8. Is Perfect Where Her Rival Fails...

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Decir que Enid estaba todo el tiempo junto a ella era poco, ¡ya hasta parecían una sola! Desde la peculiar disculpa de la Sinclair, esta no se había separado ni un segundo de su mejor amiga. La llevaba del brazo hacia todos lados, la abrazaba y mimaba constantemente y siempre le preguntaba cómo estaba.

Merlina mentiría si dijera que eso no se sentía bien. Era como en los viejos tiempos, cuando no había ningún chico pendejo captando toda la atención de la rubia. Pero aún así, muy en el fondo se sentía extraño.

Aún si había dicho que no la perdonaría del todo, terminó haciéndolo, pues se le hacía imposible seguir molesta con ella a este punto. Era Enid Sinclair después de todo ¿cómo enojarse con esa hermosa chica rubia con vibras de Golden retriever? Claramente no podía.

En ese mismo instante se encontraban en la colorida habitación de la rubia, repleta de peluches y posters de Taylor Swift. La más alta se cambiaba de ropa en el vestidor, mientras que Merlina, tumbada en la cama, miraba el techo blanco decorado con estrellas que brillaban en la oscuridad. Se volteó, quedando boca abajo y recargandose sobre sus brazos, aspirando el aroma a fresas de la cama de la Sinclair.

Enid salió del vestidor segundos después, luciendo prendas tan coloridas que le podrían provocar cáncer ocular a Merlina, pero por suerte no lo hicieron. La pelinegra intentó no concentrarse en las piernas algo descubiertas de su amiga, únicamente cubiertas por una falda corta. No quería ser tan obvia.

—¿Me veo bien, Meloncita? —Preguntó la rubia, viéndose al espejo. —El gorro no termina de convencerme...

—Te ves linda. —Respondió sin más, avergonzadose luego. —Supongo.

—¿Y si cambio el suéter por uno de otro color? Este no me gusta.

—Me parece bien. No lo sé ¿por qué me preguntas sobre moda a mí, que siempre me visto con los mismos harapos con olor a putrefacción?

—No lo sé, porque fácilmente podría pedirle a Yoko que me ayudara, pero no lo hice, así que siéntete afortunada.

Merlina suspiró y volvió a tumbarse en la cama, para luego oir cómo Enid se adentran a nuevamente en el vestidor. Salió a los segundos, vistiendo un suéter de un color distinto.

Se miró al espejo, algo decepcionada. —Sigue sin convencerme... —Volteó a ver a la gótica, haciendo un puchero. —Merlina ¿crees que estoy gorda?

La Addams se levantó rápidamente y frunció levemente el ceño. —Por supuesto que no ¿por qué piensas eso?

—No lo sé... Tal vez el problema soy yo, no la ropa ¿Tú qué crees?

—Enid, de verdad te ves bien ¿Por qué esto te preocupa tanto?

—¡Es una cita con Ajax, Merlina! Me llevará a uno de los restaurantes más lujosos del pueblo, y quiero verme bien para él. ¿Crees que debería ponerme una faja para que no se me note la barriguita?

Merlina se puso de pie, caminó hasta ella y la tomó de los hombros.

—Enid, tu barriguita es hermosa, tú eres hermosa. Créeme que aunque vistieras un saco de papas, seguirías viéndote bien. No estás gorda, y aunque lo estuvieras, seguirías siendo igual de linda. Si Ajax te dice algo, entonces mándalo a la mierda, porque tú eres la chica más bella que he conocido, y nunca debes dejar que alguien te diga lo contrario.

Los pómulos de Enid se ruborizaron. Esbozó una sonrisa y la abrazó. Ella respondió al abrazo sin rechistar, dando palmaditas en la cabeza.

Merlina se separó por breves segundos de ella. Tomó uno de sus mechones rebeldes y lo escondió detrás de su oreja.

The Other Woman | Wenclair AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora