. – dijo, mostrando su teléfono. Su lobo estaba echado, triste, con las orejas gachas. Probablemente él lucía igual.


   Era el quinto día de su estancia en Nueva York, y a pesar de que Namjoon y Seokjin aprovechaban algunos momentos libres para tener citas por la cosmopolita ciudad, también dedicaban algunas horas a acompañarlo. No querían dejarlo solo con su tristeza, y se los agradecía profundamente. Tenía días que no sabía de Jimin y se hacía terribles ideas. Tal vez sólo buscaba su dinero. Tal vez lo aburrió con lo cursi que se volvió. Tal vez ya estaba con el alfa pelinegro.
   - ¡Aggghhh!– gritó, tallando su palmas contra su rostro. Dirigió su vista a Central Park.En la madrugada había nevado un poco, lo que daba un aspecto invernal hermoso al parque. Decidió salir por su cuenta. Namjoon y Seokjin estaban en Broadway, así que disponía de un par de horas antes de reunirse a comer con ellos para después regresar a Seúl

💜 Have yourself a merry little christmas - Frank Sinatra 💜

   Tomó su abrigo gris Thom Browne y sus guantes de piel Brunello Cucinelli y abandonó su suite en el Plaza. Salió del elegante hotel y atravesó la fuente Pulitzer para dirigirse a la 5ª Avenida. Todas las tiendas mostraban las alegres decoraciones navideñas, y la gente iba y venía rápidamente, enfrascados en sus propias angustias. En algún lugar se escuchaban villancicos, atenuados por los miles de ruidos propios de la ciudad que nunca duerme.
   Caminó un par de calles hasta llegar frente al lugar al que había querido llevar a Jimin. Observó el festivo escaparate, exponiendo hermosas piezas que centelleaban como si poseyeran la magia de la navidad. Su mente y su corazón se enzarzaban en una cruenta batalla. La traición contra el amor. La ilusión contra el orgullo. Frunció el ceño, llevando su mano derecha al lado izquierdo de su pecho. Sintió el latir. Él siempre había sido obstinado y lógico. Práctico y ético. Quizá era momento de ser soñador. Apostar por el futuro que había imaginado. Este podría ser el trato más importante que hiciera en su vida. En él, arriesgaba su corazón, pero podría ganar una vida llena de dicha. Con una mirada decida, y su corazón latiendo emocionado, entró a la joyería de Harry Winston.


   El omega pelirosa abrazaba la redonda cintura de su amigo, mientras el omega embarazado acariciaba sus cabellos con delicadeza. Su soulmate llevaba horas llorando. Desde ayer que lo llamó hecho un mar de lágrimas al marcharse del departamento de Jeon, no había parado de derramar las saladas gotas. Ya bien entrada la noche, había caído rendido por el agotamiento del llanto, pero apenas se había despertado, había vuelto a sollozar. Su corazón dolía. Jimin era la persona más dulce que conocía. Siempre procuraba envolver de afecto a quienes lo rodeaban y se ganaban su cariño. Era muy duro consigo mismo, y se exigía tanto, que a veces le afligía que parecía querer alcanzar la perfección, que era imposible. Esto solo había ayudado a quebrar su sensible alma, porque había roto lo que él consideraba el sueño para hacer perfecta su vida.
   Lo vio sentarse en la cama, limpiando su naricita con su pequeña mano. Observó su perfil, mientras él veía a través de la ventana. La noche anterior había nevado, y la ciudad afuera se veía gris. Como su amigo. Tenía mucho tiempo que no lo veía tan destrozado. ¡Maldito alfa desgraciado!, maldijo en su mente.

💜 A Winters wish - Harrys Cupboard 💜

   Tomó gentilmente su mano.
   - Minie... me da tanta tristeza verte así. Quisiera poder arrancar de un solo tirón el amor que sientes por ese infeliz. – dijo, puchereando.
   El pelirosa se giró a verlo con ojos vacíos. Un escalofrío lo recorrió. Parecía que ahí dentro no había nadie, que su amigo era sólo un cuerpo deshabitado de emociones.
   - Estarébien Taetae. – respondió con voz ronca y agotada. – He pasado por cosas peoresy he salido adelante de todas ellas. – lo vio forzar una sonrisa y se leaguaron los ojos.
   Siempre mostrándose fuerte, no importando lo herido que estuviera. Cómo lo admiraba. Lo atrajo a sus brazos y besó su cabello. Cerró los ojos, pidiendo a la Diosa Luna que aliviara la pena en su corazón.
   - Le diré a Yoongi que me quedaré unos días contigo. –
   El omega frente a él negó suavemente.
   - He estado pensando Tae. No quiero quedarme aquí. No podría... ahhh... - suspiró, bajando su cabeza. El rubio sintió una lágrima caer por su mejilla. La secó bruscamente.
   - ¿Qué quieres hacer Minie? Sabes que cuentas conmigo. – sonrió triste, intentando mostrar apoyo a su hermano de alma que había estado con él en las buenas y en las muy malas. El que no escuchaba con palabras, porque lo escuchaba con su corazón.
   - Creo que... me iré a París. – murmuró. No necesitó decir más para que Taehyung lo entendiera. Dejaría atrás lo que lo hirió, y tal vez así, también dejaría atrás el dolor. Apretó con fuerza su mano. Lo iba a extrañar muchísimo, pero el bienestar de su amigo era más importante.
   - Entonces, hay que hacer las maletas. – sonrió, sorbiendo su nariz. 


   Jimin giró a ver su departamento. 3 días no habían bastado para empacar todas sus cosas, pero no se demoraría más en dejar Seúl. Taehyung se encargaría junto con Yoongi, de terminar con el resto antes de que viniera el personal de mudanza. Recorrió con sus ojos los estantes donde se veían las fotos de él con sus amigos. De él de niño, en su primer recital de danza. De él con sus padres, graduándose. De su primer estelar. Sintió una opresión en su garganta. Dejaría atrás el hogar que se había creado con esfuerzo y donde había pasado tardes en el sofá con Tae, viendo películas y contándose secretos que los hacían reír o llorar. Las lágrimas acudieron a sus ojos, pero rechazó dejarlas correr. Tenía días sin saber de Jungkook. Aunque no quisiera verlo, le había dolido que se hubiera esfumado de su vida como si él no fuera importante. Rio. Por supuesto que no lo había sido, o no le hubiera traicionado. Tomó el asa de su maleta. Tuvo suerte, y mucha, de que aún le permitieran incorporarse al Ballet de París. Era su oportunidad para cumplir al menos uno de sus sueños, aunque no fuera de la manera en que lo hubiera querido. Escuchó a Taehyung y Yoongi acercarse por el pasillo, después de haber dejado sus otras piezas de equipaje en el auto.
   - Es hora Jiminie. – dijo Tae.
   Yoongi se acercó a tomar su maleta.

   Con un último vistazo, salió y cerró la puerta. Dejaba tras de él sus ilusiones y al único hombre que amó.

... And then I found you - KookMin OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora