XXI

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  No estaba seguro de cuántas horas habían pasado, pero definitivamente fueron pocas, porque se sentía igual de agotado que cuando se acostó, e incluso peor. Se levantó y tambaleándose, se dirigió al baño. Parece que el espejo reflejaba no sólo cómo se veía, si no cómo se sentía también. Sus ojos estaban circundados de ojeras y el cansancio era visible en su rostro abatido, pero sus mejillas estaban rojas y sentía la fiebre invadiendo su cuerpo.

   Maldita sea. ¿Dónde está la medicina? Pensó, buscando en el botiquín por las pastillas y el jarabe. Se acercó a sus pantalones en el piso y extrajo el celular encendiéndolo mientras caminaba a la cocina por un vaso de agua. Apenas el aparato estuvo prendido, empezaron a llegarle notificaciones del buzón de voz. Con una mueca, las ignoró y llamó a su oficina para avisar que no iría el día de hoy y cancelaran lo que estuviera en su agenda. En cuanto colgó, vibró con una llamada de Hana. De verdad que no tenía ganas de hablar con ella, pero sabía que tenía los documentos que necesitaba.
   - Hana. – contestó con voz mormada.
   - Jungkook, ¿estás bien? Te escuchas muy mal.
   - Es sólo gripe. – respondió con pocos ánimos y a punto de decirle a su amiga que se verían otro día.
   - Oh, entiendo. Te he estado llamando y te busqué en la oficina y no han sabido de ti, así que vine a dejarte los contratos. – la escuchó decir mientras el timbre reverberaba en su cráneo.
   Con un gruñido, se llevó un montón de pastillas a su boca y las tragó con el agua rápidamente. – Dame un minuto. – le dijo antes de dirigirse a su recámara por unos pantalones. Apenas se los puso, se dirigió a abrirle la puerta a la rubia.
   - Jungkook, te ves muy mal. – exclamó alarmada, colgando su abrigo rojo en el perchero de la entrada.
   - Estaré bien para mañana, no te preocupes. – colocó su teléfono en la mesa de café y extendió la mano para recibir los contratos. Los revisó rápidamente, asegurándose de que eran lo que habían dicho. Sus ojos empezaban a cerrarse por el medicamento que había tomado.
   - Espera un momento. – dijo, levantándose para ir a su estudio por un bolígrafo para firmar la copia que se tenía que llevar Hana. 

   La omega veía alrededor, cavilando acerca de qué debía hacer a continuación para asegurarse de que nunca más le estorbara Park Jimin. El celular frente a ella vibró y vio el nombre del susodicho aparecer en pantalla. Mirando hacia el pasillo para asegurarse que el castaño aún no regresaba, rápidamente lo tomó en sus manos para leer el mensaje recibido.
   "Kook, ¿está todo bien? ¿Qué sucede? ¿Por qué no respondes? Voy camino a tu departamento."
   
Una sonrisa cruel se extendió en su rostro, antes de borrarlo y dejarlo con prisa en el mismo lugar.
   Kook estampó su firma en los documentos y salió a entregarlos a la omega.
   - Muchas gracias Hana. Ahora, si me disculpas, no me siento bien y necesito tomar una ducha y descansar. – dijo, bostezando y mirando cómo su amiga asentía. La vio acercarse a la puerta para tomar su abrigo.
   - Si necesitas algo, házmelo saber. - la escuchó decir mientras abría la puerta.
   Asintió mientras se daba la vuelta para ir a darse una ducha rápida que le ayudara a bajar la fiebre. Escuchó la puerta cerrarse a sus espaldas y entró a su cuarto, para dirigirse al baño. No demoró más de 5 minutos, porque realmente sentía que sus ojos no podían mantenerse abiertos. Secó su cuerpo rápidamente y sin tomarse la molestia de buscar su pijama, se dejó caer en la cama. Con el cuerpo adolorido y un escalofrío, tomó la sábana y cubrió la mitad de su cuerpo. De sus labios escapó un quejido y sus párpados calientes se cerraron para empujarlo al mundo de los sueños.

   La rubia rio bajito, parada en silencio a un lado de la puerta, por la que había fingido salir. Jungkook ni siquiera había volteado para ver que realmente se hubiera ido. Sin hacer ruido, se deshizo de su falda, de sus tacones y de su blusa. Caminó en puntas mientras se deshacía del sostén y acercaba su oreja con cuidado al cuarto del alfa. Ya no se escuchaba nada. Abrió cuidadosamente la puerta, asomando su cabeza para asegurarse de que el castaño ya estuviera dormido. Lo escuchó roncar suavemente. Con una sonrisa triunfante, se acercó a pasos lentos, para tomar la sábana que lo cubría. Por un instante, se quedó perpleja, observando el impresionante cuerpo del hombre inconsciente.
   Mordió su labio, deseando saltarle encima y rogarle que la haga suya, pero sabía que tendría que esperar. Se envolvió en la sábana, escuchando unos toques en la puerta principal. Con una risita malévola, se dirigió apresurada a recibir a su visitante.



   Jungkook despertó cuando ya era de noche. Se sentía mucho mejor después de descansar por tantas horas. Buscó su teléfono y recordó que lo había dejado en la sala. Fue a su vestidor a tomar un bóxer y se dirigió a buscarlo. Escuchó su estómago gruñir. Revisó sus llamadas perdidas y vio varias de Jimin de hace unas horas. Suspiró y talló su cara con su palma. No estaba listo para enfrentarlo y preguntarle por qué lo había hecho. Siguió revisando y encontró un par de Namjoon. Lo llamó.

   - Jungkook. –
   - Hola hyung. Lo siento, estaba dormido. No ha sido un buen día. – saludó con la tristeza tiñendo sus palabras.
   - ¿Qué sucede? ¿Necesitas ayuda en algo? –
   - No, no. No hay nada que puedas hacer por mí en este momento. Gracias. Bueno, sí. Dime que ya tienes listo New York... –
   - Lo tengo. Por eso te llamaba. Salimos mañana a las 6 am. Así llegaremos a tiempo para que puedas tener una cena decente con tu omega y una buena noche de sueño... si es que realmente quieres dormir. – lo escuchó reír.
   El castaño sintió su corazón estrujarse.
   - Hyung, hubo un cambio de planes y él no irá. – la rabia y la decepción vibraban en sus palabras.
   Hubo silencio al otro lado de la línea, antes de que finalmente su amigo hablara.
   - Puedes contarme lo que sea, sabes que siempre te apoyaré. Y el día que tú estés equivocado, también te lo haré saber. –
   Bajó sus ojos a la alfombra y sintió sus ojos picar.
   - Gracias hyung. Lo sé. Mañana hablaremos. Debo ir a preparar la maleta. Te veo temprano, ¿de acuerdo? –
   - Claro. Descansa. Y Jungkook... sé que lo solucionarán. – dijo el mayor antes de colgar.

   El castaño se acercó a la pared de cristal, admirando el horizonte. Las luces de Seúl se reflejaban en sus ojos, y su semblante era el de un hombre que sabía que tal vez lo había perdido todo. 

... And then I found you - KookMin OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora