6. ❪⚠️❫ And as the years go by...

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TW: Autolesión.

—Sacó cinco de nuevo, señorita Addams. —Habló su profesor de Matemáticas, dejando el examen sobre su pupitre. —Si sigue así, reprobará la materia completa.

La gótica no se molestó en contestar, ni siquiera lo miró. Mantuvo sus manos escondidas en los bolsillos de su sudadera y cerró con fuerza los ojos, cabizbaja.

A su lado, Xavier se quejaba con su examen en mano.

—¿¡Cómo que saqué ocho de nuevo!? Mi padre va a matarme, carajo... —Le echó un vistazo al examen reprobado de su compañera. Un triste suspiro escapó de sus labios. —Merlina...

—No quiero hablar ahora, Thorpe.

El chico respetó su decisión y volvió a concentrarse en lo suyo. Mantuvo una corta conversación con el chico que se sentaba atrás suyo, hasta que se vio interrumpido por un grito.

—¡Saqué diez! ¡Dios mío, saqué diez!

Merlina reconocería esa chillona voz en cualquier lado. Era Enid, saltando de la emoción mientras que su novio reía. El profesor la felicitó, uno que otra alumno gruñó fastidiado y otros se alegraron por ella.

La Addams se mantuvo lo más neutral posible, pero finalmente terminó dándose un cabezazo contra la mesa, llamando la atención de la mayoría.

Xavier a su lado sólo la miró y dio unas palmadas en su hombro, intentando animarla. No funcionó.

La gótica se hundió en sus pensamientos. Ignoró por completo las palabras de su amigo, el desorden de los demás alumnos y los reclamos del maestro.

Ella solo pensaba en Enid. Y no podía sacarla de su mente por más que quisiera.

Recordaba los momentos felices que había pasado junto a ella. Recordaba su risa, sus abrazos, las veces que habían dormido juntas, cuando veían películas de terror a escondidas de su madre. Recordaba sus escapadas nocturnas, como esa vez en la que fueron al cementerio a desenterrar cadáveres y la rubia terminó cayendo en una tumba vacía, y la gótica se burló de eso por meses.

Disfrutaba cada uno de esos recuerdos, hasta que el de aquella noche en la que pelearon, venía a su mente. Y las ganas de disculparse la invadían, cada segundo, cada vez con más intensidad.

Su compañero pegó un salto cuando se levantó del asiento y salió del salón de clases, recibiendo las miradas de todos y gritos de parte del maestro.

Corrio hasta el baño y se encerró en uno de los cubículos. Rato después escuchó la puerta abrirse, pero no le prestó atención.

Su respiración era entrecortada. Sus manos temblaban y no paraba de murmurar "lo siento". Su teléfono sonó en su bolsillo. Lo sacó, y al ver su fondo de pantalla, siendo este una foto de ella junto a Enid, dejó caer el móvil al piso, quebrando la pantalla.

Se dio múltiples golpes en la cabeza, cada vez más fuertes, hasta que empezó a mareaese. Con fuertes jalones logró deshacerse de las apretadas vendas en sus muñecas; las arrojó a la basura y rasguño sus brazos hasta que las heridas se abrieron y comenzaron a sangrar.

Las gotas de aquel líquido carmesí resbalaron hasta caer al piso, manchando todo. Y cuando Merlina se dio cuenta del desastre que había causado, empezó a darse cachetadas.

Repetía una y otra vez lo idiota que era. Algunas lágrimas cayeron inconscientemente por sus mejillas. Soltaba gruñidos por lo bajo y arañaba su rostro y cuello, sin tener control de si misma.

Cuando logró calmarse, se sintió como el ser más miserable del mundo ¿qué clase de imbecil se autolesionaba por un amor no correspondido?

Ella, por supuesto. Y por más que quisiera controlarlo, no podía.

The Other Woman | Wenclair AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora