En cuanto salió del elevador, el castaño sintió su pecho comprimirse. Lo que estaba por hacer requería dejar a un lado su orgullo y lo ponía en una posición vulnerable en la que nunca creyó que podría colocarse por voluntad propia. Aun cuando su mente lo negara, una parte de él le decía que no se diera por vencido. Ni siquiera entendía por qué ya no estaba enojado por lo que vio. Herido, si, pero su alma gritaba que no dejara ir al omega que había hecho florecer una parte de sí mismo que no conocía. ¿Era un idiota? Quizá lo era. No quería renunciar a su amor sin hablar con él y escuchar de sus dulces labios que no lo quería como alfa. Solo entonces, se daría por vencido. La batalla contra sí mismo había concluido, y el ganador había sido su corazón.
Tocó con firmeza la puerta, esperando que le abrieran. Había temido que el omega no estuviera, pero al parecer, tuvo suerte, porque se escuchaban ruidos dentro.
Se oyó un golpe y una maldición. Unos segundos después, la puerta se abrió, dejando ver a un omega rubio en evidente estado de embarazo, que lo observaba con furia.
- ¡Tú! – gritó, señalándolo con su dedo. - ¡¿Cómo te atreves a ser tan cínico para dejar ver tu rostro por aquí?! – lo enfrentó, con sus mejillas rojas de ira. Detrás de él, se acercaron pasos presurosos y pudo ver a un alfa muy pálido que puso una de sus manos en el hombro del omega y la otra alrededor de su vientre, en un gesto protector.
- Calma Tae. – le dijo con dulzura a su pareja, antes de voltear a ver a un muy confundido Jungkook.
- ¿Qué estás haciendo aquí? – interrogó Min.
- Necesito hablar con Jimin. Mi novio. – respondió sin vacilar.
- ¡¿Ahora sí es tu novio infeliz?! – gritó colérico el omega, con los ojos llenándose de lágrimas. - ¡Eso debiste recordar antes de revolcarte con esa maldita arpía! – rugió antes de girarse a abrazar a su alfa y esconder la cara en su pecho. Necesitaba que lo contuviera y lo tranquilizara con su aroma o le haría daño a su bebé.
El castaño lo miró pasmado. No tenía idea de lo que estaba hablando el que suponía, era el mejor amigo del pelirosa. Dio un paso al frente, pero el pelinegro le gruñó bajo, una clara advertencia de que no se acercara más a su familia. Instantáneamente, se detuvo y lo miró a los ojos, intentando transmitirle que no era una amenaza.
- No sé de qué estás hablando, pero de verdad necesito habar con mi omega. – aclaró, prestando atención al departamento y percatándose de que en el piso había cajas llenas y a medio llenar y las paredes del lugar se veían vacías.
- Jungkook, ¿cierto? – el mencionado asintió, aún con la confusión visible en su rostro. – Soy Yoongi. Y Jimin no está aquí. –
- Por tu culpa se fue. – le reprochó el rubio, saliendo del refugio del pecho de su alfa. – Después de que se enteró de que le eras infiel, decidió irse. -
Jungkook lo miró atónito.
- ¿Engañarlo? ¿Yo? ¡Jamás lo engañaría! ¡Lo amo! ¡Fui yo quien lo vio besándose con ese Taemin! – declaró, agitando su mano en el aire con frustración.
El rubio frunció el entrecejo, antes de responder.
- ¿Ese idiota? Jimin lo dejó sin hijos por haber usado su voz de mando en él. –
El castaño lo miro boquiabierto. ¡Eso es lo que había pasado! ¡Y él había dudado de su adorable omega! Una sonrisa se desplegó lentamente en su cara al darse cuenta que estaba equivocado y su novio no lo había engañado. Pero el gesto no duró mucho en su rostro, cuando escuchó las siguientes palabras.
- Cuando descubrió que le fuiste infiel con Hana, decidió que era mejor dejar Seúl y empezar otra vez, lejos de ti. – el rubio ahora parecía dudar de sus palabras. ¿Realmente le había sido infiel a su amigo? La vehemencia con la que lo negó, había convencido a su lobo.
El semblante del alfa se tornó serio.
- ¿Podrías explicarme de qué estás hablando? – pidió con voz grave, con toda la calma de la que era capaz.
Yoongi fue el que respondió. – Después de lo que pasó con Taemín, Jimin te estuvo buscando, pero no consiguió hablar contigo. Estaba preocupado y fue a tu departamento la mañana siguiente. Hana fue quien le abrió la puerta. Desnuda. Y luego él te vio a ti en la cama. Desnudo. – comentó el pelinegro, con una ceja elevada. Estaba esperando ver la reacción del alfa a sus palabras para saber si mentía o no.
Jungkook sintió que se mareaba. ¿Qué demonios había pasado? ¿Qué había hecho ella? ¡Por eso su precioso omega no lo había buscado! ¡Y él fue tan estúpido por esperar para hablar con él, y ahora lo había perdido! Gracias a Hana. Sintió cómo su lobo gruñía enseñando los dientes, exigiendo venganza. Quería destrozar a la que él había considerado su amiga.
El gruñido que escapó de su pecho, fue intimidante. Necesitaba arreglar las cosas. Explicarle a su omega que él jamás se atrevería a hacer algo para dañar su tierno corazón y necesitaba recuperarlo. Cuanto antes.
Los miró con sus ojos destellando en rojo.
- Les juro por la Diosa Luna que nunca tocaría a otro omega que no sea Jimin. Y Hana pagará por lo que lo hizo creer. –
Taehyung lo miró con la esperanza creciendo dentro de él y Yoogi sonrió complacido.
- Entonces... ¿tú y ella...? ¿no pasó? – el castaño negó lentamente con la cabeza, viendo cómo el omega suspiraba de alivio. El embarazado sentía como si le hubieran quitado un peso muy grande de su pecho. Se dio cuenta que el alfa frente a él, se estaba conteniendo, pues tenía los puños tan apretados que los nudillos lucían blancos.
- Estaba tan herido, que se fue. No quería estar cerca y verte de nuevo. – dijo triste el rubio. Su amigo había pasado por ese dolor en vano.
- ¿Dónde está? Necesito hablar con él, explicarle... - dijo ansioso. Los dos pares de ojos lo miraron con compasión.
- Se fue a París. – dijo Taehuyng.
Jungkook lo miró con la determinación creciendo en sus bellos ojos castaños.Él recuperaría a su amor. Y haría pagar a la culpable.
El CEO Jeon sonreía con suficiencia. Acababa de dar la orden de transferir todas sus cuentas a otro banco. Las de todas las empresas que estaban bajo el conglomerado de Golden J Enterprises. Ahora el Banco Seol entraría en crisis, y todos especularían cuáles fueron las razones para el retiro de sus cuentas, lo que generará desconfianza de los demás inversores y clientes. Le daría un golpe a la rubia donde más le duele: el estatus.
Sabía que se desataría la primera tormenta pronto. Y estaba preparado.No había pasado mucho tiempo cuando su asistente le hizo saber que el Señor Seol estaba esperando fuera de su oficina a que pudiera recibirlo. Sonrió ladino.
- Hazlo pasar Eun Ji. – Con una mueca, recargó su espalda en su silla.El señor Seol entró a su oficina visiblemente alterado, con su rostro cubierto con una capa de sudor.
- Jeon. – saludó con una leve inclinación de cabeza.
- Señor Seol. Espero que se encuentre bien. – Saludó, señalando con su mano el asiento frente a él. Lo vio sentarse y secar su frente con un pañuelo.
- No realmente Jeon. Me informó mi gerente que decidiste cerrar tus cuentas con nosotros y retirar tus inversiones. ¿Estás consciente de que tendrás que pagar miles de dólares en penalizaciones? ¿Puedo saber a qué se debe? –
- Digamos que tu hija me orilló a tomar la decisión de no hacer más negocios con ustedes. – vio al hombre tragar saliva.
- ¿Q-qué hizo Hana? –
- ¿Sabe qué clase de mujer es su hija? – el mayor abrió más los ojos, temeroso de lo que podría escuchar. – Bueno, le diré que fingió ser mi amante, presentándose desnuda frente a mi omega destinado para separarme de él. Y eso me basta para quererla lejos de mí. Y eso se extiende a su familia. –
El mayor palideció, parecía no saber qué decir. Entre lobos era una ley no escrita que no se debían separar a parejas que sentían la conexión que el destino y la Diosa Luna les había obsequiado.
- Ahora entiende. – aseguró. - Voy a guardar silencio con los medios, porque una noticia así obviamente afectaría terriblemente su imagen pública de omega inocente y casta. Y no estoy interesado en que relacionen mi nombre con el suyo de manera íntima. Pero no le aseguro quedarme callado si vuelve a inmiscuirse en mi vida o acercase a mi omega. – amenazó con el rostro frío y calculador que provocaba temor en sus oponentes en los negocios. Y todos sabían que sus advertencias no eran en vano.
- Jeon, yo... yo sabía que ella estaba encaprichada con usted, pero... no pensé que... Tenía la esperanza de que ustedes... ya sabe, por los años... - balbuceaba el alfa.
- ¿Entonces usted la incitó a que hiciera esto? – cuestionó elevando una de sus cejas.
- ¡No, no! ¡Yo no la hubiera dejado llegar tan lejos! ¡Se lo aseguro! – se defendió nervioso el mayor.
- Bien. Entonces creo que tiene un trabajo que hacer como padre. -
Un par de horas después se desató la segunda tormenta. Seol Hana se apareció en su empresa, exigiéndole a gritos a su asistente que la dejara pasar a verlo.
- Señorita Seol, ya le dije que el Señor Jeon no la puede atender. – exclamó la pobre mujer que intentaba soportar los gritos de la omega histérica. Seguramente ya todo el piso se había enterado del escándalo que estaba protagonizando.
- ¿Acaso no escuchaste a Eun Ji? – cuestionó una profunda voz en un duro tono que hizo a más de uno bajar la cabeza en sumisión. Todos los empleados que estaban en la oficina, prestaron total atención al drama que se desarrollaba frente a ellos. Los ojos curiosos iban de un imponente alfa con mirada gélida a una omega desaliñada y con las mejillas rojas por la rabia.
- ¡Jungkook! ¡¿Cómo pudiste?! – chilló la rubia. - ¡Por tú culpa mi padre me enviará a Suiza, a trabajar! ¡A mí! – vociferó, golpeando su pecho con su índice - ¡No le bastó con quitarme las tarjetas de crédito, no, tenía también que ordenarme que gane mi propio dinero! ¡¿Qué mierda voy a hacer en Suiza, lejos de todos nuestros amigos y sin tener un maldito centavo?! –
Parecía que la omega no podía siquiera respirar después de la diatriba contra el alfa causante de su desgracia.
El aludido se acercó a ella, con un semblante que gritaba peligro. Eso bastó para hacer callar a la mujer.
- Tu padre sólo está reprendiendo a su despreciable hija por inmiscuirse en mi vida, mentir, abusar de mi confianza, engañar y manipular a un omega inocente que tuvo la desgracia de ser la pareja de quien tú, en un delirante capricho, intentó ganar como si estuviera en un maldito juego de feria. Ahora, espero que te haya quedado claro que no te quiero cerca de mí ni de mi novio. Y no eres bienvenida aquí. – Espetó, haciendo una seña con la cabeza a los guardias que se acercaban para escoltar a la omega fuera de la empresa.
- ¡No puedes...! – la escuchó gritar, lanzándose hacia enfrente, queriendo rasguñar su rostro, pero los guardias fueron más rápidos y sujetaron sus brazos para sacarla a jalones de allí.
Jungkook suspiró. Segundo golpe: su reputación.
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... And then I found you - KookMin Omegaverse
Fanfiction"... Las luces se atenuaron hasta extinguirse por completo y el telón del color de la sangre se abrió para dejar ver el haz de luz de un solitario reflector en el centro del escenario, iluminando la obscuridad, donde se podía apreciar a un hombre qu...