03. Keeps Fresh Cut Flowers In Each Room...

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Merlina amaba las clases de biología, en especial la rama de la botánica. Le encantaba sentarse junto a su amiga y reírse de tonterías, mientras escuchaban a la señorita Thornhill hablar sobre plantas durante horas.

Pero ahora repudiaba con todo su ser las clases de biología, pues Enid ya no estaba con ella.

Enid estaba con él.

Yo estoy sola.

Mientras ella carcajeaba junto a aquel cenutrio, Merlina fingía disfrutar de su soledad. Disimuladamente daba cortos vistazos a la pareja de jóvenes: Enid charlaba animadamente, mientras que el de gorra se esmeraba cortante y pintando papelitos ¿Qué carajos estaba haciendo?...

Intentó prestar atención a la aburrida clase, pero le fue imposible. Algo en su interior le obligaba a mirar hacia atrás, a su amiga, quien parecía no acordarse de su existencia.

Fue entonces cuando vio que el Petropolus tenía un ramo de flores hechas de papel en sus manos. Se lo entregó a la Sinclair, ostentando su reluciente sonrisa, gallarda y dulce.

Patético.

Merlina notó fácilmente cómo su amiga se ruborizaba y recibía encantada el pequeño ramo. ¿En serio aquel blandengue cara de culo le había regalado un puto ramo de flores hechas por el mismo? Que cursi, dios mío.

—¡Te quedaron hermosas! —Le oyó decir.

No pudo evitar fruncir el ceño, hastiada. Recostó su cabeza en su banco, usando sus brazos como almohada.

No soportaba estar ahí. Todo le parecía más irritante sin ella.

Y era aún más irritante sabiendo que estaba con él.

✩ ─── 「༻ ☪ ༺」─── ✩

Esa tarde, Merlina invitó a Enid a despejar su mente en su lugar especial: un cerrito tercermundista en el que siempre se juntaban, desde que se conocieron.

Grave error.

Enid no paró de hablar ni un segundo sobre Ajax. Admiraba cada una de sus acciones, no paraba de mencionar lo encantada que estaba con él. Se revolcaba en el pasto verdoso del cerro, disfrutando de la frescura que brindaba la sobra del árbol a su costado.

Merlina, molesta, estaba sentada frente a ella, jugando con el pasto, quitándolo del suelo y arrojándolo hacia cualquier lado.

—...¡Y cuando nos despedimos, él me abrazó! ¿Puedes creerlo, Merli?

—Ajá.

La rubia frunció el ceño y le dio un suave zape. —¿Por qué no me prestas atención?

—Tu tampoco lo haces. —Enid pareció sorprenderse ante su respuesta. —Te la pasas más con él que conmigo, ni siquiera me haz preguntado cómo estoy.

Enid rió. —Meloncita, ¿estás celosa? —La gótica negó bruscamente, avergonzada. —Aw... No voy a cambiarte por Ajax, no te preocupes. Tú seguirás siendo mi mejor amiga.

Eso era justamente lo que no quería: ser solo su amiga.

Enid suspiró y se dejó caer sobre el pasto. Merlina, quien jugueteaba con el pasto y las pequeñas florecillas que habían en el suelo, arrancó una de ellas y se acercó a su amiga.

—Ah... Las flores que me dio Ajax eran muy bonitas, es bastante bueno haciendo manualidades.

Merlina la miró con su típico semblante inexpresivo. Se acercó más a ella, sus trenzas rozaban el rostro de la Sinclair, haciéndole cosquillas. Tomó con delicadeza la flor que había arrancado y la acomodó en las hebras rubias de su amiga.

—A ti te quedan mucho mejor las flores de verdad.

Enid sonrió enternecida.

No importaba que aquella flor que Merlina le había regalado fuese real, fresca y recién cortada„ Enid seguía prefiriendo las falsas flores de papel. . .

The Other Woman | Wenclair AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora