11. There Are Never Toys That's Scattered Everywhere... (2/2)

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Su pie se movía de manera sumamente inquieta, estando al borde de un ataque de pánico. Su mirada afligida se alzaba cada segundo, mirando hacia el horizonte a través del vidrio frontal del vehículo que Xavier conducía a gran velocidad.

Su mano se posicionó sobre su muslo algo descubierto, y de manera inconsciente, sus uñas se enterraron levemente en él y lo rasgaron. Antes de que pudiese provocarse un daño mayor, la mano de Merlina, quien estaba a su lado, se puso sobre la suya y entrelazó los dedos de ambas.

Enid alzó nuevamente la mirada, posando ésta en los profundos ojos oscuros de su amiga, quien le devolvió una sonrisa y una mirada cargada de lástima.

—Todo estará bien.

Enid intentó convencerse de ello, pero no lo logró. Las cosas no siempre salen como lo deseamos.

—¿Dónde dijo que estaba? —Preguntó Xavier, bajando la velocidad y mirando por el espejo retrovisor.

Enid tragó saliva, intentando recordar, entre los miles de pensamientos que en ese momento invadían su mente.
—La... La parada de autobuses.

El chico asintió, y seguido de eso, aumentó nuevamente la velocidad. Cuando Merlina sintió que su mano era ligeramente apretada pir la contraria, volteó a verla nuevamente.

—¿Pasa algo? —Preguntó alzando una ceja, acercándose unos cuantos centímetros más a ella. Últimamente no habían tenido tal cercanía: poder tomarse de la mano por breves segundos, como lo hacían antes, era realmente una caricia para su destrozado corazón.

—Tú nunca me vas a dejar. —Sus ojos se cristalizaron un poco, mordió suavemente su labio inferior para evitar que algún sollozo escapara. —¿N-no?

¿El corazón de Merlina podía estar más trizado de lo que ya estaba? Al parecer si, porque cuando escuchó aquellas palabras, su pecho dolió.

—Nunca lo haré, Nid. —Sus brazos rodearon su cuello, formando un abrazo un tanto incómodo gracias a la posición en la que se encontraban.

Merlina nunca se iría, aun si Enid ya no la necesitara al tener a alguien más con ella.

Siempre estaría ahi, siempre.

—Si fueras un chico, me sentiría afortunada de tenerte como novio, Merlina.

No importaba el sufrimiento.

Estaría ahí hasta que su amor la destruyera por completo.

—T-tal vez, cuando le diga que estoy embarazada, cambie de opinión y-y se quede conmigo. No me importa si es por lástima, solo no quiero que me deje como los demás lo han hecho.

Merlina se sintió egoísta al darse cuenta pero, sabía que muy en el fondo, deseaba que no fuera asi.

—Él no te merece. —Murmuró, ocultando su rostro en su hombro.

Si él se quedaba, ambas sufrirían.

El auto frenó de golpe y de inmediato Xavier abrió la puerta del conductor, indicándole a las otras dos chicas que bajaran. Merlina fue la segunda en bajar, y ayudó a Enid a hacerlo de igual manera, tomando su mano con delicadeza y cerrando la puerta después.

A aproximadamente veinte metros, estaba Ajax, en la parada de autobuses, mirando su móvil de manera inquieta mientras llevaba una mochila colgando de su hombro y una maleta a su lado. Enid no dudó en correr hacia él, y mientras lo hacía, el bus que el chico esperaba frenó justo frete a la parada, por lo que el guardó su móvil y tomó su maleta.

Dio un paso hacia el frente. Oa puerta del bus se abrió, suspiró hondo.

Ella tomó su mano antes de que pudiese dar un paso más. Se sobresaltó ante el tacto y de inmediato alejó la mano, volteando rápidamente.

The Other Woman | Wenclair AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora